Unicaja

Dreamland Gran Canaria - Unicaja: Un test de estrés (13:00)

Will Thomas y Alberto Díaz se saludan.

Will Thomas y Alberto Díaz se saludan. / Carlos Guerrero

Gran Canaria-Unicaja. Campeones de Eurocup y Copa del Rey en 2023, hace unos meses. Uno de ellos se colocará en esta matinal de domingo (13:00 horas en la Península, una menos en el archipiélago) con un balance de 1-3 en la Liga Endesa. Es la realidad de la competición nacional más equilibrada de Europa, que no espera a nadie, ni a los buenos proyectos que germinan. Hay que tener paciencia para que lo hagan. Los dos han encontrado un técnico sobre el que construir, Jaka Lakovic e Ibon Navarro, y se han ganado el crédito sobrado para tener tiempo para ensamblar piezas. El Unicaja parecía volar tras la final de la Supercopa y arrasar en Tenerife, pero el coche se le caló en Zaragoza. Ahí hubo una fuga en todos los remiendos que había hecho Ibon para hacer competitivo al equipo en la pretemporada. La actitud no fue la mejor, no fue un Unicaja reconocible. La derrota con Valencia entra dentro de lo posible ante un remozado equipo de Euroliga con más físico. Los canarios han tenido una trayectoria análoga. Ganaron el primer partido, peleado, ante el Manresa. Y después han tenido dos derrotas feas en tierras catalanas, en Girona (88-64) y Badalona (89-75), por mucha diferencia. Se atenuó la sensación con una buena victoria intersemanal en la caliente pista del Aris Salónica en la Eurocup, donde defiende la corona.

El Unicaja está en un proceso complicado de reconstrucción del esqueleto del equipo. Advertía Ibon cuando todo parecía fluir de la llegada de este momento. Y aquí está. “Estoy muy tranquilo”, decía López Nieto el viernes en la inauguración de la Peña Infierno Verde. De puertas para adentro, obviamente, se analiza la situación, pero adelantar los tiempos no suele ser una buena solución. El equipo debe madurar en la adversidad y con varios jugadores cogiendo el ritmo. Alberto no está bien, a Ejim también le ha venido un bajón... Se paga el peaje del Mundial. Y los pívots, el de la inactividad. Nada que no se supiera, pero cuando se sufre hay que apretar los dientes. Y deberá hacerlo, también jugar mejor, defender con un punto más de fiereza, cerrar mejor el rebote, circular mejor la bola, correr... Para encontrar poco a poco la versión que enamoró en la temporada pasada. Los cortejos no siempre son sencillos.

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