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El otro Dylan Osetkowski: Tatuajes, melómano, Pavarotti, Elvis, viajar... Y San Diego

Dylan Osetkowski, en un posado.

Dylan Osetkowski, en un posado. / Javier Albiñana

Dylan Osetkowski, fuera del baloncesto, llama la atención por su larga melena rubia, sus tatuajes, su outfit a veces atrevido. En el vestuario es un jugador muy querido. Como dijo alguna vez Ibon Navarro, fue el único con el que se equivocaron en el scout humano. Los informes eran de un chico introvertido. Es todo alegría, pero también hace mucho por integrarse. Pregunta constantemente al personal del club por detalles muy concretos de Málaga, por conocer el sitio dónde está. Es baloncesto profesional y aspira a lo máximo, pero es consciente de que está en un lugar difícil de replicar fuera de Estados Unidos, de su querida San Diego.

"Me encanta la música. Cuando era niño, probé suerte tocando el saxofón. No me gustaba, pero mi hermano era increíble tocándolo. Mi hermano tocaba la guitarra, yo tocaba la batería. Y la música siempre ha existido. Y para mí, con mi familia, siempre he estado escuchando música. Mi hermano escucha música. Mi papá siempre está poniendo música cuando cenamos en familia. Y entonces mi papá es alguien que correlaciono con Pavarotti. Cuando cenábamos, a mi papá le encantaba interpretar a Pavarotti", explica sobre los dos curiosos tatuajes que lleva en sus pantorrillas. Uno responde al mítico tenor italiano. El otro, al rey, Elvis Presley. "Mi abuela está enamorada de Elvis, así que cada vez que escucho algo de Elvis o veo una imagen de él, algo que a mi abuela le gusta, cada vez que escucho esta música es un punto detonante para mí, para pensar en mi familia. Sabían que era algo que quería tener tatuado en mí y lo hice", razona sobre por qué decidió inmortalizar en su piel esas imágenes.

El tatuaje de Pavarotti. El tatuaje de Pavarotti.

El tatuaje de Pavarotti. / BCL

Cuestionado por su canción favorita de Elvis, se emociona recordando a su abuela: "Hay un álbum de gospel acústico que tiene una canción 'Crying in the chapel'. Esa es una hermosa canción cuya voz no está acompañada por muchos instrumentos. Su voz allí realmente se puede sentir, escuchar su voz. Y esa es la de mi abuela en mi propia mente. Es nuestro álbum favorito".

Este verano, Osetkowski se tatuó la espalda con un gran templo y símbolos sagrados en Tailandia. Allí los tatuajes se confeccionan con un método ancestral y evocan a la mística. Sak Yant, así se llaman, se hacían con una caña de bambú afilada, ahora se usa una aguja de acero de un solo uso. Fue parte de un viaje introspectivo tras su temporada exitosa en Málaga. "Fue mi primera vez yendo hacia el Este, yendo a Asia. Apliqué un poco esas oportunidades que también me da jugar al baloncesto profesionalmente aquí en Europa. Estuve en Alemania, estuve en Francia, ahora en España, viajé por todas partes de Europa. Cuanto más me dedico a la vida, más quiero seguir siendo una esponja y aprender cosas nuevas, conocer nuevas culturas y conocer gente nueva. Fui solo durante dos semanas, así que simplemente me tiré, me despierto, en Vietnam un día, me despierto en Bangkok, Tailandia, al día siguiente y simplemente planifico mi día, voy a conocer a algunas personas, vamos a un museo, consigo algo de comida... ¿Qué tomo de esto? Tomo lo que puedo. Puedo despertarme en un nuevo país todos los días y aprovechar el día al máximo"

"Sirvió un poco de reseteo tras la temporada. Sales durante 10 meses seguidos, con algunos días libres aquí y allá después de los partidos, pero es una temporada larga. Así que esa fue la primera vez, inmediatamente después de dejar de jugar, que simplemente hice un viaje justo después para alejarme de eso antes de regresar a casa para ver a mi familia, ver a mis amigos. Era hacer algo que quería hacer y simplemente hacer algo de tiempo para descomprimirme y alejarse de la temporada", desarrolla Osetkowski, que admite que la temporada es más llevadera en Málaga, aunque no deja de ser dura: "Aún no estoy en ese momento, pero una vez que llegue alrededor de marzo, abril.... Empiezas a echar de menos el hogar y a pensar en el verano. Pero sí, por supuesto, con los jugadores y los entrenadores del Málaga, es muy fácil estar aquí durante 10 meses, en comparación con si estoy en Alemania y en abril todavía hay nieve afuera y estoy corriendo en el gimnasio y voy a mi apartamento sólo para mantenerme caliente. Entonces, si salgo del gimnasio y voy a la playa y hago algo con mis compañeros de equipo, no tengo mucho de qué quejarme".

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