Kendrick Perry y la palabra "sacrificio"

Kendrick Perry (Florida, 1992) vive su mejor momento desde que llegó a Málaga. Una vez comprendido su rol y la filosofía de Ibon Navarro, conociendo mejor a sus compañeros y cómo hacerlos jugar, está dando consistencia y tiene picos muy brillantes como el partido ante el Baskonia, en el que tuvo números espectaculares. Un escenario como la Copa del Rey es un imán para buenos jugadores y el carismático americano se motiva. Los compañeros y técnicos le señalan como un jugador esencial dentro y fuera de la pista, con dotes altas de liderazgo y con buenas energía a raudales que contribuyen a crear un ambiente óptimo.

"Estoy muy ilusionado. Los españoles y los chicos que han estado allí nos han contado lo importante que es la competición y lo especial que es estar allí. Así que es una oportunidad que hay que disfrutar", señala el americano antes de partir a Badalona sobre cuál es la sensación que hay en el equipo previa al partido ante el Barcelona: "Es un partido que nos va a exigir un alto nivel de concentración 40 minutos, quizá con una prórroga. Para nosotros no hay ninguna razón para ponernos nerviosos, para hacer nada diferente de lo que hemos venido haciendo. Somos un equipo serio y que confía, estamos seguros jugando juntos y disfrutamos. Si mantenemos la concentración y nos aproximamos bien al partido podemos tener éxito".

"En Barcelona hubo situaciones que no pudimos controlar, detalles y actitud, y no podemos irnos en ningún momento del partido. Es parte del pasado y eso lo asumimos como parte del aprendizaje. Son los 40 minutos los que hay que estar y tenemos que conseguir esa continuidad", señala como aspecto básico para tener opciones ante el equipo de Sarunas Jasikevicius.

"Tienes que dar el crédito a la dirección del club, hicieron un gran trabajo escogiendo a jugadores sabiendo fortalezas y debilidades que podían conformar un gran grupo. También crédito, claro, para el entrenador y el staff han ayudado mucho construyendo un muy buena química con trabajo dentro y fuera de la pista. Hay que trabajar bien para mantenerlo durante 9-10 meses de temporada, es lo que queremos todos", apunta Perry como una de las claves para la buena trayectoria del equipo, al tiempo que quita trascendencia a las dos últimas derrotas. Admite, eso sí, que para él no fue sencillo cambiar su rol y su manera de jugar en su llegada a Málaga. "Para ser honesto, necesité un ajuste al llegar. Durante toda mi carrera he jugado muchos minutos en los equipos que estuve y teniendo un porcentaje importante de uso. Pero creo que la palabra correcta para definir a este roster es sacrificio. Todos sacrificamos algo para ser parte del equipo y estar en la posición en la que estamos. Es un grupo especial este del que es un orgullo formar parte. El grupo está construyendo algo que está por encima de los individuos. Tenemos objetivos serios y altos. Si todos conseguimos sacrificarnos por el bien del equipo tendremos éxito".

"Me siento muy cómodo", resume Perry sobre su gran momento, ejemplificado en el duelo ante el Baskonia del pasado domingo. El base llega al torneo tras promediar 18,25 puntos, 4 asistencias y 18,75 de valoración de media en los últimos cuatro partidos. "Crédito para el entrenador, insisto, y para el equipo que tenemos. Nos ayudamos unos a otros tengamos malos o buenos partidos. Compartimos tiempo fuera y dentro de la pista. Te acercas a lo que es una familia. Pero tenemos que seguir trabajando y alcanzando el tope de mejora que cada uno puede ofrecer al equipo. El domingo, aunque perdimos, es un partido que individualmente te da confianza. Pero al final del partido los compañeros hablaban conmigo y estaban felices por mi actuación. Es un síntoma de la calidad humana que hay en el equipo. Confían en mí y para mí es especial formar parte de esto".