Unicaja
  • El joven rinconero, con 15 años, 11 meses y dos días, es el jugador más joven en vestir la camiseta del Unicaja en un partido oficial con sus minutos en la pista del Oostende

El histórico debut de Mario Saint-Supéry

Mario Saint-Supéry, en el Oostende-Unicaja. Mario Saint-Supéry, en el Oostende-Unicaja.

Mario Saint-Supéry, en el Oostende-Unicaja. / BCL

Los ancestros de Antoine de Saint-Exupéry, aviador y que pasó a la posteridad por una obra cumbre en la literatura juvenil, El Principito, coinciden lejanamente con los del joven malagueño Mario Saint-Supéry Fernández, que en Oostende se convirtió en el jugador más joven en vestir de la camiseta del Unicaja en partido oficial. Rebajó a Pablo Sánchez, ahora en el CB Melilla cedido, que lo hizo con 16 años y nueve días en 2018 de la mano de Luis Casimiro. La plaga de lesiones en el juego exterior (Mooney, Bouteille y Jaime) propició que el joven de Rincón de la Victoria viajara con la expedición. Y a los 15 años, 11 meses y dos días (5.815 días), Ibon Navarro le ordenó salir al parqué del Versluys|Dôme para debutar en la Basketball Champions League al final del primer cuarto.

Saint-Supéry (2006) es el primer jugador en edad cadete que juega con el Unicaja un partido oficial. Este ejercicio regresó a la disciplina del club después de una temporada en el Novaschool. Había estado desde su segundo año de minibásket (jugando con el preinfantil y el infantil) en Los Guindos, pero con su familia decidió salir de la cantera en 2020 para regresar este pasado verano. Ya entonces hizo parte de la pretemporada a las órdenes de Fotis Katsikaris.

Saint-Supéry empezó a jugar en la Escuela de Baloncesto de Rincón de la Victoria. Allí estaban como entrenadores dos miembros del histórico equipo del subcampeonato del 95, Dani Romero y Gaby Ruiz. Pasó después por Novaschool y El Palo, siempre jugando con niños mayores que él, uno o dos años. Ya entonces destacaba por su fortaleza física y por un detalle que destacan todos los entrenadores que ha tenido: es ultracompetitivo. A veces, de hecho, tiene que canalizar esa energía. Aún sin cumplir los 16 años ya pasa del 1.90 y aún tiene margen para crecer. Alterna las posiciones de base y escolta, también lo hace de alero, a las órdenes de Antonio Herrera en el equipo de Liga EBA, que completa un temporadón, pelea por el liderato de su grupo y luchará por el ascenso a LEB Plata. “Mario la verdad es que está siendo una gran sorpresa, capaz de jugar muchos minutos importantes. Sorprende su madurez, suma mucho, hace muchas cosas distintas en el campo, ayudado porque tiene una actitud espectacular y porque tiene mucho físico”, le define su entrenador, Antonio Herrera, que le ve opciones de crecimiento importantes: “A partir de ahí es capaz de hacer muchas cosas, para nosotros sería en el futuro un 2-1o un 1-2, en ese ejemplo que les ponemos, un Sergio Llull. Lo coge muy rápido todo, es muy buen chaval, entrena muy duro, es muy niño en el buen sentido, no lo parece jugando. Los mayores le cuidan, le quieren y protegen, le veo muy feliz. A la vuelta al club había que ver la adaptación. Puede ser un base capaz de hacer de todo, tiene capacidad para anotar, tirar, tiene entendimiento del juego, sabe por qué se hacen las grandes tareas, por qué y para qué hacemos las cosas. No lo encasillaría en uno o dos, puede ser ese combo”.

Mario Saint-Supéry, en la Minicopa de 2020 en Málaga. Mario Saint-Supéry, en la Minicopa de 2020 en Málaga.

Mario Saint-Supéry, en la Minicopa de 2020 en Málaga. / ACB Photo

En ese proceso de crecimiento, Saint-Supéry iba quemando etapas rápidamente, siempre adelantado a su edad. A Katsikaris le entró por el ojo, aunque no le llegó a hacer debutar estuvo convocado en varios partidos. “Va a ser un gran jugador, tiene un gran un físico natural, unas patas impresionantes, increíble. Y es muy, muy inteligente, pilla todo muy rápido, tiene un buen feeling para el juego, es talento suyo natural. Y eso le puede ayudar a explotar como jugador. Es un proyecto súper interesante, me encanta, tiene carácter, no tiene miedo, con mucho respeto por los demás, pero no es nada tímido. Tiene mucho talento para jugar de base y escolta y ojalá que tenga suerte porque tiene un futuro brillante. Es un chico con mucha educación. A veces esperamos algo espectacular de algún joven, de un talento especial, pero hay varios jugadores que pueden llegar al primer equipo haciendo un rol. Mario tiene las condiciones”, decía Katsikaris, que le tuvo también las ventanas de noviembre y en un tramo durante la Navidad.

Saint-Supéry estudia 4º de ESO en Rincón de la Victoria, donde vive su familia. Como deportista de alto rendimiento utiliza las clases de Educación Física para trabajar específicamente por las mañanas como añadido con el trabajo con el equipo junior y, como ahora, con los mayores, donde lo han acogido bien. Antes de cada sesión llega con tiempo para trabajar bote, manejo y tiro. Marcar cada día a Brizuela o Francis Alonso en los entrenamientos le ha valido para comprobar lo que tiene que trabajar para llegar. Un gran salto llegó este verano anterior cuando, siendo aún de primer año, jugó un espectacular Campeonato de España de selecciones autonómicas cadete y llevó al título a Andalucía. Después también se salió en la convocatoria de España sub 16 en el Torneo de Íscar, en el que fue el mejor de la selección. Seguramente este debut y su temporada en general le haga tener opciones de estar en el Mundial sub 17 que se celebrará en Málaga. Compañeros y técnicos destacan que aún es cándido fuera de la pista, pero que dentro “va a saco”.

Mario Saint-Supéry, arriba a la derecha con el dorsal 5. Mario Saint-Supéry, arriba a la derecha con el dorsal 5.

Mario Saint-Supéry, arriba a la derecha con el dorsal 5.

En el seno del Unicaja se ve a Saint-Supéry como un proyecto claro de primer equipo. Ibon Navarro también se llevó una grata sensación del trabajo durante las ventanas y del amistoso que jugó ante el Covirán Granada, líder de la LEB Oro. Seguramente fue el primer partido de muchos con la camiseta del Unicaja. Queda pendiente llegar a un acuerdo de larga duración para que el se dan ya los primeros pasos.

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