Noche de valientes

Bayern Múnich - unicaja

El Unicaja busca en Múnich la cuarta semifinal europea de su historia.

Tras la impotencia de los primeros duelos, el partido del viernes abre una rendija para creer en la victoria.

El banquillo del Unicaja celebra durante el duelo ante el Bayern en el Carpena.
El banquillo del Unicaja celebra durante el duelo ante el Bayern en el Carpena. / Javier Albiñana
José Manuel Olías

Málaga, 08 de marzo 2017 - 02:18

Múnich es ciudad grande. La capital de Baviera, donde son alemanes, pero algo diferentes. Bien merece un paseo por la Hofbräuhaus y tomarse un litro de cerveza por ocho euros, al lado de donde Hitler empezaba a dar discursos. Rebosa historia, verdor y ya hace menos frío. La grandeza del Bayern, el Baviera, de baloncesto no es aún comparable al de fútbol. Pero el objetivo, con Marko Pesic, hijo de Svetislav, en los despachos y Sasha Djordjevic es serlo a no mucho tardar. Hay mucha carga detrás del partido, el proceso de crecimiento pasa por hacerse fijo en la Euroliga. De hecho, si se abriera alguna licencia el Bayern está en la pole.

Ahí aparece el Unicaja, que está a 40 minutos de clasificarse para la cuarta semifinal europea de su historia. Lo hizo en 2000 y 2001 para jugar después las finales de la Copa Korac. Se cargó, en eliminatoria a ida y vuelta, al Maroussi griego la primera vez y al Maccabi Ramat Gan la segunda. Cómo olvidarlo, en 2007 se ganó al Barcelona, en una eliminatoria a tres partidos, para ir a la Final Four de Atenas. Entonces el encuentro decisivo fue en el Carpena. Hace 10 años que el Unicaja no juega una semifinal europea y sólo separa una victoria de ellas. Espera ya allí el Lokomotiv Kuban al ganador de este duelo.

La sensación de impotencia de los tres primeros partidos ante el Bayern quedó atenuada por el gran ejercicio del viernes. Fue en casa y, como decía Alberto Díaz, con el Carpena defendiendo, valga la redundancia, se defiende mejor. Es una prueba de personalidad alta para el Unicaja. Está reciente el fiasco en la Copa, porque fue decepcionante no ganarle a un Barcelona muy batible. Esta es una prueba más complicada y no hace ni un mes de aquello. Hay síntomas para creer, quien quiera ilusionarse puede hacerlo.

Es un partido en el que no se negocia la intensidad, que se da por supuesta porque si alguien no la pone está muerto. El Unicaja supo ponerse a la altura del físico del contrario el viernes. Es difícil mantenerla en una situación adversa, pero ahí está el quid. Además, hay detalles de partido esenciales. El Unicaja tiene que meter de tres puntos sin que esa sea la base de su estrategia. Tiene que mezclar juego para generar espacios.Si mete 80 puntos o más el Unicaja gana casi el 80% de los partidos. Sólo el 30% con 79 o menos. El factor Nedovic es esencial, ya se sabe la estadística de que si suma 17 puntos o más, 7-0 para el Unicaja. Promedia sólo cuatro en la serie. Si se igualara la batalla por el rebote ante el mejor equipo de la competición en esa faceta habría trecho.

En fin, detalles físicos, técnicos y tácticos. Y de mentalidad, claro. Es una de esas noches especiales, diferentes. Para valientes. En juego, las semifinales de la Eurocup. 10 años después, apetece estar entre los cuatro mejores.

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