Resultado y crónica del Retabet Bilbao - Unicaja

Dos caras y una cruz (98-95)

  • El Unicaja regresa al partido en la segunda mitad con un gran acierto, pero no le basta para ganar

  • El masivo acierto de tres permitió una oportunidad para ganar en Miribilla que no salió

Jaime se lamenta.

Jaime se lamenta. / ACB Media· Efe

Se intenta hacer un acto de fe con este Unicaja, creer en él cuando encadena dos o tres partidos a buen nivel. Pero es un equipo sin consistencia, que se abandona con demasiada frecuencia. No tiene una regularidad, una línea de flotación mínima. Es un equipo ciclotímico. En el baloncesto de hoy en día es habitual medir esfuerzos, contemporizar porque no siempre se puede estar a tope. Pero no sabe hacer eso el cuadro de Luis Casimiro, no administra bien. Si no está al 100% o muy cerquita, competir se antoja imposible. El primer tiempo en el exigente Miribilla fue un ejemplo de esa laxitud.

El Unicaja se agarró al partido tras una esa primera mitad con un acierto extraordinario en el triple en la segunda, en unos cánones habitualmente insostenibles. 8/9 llevaba en ese periodo al comenzar el último cuarto. Eso le permitió competir. Es cierto que con minutos crecientes en calidad a medida que se iba acercando. Pero, de alguna manera, era un artificio según está diseñado el equipo. No será habitual esa conjunción de tino en varios jugadores distintos. La defensa fue muy mejorable. La cantidad de canastas sencillas o mates que metió el Bilbao fue muy alta. Aun así, se fabricó el Unicaja (59 puntos en la segunda mitad) una oportunidad para empatar el partido y mandarlo a la prórroga tras un festival anotador de los dos equipos. El triple de Jaime Fernández, algo forzado, no entró y el partido se quedó en Bilbao. Se salvó al average particular (98-95), pero no es suficiente. Pesó más el deficiente primer tiempo que el gran acierto de la segunda.

De salida, hubo cierto equilibrio, pero rápidamente se quebró. A caballo entre el primer y el segundo cuarto recibió un parcial de 16-3. Había encontrado algo de fluidez con Alberto y Brizuela a la par, pero rápidamente se perdió. Y el Retabet lo aprovechó para acelerar (35-23). Reaccionó el Unicaja con canastas de Jaime, Adams y Waczynski, pero el tiempo muerto de Mumbrú alteró el ritmo del partido y volvió a llevarlo un Bilbao con confianza a rebosar. Un triple abierto de Kulboka, varias canastas de un Bouteille imparable y un triple desde nueve metros de Schreiner sobre la bocina dejaban el marcador (48-36) en una distancia merecida para lo que se había visto.

Casimiro apostó tras el descanso, de salida, por la fórmula de tres bajitos: Jaime-Adams-Brizuela. El equipo había tirado con un pobre 33% en tiros de dos. Y al Unicaja le llegó antes el acierto que el baloncesto. A base de triples, normalmente no ha sido un asidero a lo largo de la temporada, el equipo de Casimiro se metió en el encuentro. Seis triples seguidos sin fallo metió el cuadro malagueño. Jaime, Brizuela, Adams, otra vez Adams, Thompson, una canasta en medio de Gerun, y otro triple de Thompson. El Unicaja bajó de los 15 puntos que había adquirido el Bilbao (53-38) con celeridad. La abrumadora racha de triples que había metido el equipo de Casimiro, cada vez con mejores circulaciones, había propiciado que también se abrieran huecos en la defensa bilbaína, hasta entonces ejemplar. Y también el acierto hizo que el Unicaja subiera mucho su nivel atrás. Algo que hay que corregir. Debe ser al revés.

Los minutos de Jaime Fernández fueron de altísimo nivel. Produciendo y generando juego el madrileño, destrozó la defensa bilbaína y consiguió que el Unicaja se fuera al final del tercer cuarto por arriba (68-71) después de meter 35 puntos en 10 minutos. También Suárez desactivó la zona rival repartiendo desde el poste alto. Cierto es que con un acierto sideral, muy difícilmente sostenible por más tiempo.

La respuesta del Bilbao, muy bien entrenado por Mumbrú, fue fulminante. Un dos más uno de Sulejmanovic y un triple de Rafa Martínez. 53 segundos y tiempo muerto de Casimiro. El partido ya iba en otros niveles de acierto. Aunque al Unicaja le seguía funcionando el triple con bastante solvencia. Uno de Suárez y otro de Adams capeaban las estiradas bilbaínas (86-85). Cuatro tiros libres tras dudosos contactos le daban aire al equipo local. No hay nada peor que un cambio de criterio arbitral en un mismo partido. Lo que se había permitido antes, ahora no. Adams seguía con sus locuras. Cuando salen, bien. Cuando no, ruina. No hay término medio. Lammers, tremendo, demostraba de nuevo que es un pívot de categoría que, en ese rol, cabe en un grande. Catálogo no muy amplio, pero ejecución impecable de las demandas del baloncesto moderno. El Bilbao se iba (90-85), pero un magistral tramo de Brizuela y una recuperación rápida dejaron una última bola para empatar después de dos angustiosos tiros libres de Balvin (98-95). Jaime dispuso de un triple para empatar pero la bola no entró. Y se perdió un partido clave para ascender en la ACB. Ahora viene la Copa, otra historia. Pero queda una imagen de dos caras y en Miribilla salió cruz.

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