Unicaja

Reseteo y cuatro meses de hambre

Ibon Navarro, con Kameron Taylor.

Ibon Navarro, con Kameron Taylor. / Unicaja B. Fotopress / M. Pozo

Desde marzo hasta, ojalá, bien entrado junio queda un apasionante último tercio de temporada de clubes de baloncesto. El Unicaja va masticando la decepción que quedó tras perder en cuartos de final de la Copa. Pero la competición del KO es lo que es, un fin de semana que depende de muchos factores. Un atracón de gloria para uno y diferentes sensaciones para siete. No fue buena la que quedó en el vestuario del Unicaja porque, siendo rivales y partidos diferentes, entroncó con aquella semifinal de la BCL ante el Bonn. Pero es un paréntesis que se abre y se cierra. En ello andan.

El equipo va acumulando sesiones de trabajo, aunque hasta el jueves no se incorporarán los internacionales. Ibon privilegió el descanso y la recuperación física y mental para recoger frutos más tarde, como sucedió el año pasado. El nivel de baloncesto que ha desplegado el Unicaja hasta ahora ha sido excelente, se ha convertido en una máquina de ganar. El equipo ha disputado 34 partidos oficiales hasta el momento y su balance colectivo es 26-8. Cuatro derrotas llegaron en ACB, dos en BCL (prácticamente intrascendentes), la final de la Supercopa y el partido de cuartos de Copa ante el Tenerife. Por cada partido que se pierde se ganan otros tres. Es un balance que se firmaría con sangre hasta final de temporada porque equivaldría con alta probabilidad a tocar plata, aunque el nivel de dificultad irá creciendo conforme transcurra la temporada.

El duelo del sábado ante el Surne Bilbao, para el que apenas quedan entradas a la venta, marca la vuelta a la competición tras más de dos semanas. Hay retos apasionantes por delante. Estar en los cuartos de final de la Basketball Champions League parece bastante cercano, amarrando los dos partidos en casa ante Cholet y Strasbourg y maneniendo el average con el Tofas Bursa se será primero de grupo. Este jueves hay reunión del board de la BCL, en el que está presente el Unicaja desde hace unos meses, y puede haber alguna novedad con el asunto de la Final Four. Tras las dos últimas experiencias se palpa que no vendrá a Málaga.

Y qué decir de la ACB, donde el equipo tiene una muy sólida segunda posición, con tres victorias de ventaja sobre el tercero y a sólo una del primero, que viene en tres semanas al Carpena. La posibilidad de tener ventaja de campo hasta unas hipotéticas semifinales seduce, aunque la eliminatoria de cuartos de final será durísima en cualquier caso jugándose al mejor de tres partidos y con muy escaso margen de error.

Pero eso es ir demasiado lejos en el tiempo. Se debatía tras la derrota ante el Lenovo si Ibon tenía que hacer algún cambio en la manera de afrontar partidos a vida o muerte, si reducir rotaciones, modificar roles... Suele suceder tras una decepción que se cuestiona todo, pero la manera en que se ha llegado hasta donde se está ha sido con una filosofía identificable y que ha dado grandes resultados, cambiando una tendencia que parecía irreversible. Realizar ajustes es lógico en la idea de cada entrenador conforme transcurren las temporadas. Pero la base está para seguir disfrutando de Unicaja que tiene cuatro meses de hambre.

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