Resultado y crónica del Unicaja-MoraBanc Andorra

ADN Guindos (84-75)

  • En un ambiente crispado y con protestas del público, el Unicaja saca adelante un partido complicado con Alberto Díaz y Rubén Guerrero al mando

Rubén Guerrero realiza un mate.

Rubén Guerrero realiza un mate. / Javier Albiñana

Hay un caldo de cultivo raro en el Unicaja. La bronca a Casimiro en la presentación va aumentando de decibelios, aparece una pancarta contra el palco, el equipo se va entre pitos al descanso cuando marcha arriba en el marcador (43-42) tras dominar por 10 puntos y en un momento de atasco. La bronca se recrudece entre el tercer y el último cuarto cuando la persona con la pancarta, que pide la dimisión del presidente, se acerca al palco entre vítores. Justo en un momento delicado del partido, con dos abajo. No es normal esa crispación y es evidente que hay una fractura.

Quizá ese momento sirvió de catarsis. A veces también es necesario un momento de tensión o una discusión para limpiar el ambiente. Surtió efecto. En ese momento de máxima exigencia, la respuesta del equipo sobre la pista fue espectacular. Con el ADN Guindos chorreando sobre el parqué. El de Alberto Díaz y Rubén Guerrero, que se hizo mayor de golpe. Hasta enfrente percutía duro Dejan Todorovic, otro jugador de la casa. El base cambió el partido desde una defensa extraordinaria y con tres triples en el cuarto final que fueron una bombona de oxígeno. El pívot, constante durante todo el partido, en unos niveles altísimos de producción para sus cánones habituales, hizo daño a los pivots andorranos e impactó mucho. El resultado final (84-75) deja al equipo en segunda posición momentánea, aunque ya puede cerrar la clasificación a cuartos de final el próximo miércoles si gana al Tofas Bursa y el Joventut pierde en Andorra.

Pese a que ya había tensión previa, empezó bien el Unicaja el partido, con algún problema atrás pero moviendo bien la bola y anotando triples por medio de Toupane, Thompson y Jaime, lo que siempre ayuda a la fluidez del equipo. En cuanto Hannah empezó a carburar, el MoraBanc se fue metiendo en el partido. Después de que el Unicaja disfrutara de 10 puntos de renta, con buenos minutos de Rubén Guerrero en su primera rotación, apareció en el partido Dejan Todorovic. El serbio, con parte importante de formación cajista tras varios años en Los Guindos y afortunadamente de vuelta al baloncesto de alto nivel tras varias lesiones graves, castigó la laxitud defensiva de Waczynski y en un parpadeo le metió 12 puntos para equilibrar el partido. No dejó el Unicaja de marchar por arriba. Jaime Fernández intentaba crear juego, pero poco a poco se iban cerrando huecos. Y el equipo empezó a sentirse cada vez más incómodo. Pese a irse arriba en el marcador, las sensaciones eran malas.

No mejoraba el panorama en el tercer cuarto. Progresivamente iba imponiéndose el ritmo de Hannah. El Carpena se encendía con algunas señalizaciones arbitrales, pero el Andorra se marchaba con Hannah partiendo la zona y con otro triple de Todorovic (55-61). Una situación delicada en la que el Unicaja intentó engancharse desde la defensa. Contuvo al MoraBanc varios ataques y puso un primer torniquete a un partido que amenazaba con marcharse. Sucede que costaba mucho meter puntos. Un palmeo de Rubén Guerrero y dos tiros libres de Carlos Suárez estrechaban (59-61) al final del tercer cuarto, cuando se producía un gesto que delataba el nerviosismo y el descontento reintante. Un aficionado con una pancarta en la que pedía la dimisión de Eduardo García se acercaba a la zona de palco entre los vítores de un sector importante de la afición. Cuando un miembro de seguridad acudió a pedirle que la quitara, entre los abucheos de un sector del público, el propio presidente pidió que no fuera así.

Justo ahí, en un momento de tensión altísima, se vio la mejor versión del Unicaja. Con sangre en el ojo y mucha rabia, el equipo siguió defendiendo a un nivel altísimo, concediendo pocos tiros y en forzadísima posición para el Andorra, con un parcial de 12-0 a favor que encarrilaba el partido, llevaba a salir de una situación muy delicada, con un Carpena volcado ahora. Capital Alberto Díaz, con dos triples, uno de ellos en carrera tras robar un balón atrás. Había elevado el nivel defensivo el malagueño a unas cotas prohibitivas para casi todos los jugadores. Las canastas de Rubén Guerrero valían dos puntos, pero simbólicamente eran el doble por cómo se celebraban. Acabaría con una sensacional carta de 13 puntos, ocho rebotes y un gran impacto en el partido. ADN Guindos al rescate. Otro triple de Alberto Díaz llevaba la renta por encima de los 10 puntos y daba tranquilidad para rematar el partido.

Fue una noche extraña, eléctrica, en el Carpena. Con truenos y rayos y también con un final feliz. El choque denota que hay tensión, y no es buena seguro, pero también recuerda que hay una afición viva que aprieta. Igual se recuerda como el inicio de algo grande. La reacción del equipo en un momento crítico fue sensacional. Con la bandera de Los Guindos sobre el parqué.

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