Sima: "Del Unicaja me ha sorprendido su magnitud, la cultura de baloncesto que hay en Málaga"
"Este equipo tiene una gran alegría, la gente viene aquí con muy buen humor y ganas de trabajar; lo mejor es su gen competitivo", reflexionaba el gerundense
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Entrevista amplia de Yankuba Sima con los micrófonos del Unicaja, espacio para conocer de forma más cercana a los jugadores malagueños. Se acerca un año desde su llegada a Málaga, meses intensos de un proceso que experimenta un momento actual "genial. El año pasado aspiramos a los tres títulos. Nos quedamos cortos en BCL y en ACB se dio un salto grande. Estamos creciendo, demostrando de lo que es capaz este equipo. Seguimos en la misma línea. Que continúen once jugadores es bueno porque no nos tenemos que adaptar a un estilo, lo que pida Ibon, poco a poco hemos ido cogiendo forma y ahora estamos en un momento espléndido. Lo especial es el gen competitivo. Queremos más y no nos ponemos techo. A luchar por los mayores títulos posibles". Sima profundiza en lo que más le ha sorprendido desde su fichaje por el Unicaja. "Su magnitud. Antes sabía que el Unicaja era un club grande, pero no te das realmente cuenta hasta que llegas aquí. La cultura y cómo se admira al jugador. En el grupo, la química que se respira día a día. Hacemos planes fuera de la pista, eso es bueno y se refleja después en la cancha. En la calle todo el mundo nos conoce y apoya, eso es muy bonito. Este equipo tiene una gran alegría, la gente viene aquí con muy buen humor y ganas de trabajar. Estamos de bromas siempre, pero cuando hay que meterse nos metemos. Venir con ganas de trabajar, pero a la vez pasarlo bien. Son factores que ayudan".
Inicios en Girona. "Lo curioso es que empecé jugando al fútbol cuando tenía 6 años en Girona. Lo hice porque era muy popular, entre mis compañeros de clase y amigos, bajábamos al parque. Pero es un deporte que no me enganchó mucho, aunque soy aficionado. Mis dos hermanos mayores ya jugaban al baloncesto, uno estaba en la cantera del Barça y lo admiraba mucho. Fui a partidos en mi barrio y desde el primer momento me enamoré, se me dio bien. Siempre he dicho que hay una persona que hizo que me enganchara: Lluís Barniol (entrenador de cantera en Girona fallecido en 2018). Me introdujo cuando tenía 7 años. Era un niño que me encerraba en el pabellón y costaba sacarme de ahí, junto con mis hermanos. Crecimos en una casa con gran afición al basket. Mis padres me llevaban mucho a ver al Girona, también jugué en esa cantera. Había un gran proyecto. Mi primer ídolo fue Marc Gasol. Siempre le he admirado como jugador y persona. He tenido la fortuna de conocerlo y creo que es un gran referente para mí", recordaba
"Mi paso por Estados Unidos me ayudó a aprender otro tipo de baloncesto, que es diferente al de aquí. A evolucionar fisicamente. Antes era un jugador al que le faltaba físico. Tenía buen entendimiento por las grandes canteras que hay en España. Allí crecí en físico y tuve la oportunidad de tener a grandes entrenadores como Chris Mullin. También jugar en universidades de alto nivel que me ayudaron en competitividad y al hambre, para intentar ser mejor jugador. Y al llegar a España lleva un proceso. Siempre digo, a mis compañeros y amigos, que he tenido el privilegio de trabajar con tres de los mejores entrenadores de la ACB: Joan Peñarroya, Pedro Martínez e Ibon Navarro". Trampolín a su carrera en esa 21/22 en Manresa, el equipo de moda esa temporada. "Siempre que pienso en el último año de Manresa me da risa. Fue un año especial. Hicimos un grupo que actualmente estamos en contacto, los considero familia. Un año redondo porque hicimos historia, e individualmente fue el que más crecí junto a mis compañeros. Lo recordaré toda mi vida. Felicidad, alegría y mucho cariño".
Y la llamada desde Málaga para sustituir a Lima. "Fue un cambio de 180 grados. Venía de una situación donde no estaba cómodo. Aquí se me dio la oportunidad de venir, a un equipo además en muy buena dinámica. No era mi mejor momento en lo físico y confianza me costó un tiempo adaptarme, coger ese fondo. Pero Ibon y mis compañeros siempre tuvieron paciencia conmigo y ayudarme. Me dejan que cometa errores para seguir creciendo, eso es muy importante en este grupo. Ibon me está ayudando mucho. Le veo como un mentor y tiene mucha paciencia conmigo, algo que valoro. Es una persona que se preocupa para que estés bien mentalmente, tanto dentro como fuera; habla bien de él y cómo gestiona el equipo. Tiene mucho mérito lo que hace", verbalizaba Sima, que tiene un recuerdo "agridulce" de la Copa. "Recuerdo la frustración de querer ayudar a mis compañeros en pista, porque no sabes si vas a volver a una final así. Es mi primer título. Después estaba muy contento por los chicos y la celebración. Echas la vista atrás y te das cuenta de todo.
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