Resultado y crónica del UCAM Murcia-Unicaja

El Unicaja da cada día más pena (81-68)

  • Bochornoso partido del Unicaja en Murcia, donde nunca tuvo opciones de ganar y perdía por 22 puntos al descanso

  • Seguirá en play off, pero sin margen de error

Mate de Cate ante Thompson.

Mate de Cate ante Thompson. / ACB Photo

Se corre el riesgo de ser reincidente y pesado, pero más contumaz en ser ridículo y un alma en pena es este Unicaja que pide a gritos que se acabe la temporada. La competitividad y la profesionalizad se exige, el equipo malagueño acabará la jornada estando en play off y dependerá de sí mismo en los cuatro partidos que le quedan para estar en las eliminatorias por el título. Es de ley pedirle que pelee por estar ahí, es la base del deporte y el deseo de cualquier aficionado. Ilusionaría en otra circunstancia enfrentarse al gran Real Madrid de Laso en cuartos de final. Pero se ve tan imposible siquiera competir y cuesta tantísimo sacar tiempo para ver los partidos del equipo malagueño, contemplar cómo se arrastra ese escudo y esa camiseta, que es tentador tirar la bandera blanca y desear que el 23 de mayo, Covid-19 mediante, lleguen las vacaciones.

En Murcia hubo otro ridículo espantoso, ni compitió el equipo malagueño, zarandeado por un rival con sangre en el ojo y hambre tras dos derrotas. Perdía al descanso ya el Unicaja 46-24. Tuvo un poco de amor propio en el tercer cuarto para rebajar hasta nueve puntos. El resultado final no fue escandaloso, pero es hacerse trampas ser indulgente (81-68). Impotencia a todos los niveles. El UCAM Murcia era un equipo junior quitándole rebotes a los infantiles de Los Guindos. Incapacidad para crear en ataque más allá de los impulsos individuales de Jaime Fernández y Darío Brizuela, desquiciado en la segunda mitad. Pulsiones de jugadores de un calibre que no es el del actual Unicaja, pero que también deben mirarse a sí mismos. Desde el banquillo tampoco hay soluciones. Katsikaris ha verbalizado y diagnosticado públicamente los gruesos defectos que tiene este equipo y se le agradece que haya una voz dentro del silencio atronados en la entidad. Pero el equipo recibe menos puntos, pero ataca peor, hay menos fluidez. Las sensaciones son las mismas que en los dos últimos meses de la era Casimiro. A este equipo, en diciembre, se le ganó en el Carpena por 102-81. En Murcia era un equipo cósmico que ridiculizó durante el grueso del partido al Unicaja partiendo desde una agresividad muy alta que acabó en un festival ofensivo. Sólo hubo partido en el primer cuarto, con los dos equipo muy negados ante el aro (15-12). Se mantuvo el equipo malagueño gracias a los errores del rival. A poco que empezaron a entrar los triples locales (falló los ochos primeros), la distancia comenzó a subir de manera exponencial.

Se puede y se debe criticar al equipo, pero realmente quizá se contagie, más allá de los problemas estructurales del plantel, de un club está en un estado vegetativo preocupante. La ausencia de público en el Carpena ha evitado protestas sonoras y más hirientes. Y no se escuchan igual en las redes sociales. Más de un mes sin presidente, con un director deportivo que está más fuera que dentro, con la pelota en el tejado de las altas esferas sin que se desbloquee una situación en la que no hay ganadores, sólo perdedores. Es difícil abstraerse para un vestuario en el que hay mucho jugador nacional y de la casa, que es permeable al ambiente, que reconoce dónde está. Y tampoco hay mayor exigencia ni nadie que ponga la cara colorada más allá de alguna bronca puntual que pueda echar el entrenador. Hay buen tiempo, el grueso de la plantilla vive al lado de la playa, como se encargan de demostrar en redes sociales. Se cobra al día, la presión es bastante relativa para lo que era en otra época. Era curioso comprobar cómo eran los chavales, Pablo Sánchez y Pablo Tamba, los más activos desde la banda.

El equipo tuvo un rapto de orgullo y amor propio en el tercer cuarto, quién lo diría, con Deon Thompson al comando. El californiano, quizá buscando dejar un buen sabor de boca en el final de temporada para un contrato el año que viene en otro equipos, metió 12 puntos en el cuarto, tirando y teniendo presencia en el rebote, también para poner algún tapón. El UCAM estaba algo obturado y al final del tercer cuarto (57-45) parecía que podía haber partido.

Después de un triple de Waczynski (el polaco también fue parte activa de ese amago de remontada) el Unicaja perdía por nueve puntos (57-48). Pero fue un espejismo. El UCAM Murcia rápidamente se puso en órbita de nuevo, encontró los habituales boquetes de la defensa cajista para anotar canastas sencillas. Y el Unicaja volvió a atacar sin mucho sentido, sin capacidad para encontrar ventajas.

Así se fue otro partido, en el que se salvó al average (+21 en la ida) con el equipo murciano. Nada de consuelo porque no se compitió, no hubo opciones reales de ganar en ningún momento en la pista del 12º clasificado. Cada día da más pena.

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