El marbellí Rubén Guerrero se marchó rumbo al Obradoiro para las dos próximas temporadas, donde espera desarrollarse a las órdenes de Moncho Fernández, tener minutos y progresar en los aspectos del juego en los que en el Unicaja parecía más estancado. Pero el club malagueño se reservará la opción de recuperarlo en 2024, cuando acabe ese vínculo.

Así se recoge en el acuerdo entre las partes. El Unicaja no acudió al derecho de tanteo, pero a cambio se reservó esa opción. En Los Guindos sigue pensándose que Guerrero es un jugador que puede llegar a ser válido, con características que escasean. Ya jugó tres temporadas más un tramo final de la 2018/19 con el club en el que se formó, pero el capítulo puede no estar cerrado en el futuro. Al menos, esa opción existe y está recogida. Tendría 28 años en ese momento.

Ahora, el propósito del jugador, como explicaba en sus primeras palabras como miembro del equipo gallego, es crecer, quizá en un ambiente en el que tenga menos presión, como él mismo reconoció alguna vez que le sucedía en casa. “Quiero aportar energía y dureza, una presencia en ataque y defensa en la pintura. Me gustaría, sobre todo, ser capaz de aportar más en ataque de lo que he aportado hasta ahora. Creo que precisamente la forma de juego del Obra y los entrenadores me ayudarán mucho en esto. Y en defensa, quiero mostrarme siempre sólido y ayudar al equipo en todo. Me parece un sitio en el que puedo encajar muy bien y donde creo que puedo aportar mucho”, explicaba Guerrero.

De esta manera, el Unicaja se guarda opciones con pívots de la casa en la recámara para el futuro. El año próximo (2023) podría recuperar a Yannick Nzosa, cuya cesión al Coosur Betis será oficial en las próximas horas. Entre todas las partes se ha decidido que Sevilla es un destino ideal para el jugador para continuar su desarrollo. La elección de los Washington Wizards es a largo plazo, como la propia franquicia expresó. No le empleó en la liga de verano en Las Vegas, aunque vigilará su progresión. La idea, con un partido por semana, es que el jugador congoleño siga una rutina física para fortalecer su cuerpo, uno de los retos para crecer como jugador para aspirar a la NBA.