Unicaja

Preocupación en el Unicaja por Alberto Díaz y Kendrick Perry

  • Ibon Navarro tiene a la pareja de bases al límite, obligado a monitorizar el minutaje de ambos

  • "Tienen riesgo de lesión: la rodilla de Kendrick no está bien y Alberto nos dio un susto", decía el técnico

  • La primera gran noche de Mario Saint-Supéry

Alberto Díaz, en el calentamiento del Unicaja-Limoges

Alberto Díaz, en el calentamiento del Unicaja-Limoges / FIBA

El Unicaja había presumido hasta hace poco de adolecer de problemas físicos, salvo la lesión desgraciada de Augusto Lima a finales de diciembre. El trabajo del cuerpo técnico en esa primera mitad de temporada fue extraordinario, supeditando cada detalle para disminuir el riesgo de dolencia en los jugadores, ayuda el contar con una plantilla larga, también esa pizca de fortuna. Pero el transcurso de la competición puso todo en su sitio, tarde o temprano tenían que llegar los infortunios, y al Unicaja le ha llegado todo de golpe, además por esa consecuencia, bendita, de haber ganado en Badalona. Hay que lidiar ahora con una plantilla muy castigada y lejos de retomar esa frescura, al menos a corto plazo. Los casos que más preocupan en el club son los de Alberto Díaz y Kendrick Perry, jugando estos últimos partidos al límite y sin poder proporcionarles oxígeno; las demandas del calendario tienen más peso en esa balanza, además de lo mucho que hay en juego, más en los días que vienen. Sí, ese partido en Atenas, pero difícilmente el conjunto cajista pueda llegar en condiciones óptimas.

"Necesitamos controlar muchos los minutos, porque además hay riesgo de lesión, la rodilla de Kendrick no esta bien, Alberto nos dio un susto, y para ello tenemos que recurrir a Mario", desvelaba Ibon Navarro el pasado miércoles. Ambos no pararon tras la Copa, tampoco un mísero descanso en estos últimos días, al final todo va pesando. No se puede permitir el Unicaja en ningún caso perder más jugadores, ya sería insostenible, precisamente la gran fortaleza de este equipo es el tener un reparto generoso de minutos entre doce. Y por el hecho de perder soldados, va implícito el aumentar la carga de los sanos, por lo que también hay que jugar con eso. No han llegado los malagueños a un punto crítico, pero solo toca rezar para que no haya más desajustes. El último en caer fue Brizuela, por suerte se le pudo reservar frente al Limoges, y debería llegar al domingo ante el Barça.

La rotura del sóleo de Djedovic fue un mazazo, ese jugador bisagra que hace de todo, habría permitido dar descanso a alguno de los bases. No volverá el bosnio hasta dentro de un mes aún, se va a hacer eterno además por una cuestión cuantitativa. En ese debate interno que existió en el club sobre reforzar al equipo, era este precisamente el escenario que se quería evitar, el tener a muchos con la lengua fuera. Pero con el colchón de haber cosechado unos resultados magníficos hasta la fecha, ese quinto puesto en Liga Endesa que aún es propiedad del Unicaja, y un buen bagaje en BCL, pues podía haber algún accidente sin consecuencias. El partido de Atenas es el día de dar otro golpe como sea.

Y para colmo, ese virus intestinal que ha azotado a parte de la plantilla, y no es el primero que entra en ese vestuario. Asuntos banales que van llenando la mochila. Veremos si el Unicaja puede recuperar algo las piernas el próximo domingo ante el Barça, hay algo de margen, con una parte del subconsciente pensando en el AEK. Primero la salud de la plantilla, con Alberto Díaz y Perry al borde del precipicio.

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