Yannick Nzosa, el jugador del Unicaja cedido al Real Betis, fue operado en el Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de la capital hispalenses de la rotura del tendón conjunto de los isquiotibiales de su pierna derecha, de la que había recaído un par de veces y que sólo le habían permitido jugar cinco minutos oficiales en la temporada 2022/23. Una campaña que estaba destinada a ser de recuperación de la confianza para el jugador congoleño está siendo un infierno.

Los problemas físicos han acuciado a Nzosa desde poco después de su aparición en la élite, tremenda y que ilusionó a todos. Ya en el tramo final de la primera temporada tuvo problemas de pubis. En la segunda también arrastró otras dolencias que le impidieron jugar las ligas de verano después de ser elegido en la segunda ronda del draft por Washington Wizards. El Unicaja y los agentes del jugador acordaron que la cesión a Sevilla, con el entrenador que le había hecho debutar en la élite, Luis Casimiro, era una buena opción para recuperar sensaciones y sentirse importante para tener minutos en un equipo cuya confección invitaba a pensar en que tendría hueco. De hecho, está echando de menos el equipo bético su aportación, ahora colista.

Se enfrenta ahora Nzosa a una baja prolongada de varios meses que le tendrá de baja hasta bien entrado 2023. Cuando se aborda una operación para operar un músculo se toma como última decisión después de que se vea complicado recuperarlo de manera natural. Es por ello que se decidió acometer la operación del jugador congoleño, que afronta un proceso de recuperación para volver a estar físicamente a buen nivel.