Unicaja

El adiós definitivo del guerrero Alfonso Sánchez

  • Después de una carrera cercenada por las lesiones pero muy digna, el malagueño se retira de las pistas con 33 años tras año y medio sin jugar

Alfonso Sánchez, en su etapa en el Unicaja.

Alfonso Sánchez, en su etapa en el Unicaja.

Alfonso Sánchez, un guerrero del baloncesto, pone fin a su trayectoria como jugador. Desde el final de la temporada 2017/18, cuando acabó la temporada con el Betis, no jugaba. Hace unos meses tomó la decisión definitiva, que comunicó durante este encierro colectivo por el coronavirus.

Una carrera marcada por las lesiones, en sus rodillas y en su mano derecha, la de tiro. Recaídas, diagnósticos poco certeros, operaciones que no salieron bien... Con 20 años tenía minutos de calidad a las órdenes de Sergio Scariolo en el equipo que se reconstruía después del cielo de la ACB y la Final Four. Habitual en la selecciones españolas, entonces subcampeón de Europa sub 20 y titular al lado de Sergio Llull, Pau Ribas y Beirán, una rotura del ligamento cruzado de la rodilla fue el principio de su calvario.

Pero siempre acabó Alfonso recomponiéndose. Encontró aire en el Clínicas Rincón, también en unos meses claves en Manresa que le dieron la oportunidad de fichar por el Betis, en su último club. No fue la carrera que se anunciaba cuando jugaba en Los Guindos y destacaba consolidándose después en la estructura de un equipo campeón. En condiciones normales, un jugador para estar 12-15 años en el primer equipo. Pero fue una carrera dignísima en la que sumó casi 200 partidos de ACB.

En una emotiva cara, que reproducimos a continuación, Alfonso comunicaba su adiós definitivo:

"Hace meses que tomé una de las decisiones más difíciles e importantes de mi vida: dejar de jugar al baloncesto. Y ahora, con tanto tiempo libre en casa, ha llegado el momento de comunicar que pongo punto y final a mi carrera como como jugador profesional. Me retiro dadas las circunstancias generales personales en las que me encontraba y en particular al estado de la lesión de mi mano derecha.

En un día como hoy me gustaría dedicar unas palabras a expresar lo que siento. No sé si lo conseguiré, resumir tantos años de vivencias es difícil, pero voy a intentarlo.

Tarde o temprano este momento llegaría. Siento que el deporte no ha sido del todo justo conmigo, pero como esta vida no va de juzgar, he aceptado, respetado e intentado superar cada situación o circunstancia que me ponía por delante. Siempre intentando ver el lado bueno de las cosas.

El baloncesto es mi pasión; intentar darle rutina al dolor ha sido cada temporada más difícil. He disfrutado de cada momento bueno vivido y tengo claro que las malas experiencias me han formado como persona. Me he dejado todo lo que tenía en cada pabellón que he pisado. Me ha enganchado el intentar superarme año tras año. He sido feliz. Ha merecido la pena. Me llevo una mochila llena de amigos y aprendizajes para aplicar.

Gracias Toa Paterna por inculcarme el aprendizaje de la tolerancia a la frustración, siempre has estado muy presente en mí. Como decías, vivir siempre es un intento más.

Gracias Sergio Scariolo, por darme la oportunidad, el reto de demostrar a qué nivel estaba preparado para ayudar al equipo; aquella Final Four de Atenas es uno de los mejores recuerdos que guardo. Ser canterano y jugar en el equipo de tu ciudad es un sueño hecho realidad para mí.

Gracias Francis Tomé, en una etapa difícil me obligaste a seguir luchando, disfruté tirándome al suelo una y otra vez; por ti, por lo que nos hacías creer a los niños y a mí.

Por supuesto, GRACIAS, Mario Bárbara, Ale Ballesteros, María López y Enri Salinas; me cuidasteis cuando todo se puso cuesta arriba. Siempre me gusta recordar, como durante la recuperación de una de mis lesiones, en la camilla de al lado, se quejaba un desconocido que ahora es uno de mis mejores amigos, Pepe. Gracias por estar ahí.

Me hubiera gustado despedirme de otra forma. Supongo que todo jugador sueña con poder retirarse con un último partido "en casa" delante de "su gente". Las circunstancias mandan una vez más; también por eso escribo esta carta.

No encuentro la manera de agradecer a mis padres y mis hermanas todo lo que han hecho por y para mí durante todo este tiempo; he sido el centro de muchas decisiones familiares, siempre apoyando y respetando mis intereses y mis prioridades. Gracias por este sacrificio. Gracias mamá, papá, Laura y Mariki para asesorarme y aconsejarme. Gracias por tantos kilómetros. Me hubiera gustado dar muchos más buenos momentos.

Al resto de mi familia, amigos, a mi gente, inmensamente agradecido por vuestro apoyo y compañía todos estos años. Agradecido también a todos los que de una forma u otra han estado vinculados a mí durante este trayecto.

Gracias Marbella, Málaga, Alicante, Santiago, San Sebastián, Ourense, Manresa y Sevilla. Cierro esta etapa orgulloso. Ha sido un placer. Un abrazo".

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