Los cimientos de una identidad
El Unicaja ganó tres de sus cuatro últimos partidos, en los que no recibió en ninguno más de 76 puntos
Alberto Díaz jugará con máscara
Todavía es pronto, el arranque de la temporada, para hacer juicios sumarios, pero sí se adivinan tendencias sobre hacia dónde va el Unicaja en esta temporada. Las señas de identidad hunden las raíces en la defensa. Hay más problemas a la hora de atacar, sobre todo cuando hay que elaborar en estático pero se detecta un empaque y competitividad, salvo en un gran trecho del partido ante el Baskonia, del que el equipo cajista había adolecido. La sensación general es que los partidos ante Gran Canaria y Girona se hubieran perdido temporadas atrás.
63 puntos el Gran Canaria, 76 el Dinamo Sassari, la misma cifra el Real Madrid y 59 el Basquet Girona. Son las cifras encajadas en los cuatro partidos oficiales disputados en el pasado mes de octubre. Hay datos comunes. En los tres partidos de ACB los rivales se han quedado bastante por debajo del 30% en los triples (4/18 los canarios, 4/20 los blancos y 4/14 los catalanes). La importancia en el baloncesto moderno del triple es capital, no sólo por la productividad en sí, también por los espacios extra que conllevan.
Esa solidez defensiva, lógicamente con puntos de mejora, da una estabilidad alta para mantenerse en los partidos, incluso en los malos momentos. Cierta relación con esa disciplina y deseo colectivo tiene el rebote de ataque. En la era de Joan Plaza en el banquillo, el Unicaja tenía los mejores índices de Europa en esa faceta del juego, pero progresivamente fue perdiendo capacidad para recoger tiros fallados, también por el empobrecimiento físico de las plantillas. En estos siete partidos oficiales, el Unicaja siempre ha estado en dobles figuras reboteadoras en ataque y en el partido de Girona, por ejemplo, fue clave esa faceta para amarrar el partido.
Tras cuatro jornadas, el Unicaja es el equipo que más balones pierde (17) y también el que más recupera (13.5) en la Liga Endesa. Es parte del ritmo alto que se quiere imprimir, pero hay que tener un mejor cuidado de bola, como ha repetido Ibon Navarro tras más de una comparecencia. Pero es pronto para afirmaciones categóricas cuando los datos no están asentados. Pasado el primer tercio de competición habrá un mapa más claro. El staff técnico cajista maneja datos de mucha más profundidad en estadística avanzada. Normalmente, se oscila entre 70 y 75 las posesiones que tiene un equipo en cada partido. De optimizarlas depende el éxito de cada equipo.
En este mantenimiento del listón defensivo es clave la implicación de los jugadores hasta el final de la rotación y acatar roles. El ideal de que todos los jugadores tengan buenos números es imposible, pero sí se les pide que hagan su labor, que puede ser hacer dos faltas al bueno del otro equipo, poner bloqueos poderosos o jugar sin balón. Influye, claro, la presencia de jugadores como Augusto Lima o Melvin Ejim, que multiplican el nivel físico y ya no es sólo Alberto quien lleva la bandera y se pone ante las balas. En una franja entre los 10 minutos de Barreiro y los 22 de Djedovic se mueven los 12 jugadores del equipo malagueño en este primer mes de competición. Ganar es clave también para sembrar y aceptar esas labores no tan gratas. Son los cimientos que intenta levantar Ibon Navarro en este Unicaja.
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