Crónica y resultado del Unicaja-Herbalife Gran Canaria de pretemporada

Una visita al espejo (75-83)

  • Nueva derrota del Unicaja en un partido donde se notó mejoría, pero donde paga caro las facilidades dadas en la pintura

  • Tuvo la baja de última hora de Brizuela por lesión

Gerun intenta anotar ante la presencia de Wiley.

Gerun intenta anotar ante la presencia de Wiley. / unicaja b. photopress

Nueva derrota del Unicaja, que exhibió en Benahavís un fiel reflejo de lo que es hoy en día. Un equipo que no está tan compensado como presumía Luis Casimiro hace unos días. Cuando entraron los triples voló en la pista, aunque no sacó todo el jugo que debiera, pero cuando esa puerta se cerró fue inferior al Herbalife Gran Canaria. Un club que ha hecho una plantilla de mucho nivel y que tiene mimbres para volver a dar más de un susto. La ha puesto en manos de Porfi Fisac, que pone su sello y cambió el partido al descanso. Ahí cimentó una victoria que debe dar confianza a los isleños. Y también una enseñanza a los cajistas. Por ahora hace falta una versión depurada para superar a equipos de igual o similar potencial. Bien es cierto que el entrenador no pudo contar con Brizuela, Jaime Fernández, Suárez o Milosavljevic, todo sea dicho. 

La pareja Wiley-Costello hizo un destrozo por dentro, campando a sus anchas tras el paso por vestuarios. 36 puntos entre ambos y la percepción de que no había antídoto para frenarlos. Su pares cajistas sumaron 10. No pudo contenerlos el Unicaja en defensa, ni tutearlos en ataque. Se cerró la vía del triple (nueve al descanso y se terminaría en 12) y se cercenaron las posibilidades de optar al triunfo. Para dar alcance de esta sequía, sobre todo en la salida de vestuarios, se metieron los mismos puntos (30) en el segundo cuarto que en los últimos 20 minutos. El equipo malagueño se echó a lomos de Francis Alonso (23 puntos y otra notable tarde) y Bouteille (14), pero por entonces el ataque ya era previsible. Nadie abría el campo desde dentro y taponar a las dos metralletas verdes era más sencillo. 

Hubo dos primeras partes en una y varios partidos en uno. Empezó el choque con una cadena de errores entre ambos equipos, a los que les costaba ver aro. Salió con energía e intensidad en la piernas el Unicaja, una imagen corporal muy diferente a la de Murcia. Se intercambiaban la alternancia en el marcador malagueños y canarios, en unos minutos donde Costello hacía daño por dentro. El americano fue una sensación y en su segundo año en España debe ser referente.

Tenía su primera aparición Pablo Sánchez, al lado de Alberto Díaz. El canterano aprovechaba la lesión de Brizuela, que sintió molestias en el calentamiento. Toca cruzar dedos, pero en primera instancia no parecía serio. Dos exteriores precisamente comenzaron a desnivelar el partido. Mekel se adueñó del bastón y empezó a gobernar el duelo. Se alió con Thompson para devolver el mando (25-23). El israelí tenía uno de esos momentos donde parece que ve en 4K, regalaba puntos. Pidió el cambio y se marchó al banco. Entró Alberto, también clarividente en el pase (cinco asistencias). Le cogió el testigo Francis Alonso, que dio otra exhibición en el tiro hasta el descanso. El malagueño tiene una mano prodigiosa y si se da el día... Metió cinco triples (nueve el equipo) el joven, con un amplio catálogo. Sólo un fallo.

15 puntos, todos en el segundo cuarto, para abrir brechas ya serias (38-27). Con el encuentro rompiéndose apareció el primer acierto desde fuera de los de Fisac, extrañamente por medio de Wiley. El estadounidense ponía intensidad y hacía que el Gran Canaria no se descolgaba. Nzosa dejaba una acción de highlight con un taponazo a Burjanadze, pero los árbitros pitaban falta. Los isleños vivían del tiro libre (14 a la media parte, por cuatro del Unicaja), que le permitía seguir con vida tras 20 minutos (45-38).

Fisac, que cambió Zaragoza por Gran Canaria tras dos temporadas de notable alto, tocó teclas en el vestuario. Puso dos torres por dentro y encontró fugas en la defensa verde. Wiley, que estuviera este verano en el radar cajista, se ponía las botas por dentro. Tuvo un tramo con sensación de imparable, con Albicy dándole alimento. 11 puntos metía el estadounidense, que comprimía mucho. Casimiro quitaba a Abromaitis y metía a Thompson para intentar frenar la sangría. Le ayudaba Costello, que ajustaba más desde fuera (56-54). Sucedía que los malagueños ya iban con el paso cambiado, les costaba sangre y sudor sumar. Apenas 11 puntos en 10 minutos, lo que provocaba que se marchase al último acto en tablas. Las ponía Costello, no se fue al banco tras el descanso pese a las tres faltas que llevaba, tras resistir bien el contacto (58-58). 

Las dinámicas se habían invertido y el Gran Canaria ahora volaba. Amedeo Della Valle sumaba en modo hormiga y devolvía el marcador muchos minutos después. Seguidamente Okoye anotaba de tres y Jean Montero, otro diamante por pulir, anotaba fácil debajo de canasta. 0-10 en acumulado para el 58-66. Las tornas habían cambiado y Luis Casimiro paraba el partido. Le vino bien a sus jugadores y nada más salir Bouteille metía un triple para enfriar. Fallaba ahora Wiley, pero Shurna, con esa mecánica tan ortopédica como efectiva, emergía para meter dos triples y seguir cimentando la victoria (66-74). Se encomendaba el equipo cajista en el alero galo (que rondaba la veintena) y en Alonso, que metían pero no era suficiente. Seguía habiendo autovías atrás. Aparecía Okoye, que espera recuperar a la vera de Fisac esa versión que lo colocó entre la élite de la ACB, para poner la puntilla. Una nueva derrota, aunque con mejor imagen que en Murcia. El domingo, si las circunstancias sanitarias lo siguen permitiendo, Copa de Andalucía en el Carpena para ponerle el broche a la pretemporada. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios