Dylan Osetkowski, una sonrisa huyendo del yugo

"No sabemos nada, no sabemos nada. Es algo que realmente ha sido un daño para él, para el club. Un año muy complicado para él, demasiado bien han salido las cosas con esa situación personal complicada”. Las palabras de Antonio Jesús López Nieto, presidente cajista, sobre el estado de Dylan Osetkowski y su posible sanción que nunca acaba de llegar resumen bien lo que ha sido la campaña del jugador californiano. Un que viene el lobo continuo. Salvo que alguien encuentre el expediente en un cajón y decida actuar este viernes para castigar ese presunto positivo por dopaje en diciembre de 2023, Dylan Osetkowski volverá a jugar un gran torneo. Ya jugó casi con la espada de Damocles la Copa del Rey, que se ganó. Ahora es el turno de la Final Four de la BCL.

Osetkowski vive con esa nube encima perenne. Siempre ha sido un carácter especial, pero su integración fue impecable, uno de los motores en la máquina que arrancó a jugar de manera imparable. Pero ahora lleva muchos meses con la incertidumbre acerca de su futuro. Es humana comprensible que no esté al tope de sus condiciones mentales. Pero en las últimas semanas se le ha visto con un lenguaje corporal algo distinto. El hecho de que tuviera que jugar minutos como tres por las lesiones parece como si se le hubiera colocado un reto por delante que le ha gustado y ha provocado un aumento de su concentración. Igual un recurso puede convertirse un arma para momentos también de máxima trascendencia.

Su futuro parece lejos de Málaga, pero el que fuera MVP de la Copa Interncontinental y rozara el MVP de la pasada Liga ACB también quiere seguir haciendo historia. Su pareja pasa largas temporadas en Málaga, sus compañeros le arroparon en momentos difíciles y saben que es un jugador comprometido aunque tenga sus desconexiones, quizá acentuadas esta temporada. Jugó semifinal y final de la Copa del Rey con un dedo prácticamente inutilizado. Su versatilidad le hace un jugador difícilmente sustituible en este equipo.