Con el subidón emotivo y emocional después de honrar al mito Carlos Cabezas, el Unicaja derrotó al Real Madrid (88-75) en otro buen test de pretemporada. Es un tanto baloncesto ficción la preparación, los resultados no valen de nada, si acaso para generar ilusión y generar confianza, que después habrá que desarrollar durante en los partidos oficiales de la temporada. Pero desde donde viene el Unicaja cualquier estímulo positivo se agradece. Tras año y medio sin esta cantidad de público, quien fue al Palacio seguramente se quedó con ganas de volver antes que después. Es parte del plan del club, pero que ofrecerle algo de placer a cambio, no sólo sufrimiento.

La catarsis que están intentando provocar los nuevos responsables del club ha tenido en este homenaje a Carlos Cabezas un punto de fulgor grande. Los elogios al club desde dentro y desde fuera, donde se ha percibido como un detalle de grandeza, también generan corriente positiva. Y se vio una versión mejor que la del domingo pasado en San Fernando. Es un Madrid con bajas (las tiene Unicaja también) y que apenas lleva una semana de entrenamientos en equipo. Simbólicamente, en la plenitud de Carlos Cabezas, el equipo blanco hincaba la rodilla repetidamente en el Carpena. De hecho, el mismo año que se jugaba la Final Four de Atenas, el conjunto blanco ganaba lo que ahora sería la Eurocup. Un triple de Cabezas en carrera colocaba el 10-0 en el marcador de arranque. Y siempre iría por delante el equipo malagueño en todo el encuentro, en la franja de entre los 10-15 puntos.

Volvió a llamar la atención Micheal Eric, con una solvencia ante pívot de calidad como los blancos que, dentro de la cautela del contexto, permite ilusionarse con que haya un pívot de referencia. Sus cualidades no invitan a pensar en que anote tanto (21 puntos otra vez). Pero también es verdad que se puede aprovechar de los espacios que generar los tiradores. Mejores minutos de Norris Cole, que ya sí ofreció más continuidad a buen nivel (11 puntos). También buenos números de Abromaitis o Fernández, detalles de Francis Alonso, mejoría de Rubén Guerrero, un Bouteille con más de 10 rebotes, Nzosa de vuelta y se le vio con explosividad y rapidez... El espíritu de Cabezas ejerció una influencia positiva para el equipo malagueño en búsqueda de esa limpieza mental tan necesaria.