Estado de felicidad

Siete victorias seguidas, cinco en ACB, llevan al Unicaja a ser tercero en la clasificación y con unas perspectivas buenas para continuar creciendo

Una máquina imparable

La plantilla del Unicaja bromea con Carter.
La plantilla del Unicaja bromea con Carter. / Pepe Gómez

El Unicaja se aproxima al primer tercio de temporada con unas perspectivas excelentes que no recordaba. Acabó la décima jornada en el tercer puesto de la tabla, con Lenovo Tenerife 9-1, el Real Madrid 8-2 y el equipo malagueño igualado con Barça, Gran Canaria y Baskonia con 7-3, pero con mejor average que culés, canarios y vascos. Es relativa la importancia de la tabla en estos momentos de temporada, pero importa, sobre todo desde donde se viene. Verse en medio de los mejores equipos de la competición, con el Valencia descolgado y con la Copa en el alambre, satisface porque no ha sido habitual en los últimos años.

Siete victorias seguidas, cinco en ACB y dos en BCL, el pase al Round of 16 garantizado y único invicto de 32 equipos en la competición continental. Se ha jugado contra cinco de los siete primeros clasificados (queda hacerlo ante Barcelona y Lenovo, ya se hizo con Gran Canaria, Joventut, Madrid y Baskonia) de la ACB y quedan siete partidos para finalizar la primera vuelta y ya se tienen siete triunfos. En la racha de siete victorias la diferencia media a favor es de 21 puntos, se ha ganado con bastante holgura.

Eso son los números, pero las sensaciones son iguales o mejores. El Unicaja ha competido con todos, sólo en la primera jornada en Vitoria se diluyó. El equipo está construyendo un edificio sólido, después de más de una quincena de partidos oficiales ya es reconocible. Es cierto que el calendario no ha sido especialmente dificultoso en el último mes, pero las victorias ante Valencia y Dijon fueron de mucho valor. El Barça cayó en Santiago el sábado, donde el Unicaja sufrió también para ganar por un punto. El Betis perdió en Vitoria en la prórroga después de caer por 46 en Málaga. La ACBno se casa con nadie y hay pelea en cualquier pista y contra cualquier rival, como la que tendrá el Unicaja el próximo sábado. Ibon Navarro ya empezaba a jugar ese partido en la sala de prensa del Carpena tras la victoria ante el Zaragoza cuando se le cuestionaba cómo veía la clasificación para la Copa. “Fuenlabrada”, respondía el técnico vasco, que está saliendo muy reforzado por lo que se está viendo en la pista.

Hay que recordar que Ibon Navarro acabó con seis derrotas la temporada anterior, un equipo que no respondía a sus ideas. Pero la idea del director deportivo, Juanma Rodríguez, es que era su hombre, que era justo lo que necesitaba el club. Un técnico joven, preparado y ambicioso, entusiasta y con los mejores años de su carrera por delante. En la situación que había, de urgencia máxima de resultados, fue una apuesta con su riesgo, pero la confección de la plantilla elaborada entre ambos y la gestión de ella está llevando al Unicaja a lugares no frecuentados recientemente.

Vendrán las derrotas y habrá que gestionar situaciones complicadas, pero se construye la base para que el proyecto no se tambalee. La pista no engaña y se está viendo a un equipo con hambre, que sabe lo que quiere. Es difícil para un rival saber qué atacar o sobre quién cerrar la defensa. La política de rotar a los 12 jugadores y de que todos tengan protagonismo la están asumiendo de manera ejemplar los jugadores. El scouting irá en aumento, el techo de otros equipos seguro que es más alto y habrá que constatar también la respuesta del equipo en puntos de no retorno que empezarán a llegar desde febrero. Pero, de momento, el Unicaja y la afición se encuentran en un estado de felicidad. No se debe renunciar a disfrutar de él aunque aún estemos en diciembre.

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