Gal Mekel ha caído de pie en el Unicaja. Aunque el deporte es imprevisible, bien es cierto que se daban muchas circunstancias. Habrá que testar al israelí cuando haya más ojos sobre sus hombros, pero su primer partido ilusionó. Las bajas de Adams, Alberto Díaz y Jaime Fernández le dejan la pista libre para poder hacer kilómetros en una plaza importante. Quizá le llegue algo tarde, a sus 32 años, aunque el jugador conoce perfectamente qué puede dar y qué se le pide.

Su llegada era algo necesario en una coyuntura crítica. De hecho, ahora es el único base puro sano en la plantilla. Está el asterisco de que sólo puede jugar en la ACB. De sus números en su bautizo verde en Badalona resaltan las nueve asistencias. Sólo un dato para poner en contexto esta cifra. Sólo Jaime Fernández (precisamente frente al Joventut en Eurocup y ante el Baskonia en ACB) superó esa marca en esta temporada. En 10 se quedó el madrileño, en dos partidos sobresalientes.

El israelí produjo nueve puntos por sí mismo. No es un anotador, pero tiene herramientas para producir. También galones ahora. Además de eso, regaló otros 18, lo que se traduce en que 27 de los 97 totales salieron, de una manera u otra, de sus manos. Muchos de ellos en el último cuarto, en el momento de la verdad. Quedó la sensación de tener en la pista un director de juego, algo no habitual en los últimos tiempos en Málaga. Un asunto esencial por la configuración del plantel de Casimiro, con una batería de pívots que necesitan alimento para anotar canastas cerca del aro. Ninguno de ellos se genera con continuidad sus puntos. Siete de esos nueve pases fueron para los cincos, que terminaron en canastas entre Gerun y Rubén Guerrero. Con 8 y 11 puntos terminaron cada uno. Que sean una amenaza ofensiva da un arma más y hace más imprevisible el ataque verde.

Está en un buen momento Mekel, que estaba haciendo una notable temporada en el Reggio Emilia. Lo demostró en Badalona y queda la evidencia de que en la ACB va a ser uno de los pilares. Al igual que Bouteille y Simonovic. "Es un pedazo de jugador mandó muy bien", dijo Brizuela, uno de los tres (además de el francés y Waczynski) que jugó más que él, en unas buenas palabras que también pronunció Casimiro: "Ya había trabajado conmigo un año entero, él recordaba muchas cosas que hacíamos". El Unicaja ganó por 19 puntos con él en pista, sin duda, un buen punto de partida.