Unicaja

Una generación que se despide

  • Romaric abandona el club, como también hicieron Uta y Karahodzic

  • Viny no renovó y acaba en 2019

Romaric Belemene bota el balón.

Romaric Belemene bota el balón. / javier albiñana

Romaric Belemene es historia en el Unicaja. Casi siete años después de aterrizar en Málaga procedente de la República del Congo, cuando apenas tenía 15 años, con 21 se extingue la relación entre las dos partes. El Unicaja ha decidido cortar este verano su relación con varios jugadores que había tenido en su seno en el último lustro, inversiones foráneas que el club ya consideraba amortizadas y sin recorrido para ser jugadores del primer equipo, rebasados ya los 20 años. Son los casos del bosnio Kenan Karahodzic y del rumano Cristian Uta. Sus cesiones en LEB no fueron fructuosas en Oviedo y Valladolid.

El caso de Romaric, un alero de condiciones físicas privilegiadas, una buena muñeca y dos metros de altura, parecía un proyecto de primer equipo por ese chasis de máximo nivel. Así se le consideró en Los Guindos durante varios años. Empezó jugando en un equipo cadete espectacular, con Domas Sabonis, Francis Alonso y el propio Kenan Karahodzic. Poco después se añadiría Viny Okouo también. Ascendió al junior, jugó con buenos números en el Rincón Fertilidad y se le quiso testar fuera de Málaga. Las cesiones en Manresa (ACB) y Oviedo (LEB) no han resultado, a criterio del club, suficientemente convincentes para tener un hueco en el equipo. Acababa contrato en 2019 y otra cesión suponía ampliarle el contrato más tiempo. En su posición hay ya de por sí sobreabundancia en la primera plantilla, con Dani Díez, Waczynski y Milosavljevic. En Oviedo ha sido usado puntualmente como cuatro, pero no es el puesto en el que debería tener recorrido en la élite. Romaric está ante el que considera un año importante en su carrera porque cree que tiene opciones de salir en el draft en 2019, su año natural. También vio con buenos ojos cortar la relación para encontrar ese lugar en el que brillar y postularse.

Queda por dilucidar el futuro de Soluade y Rosa de entre los canteranos

Está en una coyuntura similar con Viny Okouo el Unicaja. La idea era cederlo este verano para que se rodara en otro club, pero el jugador no ha querido extender su compromiso más allá de 2019. Igual que Romaric, es su año para salir en el draft (ambos estuvieron en la lista previa los dos años anteriores, pero se retiraron en los plazos adecuados para presentarse en sucesivas ediciones). En julio hubo negociaciones con su agente, Arturo Ortega, pero no fructificaron. Así que, ahora mismo, la idea es que permanezca en Málaga, ya se verá en qué rol. El pívot congoleño trabaja con el reto de quitar minutos a Shermadini y Lessort, que partirán por delante.

Quedan por dilucidar dos situaciones más entre los jóvenes con contrato. Morayo Soluade también acaba su contrato en 2019, fecha en la que tendría ya 24 años. Ha jugado puntuales buenos minutos esta temporada pasada a nivel Euroliga, pero no tuvo continuidad. Como se publicó la semana pasada, tiene una proposición para jugar en Polonia en un equipo que juega competición europea. Varios equipos de ACB y punteros de LEB se han interesado por su situación. Pero no es descartable tampoco que suceda como con Romaric y se extinga la relación.

Por último, Ignacio Rosa. El canterano ha jugado el Europeo sub 20. Tras un año entrenando a tiempo completo con el primer equipo y moldeando su cuerpo, le toca mostrar su potencial fuera de Málaga. Tiene un contrato más largo (2021, aunque con posibles cortes anteriores). Se busca destino en LEB Oro o Plata que se adecúe a sus características.

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