Unicaja

La gestión de la frustración

  • El Unicaja se marchó del partido en Gran Canaria tras la expulsión de Ibon y es un campo básica de mejora superar las decisiones arbitrales esquivas

  • El equipo ganó 18 de sus 22 partidos por 10 o más puntos de diferencia

  • La visión de Ibon Navarro

Ibon Navarro se retira al vestuario tras su descalificación en Gran Canaria.

Ibon Navarro se retira al vestuario tras su descalificación en Gran Canaria. / ACB Photo

A 5:04 para el final del partido en Gran Canaria, el Unicaja perdía por 73-70. Will Thomas había metido un acrobático dos más uno tras un robo y asistencia de Alberto Díaz. El choque parecía abierto, aunque el equipo cajista había ido el grueso del duelo a remolque salvo en un tramo del segundo cuarto, pero el aire era de encuentro igualado, de poder a poder. Se acabó 88-70, con un parcial de 15-0 a favor de los canarios, que ganaron el partido y el average.

¿Qué ocurrió para que el Unicaja implosionara? El equipo empezó a desquiciarse cuando 20 segundos después hubo una falta de tiro de Will Thomas a Inglis cerca del final de la posesión en un posteo. El caribeño cayó rodando al suelo. Le ayudó a levantarse Jaka Lakovic, entrenador canario. Los árbitros estimaron que había necesitado ayuda y ordenaron su cambio ante el enfado del jugador. No había sangre de por medio, normalmente se procede al cambio con ella o con un golpe En su lugar salió John Shurna. 70% en tiros libres del francés y 93% del americano. ¿Picaresca? No lo entendía así Ibon Navarro tras el partido en la sala de prensa. Pero sí provocó su protesta. Hay una técnica al banquillo en ese momento. Brussino la ejecuta y Shurna no falla (76-70). Alberto Díaz falla un triple y a falta de 4:05 viene el desenlace. Al pasar un bloqueo, el capitán cajista choca con Diop en un bloqueo. Los árbitros interpretan que simula y le señalan una técnica. Simultáneamente, Slaughter mete un triple. Se da por bueno pese a que llega después de la teórica simulación de Alberto. El banquillo del Unicaja protesta. Con vehemencia Ibon Navarro pero sin perder las formas, en apariencia. Mientras discute con Caballero y Padrós, estos le señalan dos técnicas y la consiguiente descalificación. Brussino mete dos de los tiros libres. Parcial de 8-0 en menos de 40 segundos y el Unicaja ya no vuelve a anotar. Falla incluso dos tiros libres Djedovic, el bosnio y Kravish reciben tapones y fallan tiros Perry, un Brizuela que cojeaba, se pierden un par de balones...

Hasta ahí el relato más o menos aproximado de los hechos. La consecuencia es que el Unicaja perdió por 18 puntos un partido ante un rival directo. Y no es la primera vez que le ocurre, también en el Palau Blaugrana sucedió, que se descompone en canchas de máxima dificultad después de decisiones arbitrales adversas. Forma parte de la fiabilidad y consistencia de un equipo asumir que habrá momentos de dificultad, de castigo arbitral. Es humana y comprensible la frustración y la rabia, pero no sirve de excusa para salirse mentalmente del partido, sobre todo para un equipo que ha demostrado una gran capacidad competitiva, incluso en la derrota. Sobre todo porque en los momentos más calientes de la temporada, cuando haya en juego algo más que un partido, este era importante, de temporada regular.

El Unicaja ha ganado mucho, pero no tantas veces en duelos igualados. Ha jugado 29 partidos oficiales, ha triunfado en 22 y ha perdido siete (seis en ACB y uno en BCL). De esas 22 victorias, sólo en cuatro venció por menos de 10 puntos. Ante el Gran Canaria en Málaga (70-63), en Salónica (85-88), en un partido ya sólo con la honra en juego, en Manresa (94-98) y en Santiago (86-87). Ha habido un denominador común en esas derrotas en Badalona, Tenerife, Barcelona y Gran Canaria (las otras fueron ante el Madrid en casa y en la primera jornada en Vitoria más la del Sassari en BCL). Se entró en el último cuarto con opciones abiertas, con alguna ventaja en el marcador, pero faltó algo de temple cuando no se pudo aplicar el rodillo que ante otros rivales sí se empleó.

No es nada grave ni irresoluble. Aunque todo haya fluido muy bien, el Unicaja es un equipo que necesita conocerse en la adversidad y sufrir, no sólo disfrutar, junto. Es un proceso obligado hacer callo con rivales mejores o de nivel parecido para estar preparados para los momentos candentes de la temporada. Y gestionar mejor la frustración y la rabia. Era también el mensaje implícito de Ibon Navarro en la sala de prensa del Gran Canaria Arena. Explicó su enfado pero no quiso justificar la derrota en los árbitros.

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