Ibon Navarro: "No sólo estamos ganando; estamos generando una forma de funcionar, una filosofía de club"
El entrenador del Unicaja, con cinco títulos en dos años, explica sus sensaciones tras ganar la Copa en ‘Málaga Hoy’ y mantiene un mensaje motivante para lo que viene
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Hay muchos nombres que refulgen en este Unicaja imperial que ha ganado cinco títulos en dos años. Pero es evidente que Ibon Navarro Pérez de Albéniz (Vitoria, 1976) tiene un peso enorme en lo que se ha conseguido. Una semana después del impresionante título de Copa en Gran Canaria, el técnico vasco se sienta con Málaga Hoy durante una hora para explicar lo vivido y lo que sueña con este equipo que parece no conocer límites.
Pregunta.– ¿Cómo ha procesado todo lo que ocurrió en Las Palmas? ¿Vio ya los partidos?
Respuesta.–Sí, sí que he visto los partidos. Lo bueno y lo malo de ganar es que ya procesas las cosas bastante más rápido. Bajas de la nube mucho antes y ya, aunque suene un poco friki, pensando en lo siguiente. Tenemos ahora a la vuelta al partido Manresa, el doble compromiso del Galatasaray y espero que no nos cueste. La vuelta al cole va a ser complicada a nivel de exigencia de partidos y nos hemos dejado ya algún partido antes de la Copa. En la BCL sí queremos aspirar a entrar y si puede ser primero tenemos que sacar los partidos Galatasaray. Así que bueno, ya con lo siguiente.
P.–¿Sensación de vacío ahora?
R.–No, no, sí que reconozco que otras veces, la de Badalona, sí que hubo mucho vacío, de bajón después de esto. Pero tener los problemas que estamos teniendo de gente tocada, que no sabemos cómo vamos a volver, ya te genera cierta inquietud, te genera cierta preocupación que no te deja relajarte demasiado. Entonces sí que pensaba que podía tener yo también esa sensación de vacío, de bajón, pero no lo estoy teniendo porque la vuelta va a ser exigente.
P.–Hablaba con gente de baloncesto estos días y la sensación es que parece que la gente se ha creído de verdad al Unicaja ahora.
R.-La gente puede pensar que la Copa de Badalona fue una alineación de planetas, que la BCL es que tampoco es para tanto, que en la Supercopa venimos de tener un nivel de competitividad muy alto porque nos hemos preparado para eso, y eso nos ayuda a ganar, y es cierto que la Intercontinental tiene su dificultad, pero tampoco es una dificultad como cualquier torneo que puedas tener para ganar en España o en Europa. Con lo cual siempre puedes minusvalorar lo que el equipo ha hecho, pero esta vez no. Esta tiene incluso la presión ante el Joventut de que haya gente que te vea como que eres uno de los favoritos. Te encuentras con el Tenerife, con un muy buen Tenerife, el segundo día con un día de descanso. Y luego te encuentras al Madrid, sin bajas. Yo creo que es un poco la prueba definitiva de que no está siendo ni casualidad, ni sorpresa, ni es que los demás están mal. Es que tú estás haciendo las cosas bien. Tampoco creo que necesitáramos ganar la Copa del Rey para pensar que estamos haciendo las cosas bien, ya lo sabemos. Pero bueno, sí que refuerza un poco la posición del equipo y del club dentro de lo que es la liga, de que es un equipo que ahora mismo ni siquiera te voy a decir que está en un segundo plano.
P.–¿Es Tenerife el momento más complicado?
R.– Yo creo que todo el mundo tiene una visión un poco rara de los partidos. Vamos al descanso muy igualados los tres. Y el partido de Joventut con un 56% en tiros de tres puntos ellos, que en el segundo cuarto tiran con el pie y las meten. El día de Tenerife no hay que olvidar que a falta de 2:38, si no me equivoco, se ponen a 4. Y el Madrid, que todo el mundo dice, se pone 76-70. Entonces, ¿qué superioridad? Yo no he visto esa superioridad, de la que todo el mundo quiere hablar, por ningún lado. Yo lo que sí que he visto es que un equipo, que al final pasa lo que a veces pasa, que tú vas exigiendo, vas exigiendo, vas exigiendo... y llega un momento en que el rival ya no puede. Pero eso ha pasado en los últimos tres minutos de los partidos, no ha pasado antes.
P.–Pero esos momentos de presión lo gestionaron muy bien.
R.–Sí, sí, sí. Nosotros hemos tenido la confianza plena en que, si nosotros imponíamos ritmos muy altos de juego, no nos iban a aguantar. Esa tenía que ser nuestra baza. Si jugamos andando con el Real Madrid, nos van a ganar, ya lo vimos en el Wizink. Pero si les obligamos a correr cada vez, aunque metan canasta cada vez, tenían tres jugadores que habían jugado más de 27 minutos de media en los partidos anteriores. No debían poder aguantar. Además, de los 12 jugadores en un acta, seis eran pivots. Con lo cual la exigencia a la que tienen que estar sometidos los exteriores es muy alta. Y con el Tenerife lo mismo. Lo que pasa es que el Tenerife sí sabe qué hacer para no dejarnos correr. El secreto fue hacerles correr a ellos, o sea, invitarles a correr. Eso creo que lo entendimos. Lo hicimos muy bien en el primer cuarto y en algunos momentos en el tercer cuarto lo volvimos a hacer. Y fue acelerar el partido desde nuestra defensa, eso lo entendimos muy bien y creo que lo conseguimos.
P.–¿Cómo lo fomentaron?
R.–El 70% de sus ataques acaban en los últimos ocho segundos y el 70% de los nuestros en los primeros ocho. Entonces lo que tenías que hacer es sacrificar. Entendimos que podía tener mucho riesgo darles una ventaja tan pronto, con cambios muy tempranos, poniéndonos al culo de Marcelinho y Bruno y empujarles, dejarles ver todo el campo para que fueran para adentro. Y los aceleramos y cometieron muchas pérdidas. Lo bueno es que el siguiente partido eso no pasará, encontrarán la fórmula y, en esta eterna guerra que tenemos con el Tenerife y Txus, el próximo capítulo será bonito verlo.

P.–La sensación en el avión era que había mucha alegría, pero no euforia, que no había sido una sorpresa.
R.– Hombre, yo no creo que fuera una sorpresa, pero tampoco creo que fuera algo que se daba por hecho. Lo que sí que creo es que nosotros también sentíamos que podíamos ganar, no es como Badalona. Aquí sí sentíamos que teníamos otras opciones, que era difícil, pero que teníamos otras opciones y las aprovechamos. También es verdad que tenemos la mala costumbre de celebrar mal. Una de las cosas que hay que cambiar en este club es celebrar mejor, porque no celebramos nada. Es decir, las dos veces que hemos ganado algo gordo nos hemos subido en el avión, nos hemos vuelto y te bajas. Estás muerto, llegas al aeropuerto, te vas a tu casa y estás reventado. Y al día siguiente vas, lo celebras y estás más reventado todavía. Tenemos que mejorar las celebraciones, eso es una cosa que tengo clara. Hay que mejorar las celebraciones, porque al día siguiente se te ha pasado el subidón. Estás más pensando en cuántos días va a dar el entrenador libre para irte a algún sitio, descansar, que celebrar de verdad. Tenemos que mejorar las celebraciones. Igual tenemos que ganar algo en casa para mejorar las celebraciones...
P.–Le vimos alentar desde el balcón los gritos de “A por la Liga”, también le dijo a Alberto que jugarán una final de Liga... ¿Fruto del subidón o lo piensa?
R.–A Alberto le falta jugar una final de Liga ACB para poder ganarla. Para poder ganarla tienes que jugarla y no la ha jugado. Y él quiere jugar una final. Se nos escapó el año pasado y bueno, lo tenemos ahí. No es una cuestión de euforia, es que es verdad.
P.–La espina del Bonn se la sacaron en Belgrado, la del Tenerife en la Copa con este título. ¿Toca la del UCAM?
R.– Esa es la idea. Sí, claro, pero por eso no vamos a conseguirlo simplemente porque queramos sacar la espina. Tenemos que hacer muchas cosas bien, intentar quedar lo más arriba posible. Un primer play off, si Dios quiere, de cuarto de final, que sabes que es el mejor de tres y que no puedes fallar. Sí, te puede tocar el Barça perfectamente. O Baskonia. O el Manresa. Te puede tocar cualquiera. Ahora mismo es complicadísimo. O el Murcia. Pierdes el primer partido en casa y bueno, tiene muchísima dificultad jugar las semifinales. Y ya no te digo más. Pasarlo. Sabiendo que es muy complicado y que el camino todavía es muy largo y que por en medio tenemos la posibilidad de poder ganar otro título, que es la BCL. Si conseguimos llegar a la Final Four, pues está muy lejos. Pero sí que es una cosa que tenemos ahí en mente.
P.–¿Y la BCL motiva?
R.– Yo creo que sí. El equipo entendía que el partido de Lietuvos era muy importante por la entidad del rival y el equipo jugó un partido muy sólido. El equipo sabe que tenemos que ir a Estambul a jugar con un equipo que ha jugado semifinales de Copa, que ha estado cerca de meterse en la final y tenemos que saber que va a ser un partido complicado porque tienen muy buenos jugadores.
P.–Decía que Will Thomas ayudó en los dos últimos partidos en la preparación. ¿Temas tácticos?
R.–No, mandó un vídeo al equipo que lo vimos antes de ir al partido. El primer día mandó un vídeo y el segundo día usamos su voz en un vídeo. Por eso decíamos que parecía Morgan Freeman porque estaba doblando la voz en off...
P.–Imagino que, para un entrenador, que tíos que estén fuera del equipo sigan siendo parte es reconfortante.
R.–Sí, y saber que, en la medida en la que podían expresarlo, que Darío se alegró mucho, que Augusto se alegró mucho, que incluso hablamos con él por teléfono desde el vestuario, además de con Will. Hay algo que se generó hace tres años y eso no se olvida. La gente que ha sido parte de este grupo no va a olvidar nunca a este grupo.

P.–El viaje ha sido alucinante hasta el momento en estos tres años. Imaginamos que ni en sus mejores sueños.
R.–Cuando empiezas una cosa así nunca sabes si va a ser exitoso, pero está muy por encima de cualquier cosa que pudiéramos haber pensado. Eso es evidente. No voy a decirte que ya lo sabía. Es imposible.
P.–Era destituido de un equipo que estaba peleando por evitar el descenso dos semanas antes de llegar.
R.–Las carreras de los profesionales en deporte tienen muchas veces momentos en los que estás en el lugar adecuado en el momento adecuado. Incluso estos jugadores, cuando se vayan de aquí, también podrán decir que han estado en el lugar adecuado en el momento adecuado. Otros jugadores que han podido venir y que han decidido no venir, pues igual estarán lamentando no haber estado, no haber dicho que sí. Esto es tomar decisiones. Yo no quería. Bueno, no voy a decir que no quería venir. Yo no me encontraba con fuerzas para venir, pero bueno, yo tengo aquella conversación con Juanma, tengo una conversación con mi agente, en la que me dice que tienen que intentar sacar aquello adelante y luego ya con más fuerza y más energía vamos a intentar construir algo chulo porque acaban muchos contrato y se va a poder hacer algo. Y bueno, sacamos fuerzas de donde no había, porque a nivel anímico y emocional yo no estaba bien. Ahora me lo veo con distancia y es una cosa que si no pasaba entonces iba a pasar más tarde. Como se suele decir, de entrenadores hay dos tipos, a los que han echado y a los que les van a echar. Todo el mundo. Y además creo que, cuanto antes te pase, mejor. Te quitas miedos, te quitas de pensar qué es lo que supone, cómo te va a condicionar, qué va a significar en el futuro. Nada, porque es una cosa súper normal. Es parte del trabajo, pero claro, hay que pasar por ahí para darte cuenta. Entonces, bueno, creo que son etapas, pero está claro que he tenido suerte, hemos tenido todos mucha suerte de haber coincidido en espacio-tiempo aquí.
P.–Hablamos de ese momento en que no se sentía con fuerza. Ahora, ¿cómo se mantiene con los pies en el suelo con tanto elogio?
R.–Pues es que realmente el entrenador no es mucho mejor que el entrenador de Andorra.
P.–¿No lo cree?
R.–No, no a nivel técnico ni táctico. Lo que sí que es más maduro, pero no por nada en especial, sino porque al final las experiencias por las que vas pasando te enseñan cosas. Y lo que te decía antes, la experiencia de ser destituido por primera vez es que hay que pasarlo porque desdramatiza muchas cosas y te enseña que al final tampoco es tan grave. Es una cosa muy normal. Y luego por el camino tienes otras experiencias a nivel personal que te hacen contextualizar todo, lo bueno y lo malo. Que hay cosas que piensas que son un desastre. Y hay cosas que son maravillosas a nivel laboral, pero si a nivel personal no estás bien, no las disfrutas igual. Con lo cual es una cuestión de madurar, ni de muy arriba ni muy abajo. Yo me divertí más en la celebración en Batalona porque estaba mi hijo que aquí en Gran Canaria, por ejemplo. Cuando podría ser al revés, y no fue ni porque una fue a la primera o a la segunda, simplemente es porque en una estaba mi hijo y en la otra no. Con lo cual eso ya te va enseñando a valorar las cosas que son importantes en la vida.
P.–¿Cuánto sacrifica de su vida personal por ser entrenador?
R.–Si te digo que lo que más quiero es a mi hijo y no puedo estar con él porque estoy aquí, pues ya te lo he dicho todo. Pero bueno, son decisiones de vida.
P.–¿Ve al equipo hambre? Los jugadores hablan de la Liga. ¿Percibe que lo tienen en la cabeza?
R.–Lo tienen, pero una cosa es decirlo y otra cosa es demostrarlo. Ahora hay que volver y cuando bajen la bandera del techo saber que siete minutos después tenemos que empezar a correr detrás de unos tíos de rojo, que eso va a ser la repera, y que tenemos la responsabilidad de saber que, ahora más todavía, todo el mundo nos va a querer ganar y no van a tener nada que perder. Y eso hemos visto lo que supone. Los equipos juegan sin mucha presión, con mucha hambre, y cuando te enfrentas a equipos que tienen hambre, que tienen ganas, que tienen ilusión y no tienen nada que perder, pues es mucho más difícil ganarles.

P.–¿Esas dos derrotas de Girona y Lugo despertaron alguna alarma?
R.–Siempre pasan cosas y yo sabía que a nosotros nos podían pasar porque Marcos, Arantxa, Mario y Jon dijeron que, si quería llegar con 13 o 14 a la Copa del Rey, que estén bien, pues hay que hacer esto. Y esto supone que no están bien, pero hay que ponerlos a jugar. Y esto supone que a este hay que pararlo dos semanas, que no juegue, pero luego lo tienes que poner. Va a estar mal y lo tienes que poner. Y es lo que hicimos. Y claro que estábamos mal. Si hubiésemos querido ganar al Girona y al Breogán seguramente hubiéramos tenido que jugar con ocho. Pero no se trataba de eso. La prioridad, y además creo que eso lo dije a Jorge en una palabra de prensa, no era ganar. La prioridad era intentar llegar a la Copa del Rey con el mayor número posible de jugadores en el mejor estado posible. Si Djedo no juega en Girona, no juega con el Baskonia y no juega Lugo, Djedo no puede jugar la final de 14 minutos. Con lo cual no hubiéramos podido, no sé cómo hubiéramos conseguido poner a Tyson de uno y que no hubiéramos matado a Kameron y que no hubiera llegado fresco al final. Y ya no os digo nada de David Kravish, claro. ¿Nos fastidia perder con Girona y con Breogán? Claro que nos fastidia, sobre todo cuando son dos partidos que repiten el patrón, pero es que el patrón es ese. Yo sé que si empiezo el tercer cuarto con quintetos que tengo que poner para ganar el partido, luego voy a tener que poner a los que están peor. Voy a tener que ponerlos y no los voy a querer poner, porque si no, no ganamos. Entonces la solución es poner a esos jugadores que están peor, ponerlos al comienzo del partido y al comienzo del tercer cuarto. Claro que los terceros y los cuartos fueron malos, pero era una inversión que teníamos que hacer. La hemos hecho y nos ha ido bien. Si hubiéramos perdido, también. Es lo que tenemos que hacer.
P.–¿Hay que prepararse para después de la Copa para momentos así?
R.–Bueno, ahora tenemos muchos jugadores tocados. Vamos a ver lo que estamos sin Alberto, que a la vista está lo importante que es para nosotros. Vamos a ver esas cositas de Yankuba, de Tyler, de Jonathan. Vamos a ver cómo está el hombro de Dylan... Tenemos muchos jugadores tocados. Y muchos son cupos. Y tenemos esa especie de eliminatoria con el Galatasaray. Igual es bueno que nos pase esto porque nos pone en alerta de decir que tenemos problemas y nos ayuda a despertar. Hay que intentar ver la parte positiva de todo.
P.–Perry es el primer MVP que repite de esta secuencia. Siempre había habido uno distinto.
R.–Podría haber sido David o Kameron, perfectamente.
P.–¿Cómo ha gestionado esa transformación, esa evolución de Kendrick? Parecía un tipo alocado y ahora maneja diferentes registros.
R.–Igual que antes hablábamos del proceso de madurez del entrenador, esto es el proceso de madurez del jugador. Pero creo que a él le han ayudado mucho sus compañeros, que sepa encauzar su importancia. Es decir, él es un jugador que en partidos muy importantes ha querido ponerse... En el pasado, ¿eh? Se quiso poner la capa de Supermán y ganar los partidos a él. Porque él se veía con esa responsabilidad. Y se equivocó. No era egoísmo, era exceso de responsabilidad. Él no gestionaba bien ese exceso de responsabilidad. Cuando luego todos han acabado diciendo que lo bueno que tiene esto es que tú no tienes la presión de tener que estar bien para ayudar al equipo a ganar, porque si tú no estás bien, está otro. El partido de semifinales es el mejor ejemplo. El partido de Kendrick es muy malo. Pero está Alberto. Y el partido de David y de Dylan es muy malo. Pero está Tyson. Entonces, yo creo que eso es una cosa que a ellos ya se han convencido que lo bueno es que, curiosamente, 12 o 14 individuos pueden tener falta de seguridad propia, ¿no? De autoconfianza. Y sin embargo, confían en un grupo en el cual los otros 13 también no confían en sí mismos. Con lo cual, el grupo y la confianza que tienen en el grupo está por encima de las dudas que cada uno de ellos tiene en sí mismo, que son inherentes a un jugador, salvo los top, que no tienen miedo a fallar. El jugador siempre tiene miedo a fallar, aunque pensamos que no. Y estos jugadores, los 14 pueden tener, o 13, ese miedo a fallar, pero no tienen miedo a que el equipo falle. Y eso es una cosa que se ha generado, que es muy difícil, pero que es súper importante, porque les libera muchas veces esa presión y les permite jugar por encima incluso de sus posibilidades. Y en el caso de Kendrick, lo que yo creo es que sus propios compañeros le han hecho ver que no necesitan su mejor versión para ganar. Y si no está su mejor versión, no ganan. El equipo es capaz de ganar sin su mejor versión. Si está la mejor versión, más. Pero al final el equipo es capaz de ganar sin la mejor versión de nadie, muchas veces.

P.–¿Que un jugador sin grandes números renueve y tenga estabilidad refuerza la idea? ¿O puede haber conformismo en el otro extremo?
R.–No, no realmente. Porque yo creo que lo importante en un equipo es que cada uno haga lo que tiene que hacer para que el equipo gane. Nosotros no necesitamos que Kendrick coja 10 rebotes. Nosotros no necesitamos que Tyson Carter defienda el bloqueo directo como un pivot. Nosotros no necesitamos que Djedovic meta 21 puntos. Nosotros necesitamos que Djedo haga lo que tiene que hacer para que el equipo gane. Necesitamos que Tyson haga lo que tiene que hacer para que el equipo gane. Entonces, si todo el mundo hace lo que tiene que hacer, ¿qué te hace pensar que si vas a buscar un jugador mejor va a hacer ese trabajo igual de bien que otro? Si tú traes un jugador a hacer una labor, como por ejemplo la de Djedo, que nadie habla de su partido contra el Real Madrid, pero es soberbio. No se equivoca en nada, más allá de que falle algún tiro. Pero es que no necesitamos que él meta unos tiros para ganar. Pero de saber estar, de saber lo que hay que hacer, el partido de Djedo es una brutalidad. Tú donde encuentras un jugador que venga aquí a jugar 12-13 minutos y que haga ese trabajo así de bien y no esté pensando en que tiene que meter 20 puntos para ganar más dinero. No lo vas a encontrar. Y menos ahora que la mayoría de los jugadores se están yendo a Estados Unidos y los que vienen son americanos que no están pensando en ayudar a un equipo a ganar, están pensando en hacer sus números. Entonces el valor de tener jugadores que hacen cosas que no brillan para ayudar a ganar al equipo es de un valor incalculable.
P.–¿Y esa renuncia al ego cómo llega? ¿A través de tanta victoria?
R.–No, al final hay que entender una cosa y es que hay jugadores que llegan a un punto en su carrera que ya no tienen que demostrar nada. ¿Qué tiene que demostrar Will Thomas cuando llega a Málaga? ¿Qué tiene que demostrar Djedovic cuando llega a Málaga? No tienen que demostrar nada. ¿Qué tiene que demostrar Melvin Ejim cuando viene a Málaga? No tiene que demostrar nada. Ya tienen sus carreras hechas, son lo que son. Tú sabes lo que da Will Thomas sin tener que ficharlo. Tú sabes lo que te da Djedovic sin tener que ficharlo. Y a casi nadie le hace falta eso, o ellos creen, ¿no? Pero nosotros, por la forma de jugar que queríamos, por la forma de funcionar que queríamos, por los valores que queríamos tener en el equipo, esos jugadores eran muy importantes para nosotros. Will Thomas ya no está, pero ha dejado aquí sus valores, su impronta, su conocimiento de qué tiene que tener un equipo para ser ganador. Y Djedo es Will Thomas, pero en otra posición. Entonces, son jugadores que son muy especiales porque no necesitan brillar para hacer bien su trabajo.
P.–¿La semifinal y el brillo de Alberto y Yankuba es un poco la fotografía de lo que es el equipo?
R.–Es lo que hablámos antes. ¿Quién va a pensar que en un partido en el que Dylan juega mal, Kendrick juega mal, a nivel de anotación, Tyson Carter juega mal lo ganas?
P.–¿Hay una inducción suya de decir ‘vamos a jugar así con este por estas debilidades del rival’ o brota así?
R.–No, son ellos. Un compañero está mal, un compañero no está acertado. Voy yo, voy a intentar hacer lo que hago yo mejor todavía, porque él no lo está haciendo. No porque no quiera, sino porque no tiene el día. Salgo yo, intento dar un paso adelante y ayudar al equipo en lo mío y, si puedo, un poco en lo que hace él. Eso es lo que es este equipo y eso es lo que a Kendrick, en un momento dado, le quita la presión de tener que estar siempre bien para que el equipo gane. Si un día no está bien, el equipo es capaz de ganar a todo un Tenerife sin él y sin Carter y sin Dylan. Pero aparece Pérez, aparece Yankuba, aparece Alberto... Yo creo que eso es lo que tiene el equipo, pero eso no está ni buscado ni inducido, eso es autogenerado. Son los propios jugadores los que saben. Lo nuestro está en decir hoy que Kendrick Perry es un jugador muy importante para nosotros, pero hoy el que está bien es Alberto, ‘Tú aquí sentado. No pasa nada, campeón. El que va a jugar es este, que es el que está bien’. Igual no es tan evidente, como decirlo ahora parece muy evidente.
P.–Respetar roles y jerarquías, ¿no?
R.–Claro, pero el problema está en que tú sabes que eso no va a ser un problema, porque los jugadores no son tontos. Los jugadores aceptan que si yo no estoy bien, va a salir este y lo va a hacer mejor que yo. Y no hay un problema con eso. Eso ya lo hemos entendido todos, lo hemos hablado muchas veces y eso ya está metido dentro de lo que es el ADN del equipo. Entonces, claro, tú te atreves a hacerlo porque sabes que pase lo que pase, el equipo acepta eso.
P.–Ponía el otro día como ejemplo Sergio Pellicer al Unicaja hablando del tema de las caritas de los que no juegan mandando un mensaje al equipo. ¿Ha tenido caritas?
R.–Sí, hay caritas, pero no de muchos. Diría que hay caritas de uno o dos máximo. Bueno, pero tú tienes que entender por qué pasan las cosas y tienes que empatizar para saber por qué pasan esas cosas. Y, evidentemente, hablarlo y que el jugador entienda que a ti no te gusta ver eso y tú saber por qué el jugador hace eso. Y si tú lo entiendes, la persona que pasa no te sienta bien, pero lo entiendes y no sobrerreaccionas. Y sabes cómo dirigirte al jugador, sabes cómo tratarlo, el tema... Pero el jugador tampoco tiene que sentir, porque tú se lo dejas bien claro, que eso le beneficia. Es que no vas a sacar nada por la carita. Vale, has puesto la carita. Ni vas a volver ni vas a dejar de volver por la carita. Volverás si creemos que tienes que volver o no volverás si creemos que no tienes que volver.
P.–Parece que Carter y Osetkowski saldrán este verano ¿Gestionar estos últimos meses de contrato puede ser peligroso?
R.– No te sé decir, no te sé decir. Al final estamos hablando de dos jugadores que tienen un nivel competitivo muy alto. También son dos casos distintos. Dylan acaba contrato y Dylan está metido en un problema que no le está dejando jugar a su nivel, eso es evidente. Además de muchos problemas físicos que tampoco tenemos que mencionar. Si está con dolor, le tienen que infiltrar para poder jugar, hay un dedo en la mano que no lo puede utilizar y el tío se pone, eso ya te habla de un compromiso. Yo no tengo por qué pensar qué puede haber mejor para tu currículum y para tu futuro contrato que jugar una final de Liga. Nada te pone el escaparate más que eso.
P.–¿Y a Carter lo ve enchufado?
R.–Sí, pero el caso de Tyson es un poco diferente. Tyson sí que tiene contrato, pero lo que pasa es que es un jugador que tiene una proyección y una visibilidad de cara al exterior y equipos superiores muy altas, con lo cual puede salir al igual que Dylan. Pero creo que son dos personas diferentes, con valores diferentes, con inquietudes diferentes y que no se mueven sus decisiones, no sean movidas por los mismos patrones. Son dos personas muy distintas. Y no me preguntes por qué.
P.–Le preguntamos por los nuevos. Balcerowski fue descarte los dos primeros días y era el que más celebraba el título.
R.–Bueno, yo creo que a base de hablarlo con ellos y de que ellos sepan lo que nos cuesta y que empaticen con lo que nos cuesta descartar un jugador o dos jugadores. El jugador nunca percibe que tú lo dejas fuera como un castigo, porque no es verdad. Nosotros no dejamos nunca a nadie fuera por un castigo. No sé si una vez habremos hecho algo así en dos años y ni siquiera era un castigo. Pero lo que hacemos lo hacemos por un motivo.
P.–¿Se le explica a cada uno?
R.–No, nosotros tenemos hablado con ellos que tenemos que normalizar mucho más el tema de las convocatorias. El primer año yo explicaba por qué, pero eso suponía un desgaste tremendo, porque si tú das unos motivos y los motivos se repiten en el futuro, tú tienes que tomar la misma decisión. Y siempre hay cosas que cambian por el rival, por de dónde vienes y lo que va a haber, porque sí, hoy es contra este rival, pero ellos no se dan cuenta de que los dos próximos partidos van a tener que jugar mucho. Entonces, joder, si yo siempre juego contra este, ¿por qué hoy no juego si siempre me has puesto? Porque mira, ahora vienen aquel y aquel y contra esos dos tíos vas a tener que jugar cerca de 26 y eso es mucho. Entonces, suponía un desgaste muy alto. Y los jugadores mismos nos dijeron, mira, nosotros preferimos saberlo antes sin que nos digáis por qué. Pero les dijimos ‘si queréis saberlo, que no quiero, es que si tenéis inquietud por saber, nos lo preguntéis’. Y casi nunca preguntan. Y ellos saben que si descansan es porque hay un buen motivo. Si vienen a preguntar, alguna vez han preguntado, pero no a mí, han preguntado, ‘oye, qué raro esto, ¿no?’ Le han preguntado a Alberto, le han preguntado a Paco, pero vamos, de una manera súper normal. Y se le ha explicado, y incluso muchas veces es Marcos el que tiene que dar la explicación. Se le ha explicado al jugador, lo aceptan, pero ya no le explicamos porque es como dramatizar mucho el descarte. Ya sabemos que somos 14, ya sabemos que hay dos que se quedan fuera, vamos a hacerlo de una manera mucho más natural. Y además son ellos los que lo han pedido, yo lo he agradecido mucho. Pero a cambio sí que les he dicho, siempre que haya alguien que quiera saber por qué, si hay un motivo, lo diré. Si simplemente es porque sí, pues también lo diré:‘mira, pues porque sí. Porque solamente has descansado una vez en cinco meses’. Entonces, bueno, creo que hemos desdramatizado mucho eso, pero aún así cuesta.
P.–Hablábamos de Balcerowski.
R.–Olek venía de estar en las semanas previas con el virus. Y la semana de Lugo tuvo algunos planes para entrenar. Juega en Lugo, hace muchas faltas, por ir tarde y mal. Y luego en los entrenamientos previos a la Copa. Sabiendo que jugamos contra Pustovyi y Tomic, bueno, lo miras con más cariño, contra grandes. Pero entrenando vimos que era el que estaba peor. Y es un torneo de tres días. Si no estás el primer día, ya estarás el segundo. Y si no, pues, si Dios quiere, el tercero. No lo descartamos para toda la Copa, pero dijimos, ‘vamos con Yankuba, David y Dylan’. Es que se nos olvida que lo que no tiene mucho sentido muchas veces es llevar a tres cincos y a Dylan, porque al final te encuentras con cuatro cincos, porque Dylan al final juega sus minutos de cinco. Entonces, llegamos al Madrid y el Madrid se mete con dos cuatros y tiene cuatro cincos. Lo que tampoco tenía mucho sentido era ir con dos cincos y tres cuatros, ¿no? Entonces, bueno, pues a Tillie le tenemos que dar un puntito más de descanso después de un partido para que no sufra mucho la rodilla y porque, bueno, no sabemos en qué momento nos podemos quedar con uno menos y él va a tener que dar un paso adelante, ¿no? Entonces, tenemos que seguir cuidándolo.
P.–¿Cómo ve la evolución física de Tillie?
R.– Ha mejorado, ha perdido mucho peso, ahora ya es un jugador de baloncesto, pero todavía no está en su plenitud física y estamos en ello y él está haciendo muchos esfuerzos. Pero no podemos pretender que en febrero ya estuviese al cien por cien, que esto es muy largo. Ha estado un año sin jugar y todavía va con muchos miedos de su espalda y de su rodilla. Cuando juega dos partidos en 72 horas su rodilla hace saltar como la alarma. Entonces tenemos que cuidarlo mucho para que cuando tengamos que tenerlo de diario, de seguido, lo podamos tener. De los cuatros, Tyson había hecho una buena serie., Dylan es un jugador que al final siempre es un comodín porque puede hacer el 4 o el 5, siempre, y optamos por ir con tres cincos porque, bueno, Tavares... El Madrid, como sospechábamos, empezó a cargar el juego interior. Enseguida cargó a Yankuba con dos faltas, luego a Olek, luego a David, bueno, simplemente fue un poco sentido común ese descarte.

P.–Tyson Pérez hizo una gran defensa con Hezonja en la final.
R.–Bueno, la defensa contra Hezonja y que en un momento dado tiene que quedar algo... yo creo que a él le viene bien defender el día antes a Abromaitis y a Doornekamp, porque son dos jugadores que su estilo de juego es parecido al que se va a encontrar contra Hezonja. Hace dos, tres acciones muy buenas, en otra se equivoca. Bueno, yo creo que el verse en estas situaciones a él le ayuda a darse cuenta, porque muchas veces es un jugador que no se da cuenta de los errores hasta que los ve.
P.–El Joventut le emparejó con Pustovyi y dejaba a Dekker con el cinco vuestro.
R.–Esto se va a pasar siempre. El 5 va a cogerle a él y el 4 va a coger a David, o a Dylan, si está de 5. Esto es una cosa que le hacen muchos equipos con nosotros, pero él los mata jugando sin balón. Claro, si es un jugador que se queda abierto y le dejamos abierto y que tiene que tirar de tres puntos porque no lo va a meter, pues muy bien. Pero si es un jugador abierto que cada vez que hay una penetración o hay un balón al short roll va a cortar por la línea de fondo, los 5 no están acostumbrados a defender a jugadores de esa movilidad. 7/7 debajo del aro hizo ese día. Se puso a jugar sin balón contra los 5 y los 5 estaban por hecho que se va a quedar ahí abierto y no se queda ahí abierto. Juega sin balón y eso, claro, a nivel de confianza le vino muy bien. Él realmente lo que está haciendo es jugar, hacer lo que ha hecho siempre, pero tiene que mejorar porque él no tendrá este físico y estas capacidades atléticas cuando tenga 32, 33 años. Tiene que ir sumando cosas al juego y yo creo que las va poco a poco, se va dando cuenta de que lo tiene que hacer, que lo tiene que añadir. Y bueno, va dando pasos adelante. No agigantados, pero sí que va dando pasos adelante. Pero yo sí que le veo una mejora muy grande de un tiempo a esta parte. De primero aceptar que igual tiene que jugar 12, 13, 14 minutos. No tiene que jugar más, pero que esos 12, 13, 14 minutos no puede ser un jugador diésel. En este equipo no, en este equipo los diésel no existen. Dylan puede ser un poco diésel, pero los demás tienen que ser jugadores que tengan un impacto muy alto en pocos minutos, en una rotación de tres, cuatro minutos. Y esto lo va entendiendo. Muchas veces a los tres minutos va desfondado, pero claro, va a todas. Cuando vas a todas, muchas veces te equivocas. Pero bueno, yo prefiero que se equivoque por exceso que por defecto.
P.–El 80% de la plantilla, el entrenador también, tiene contrato hasta 2027. ¿Le da respeto tener que lidiar con un hipotético bajón?
R.–Aquí no hay certezas de nada. Pero el mismo miedo tenía el segundo año, que lo he tenido este año, que lo tendré el que viene. Claro, es que los mismos jugadores no son los mismos jugadores. Ya no son los mismos jugadores que hace dos años. Y no serán el año que viene los mismos jugadores este año. Es un año más juntos, para lo bueno y para lo malo, con más bagaje, con más caché, porque habrán ganado cosas. No sé si con menos hambre. Tal vez ya no será igual una cuestión de quiero estar en Unicaja para ganar títulos. Igual es quiero hacerlo bien en Unicaja para seguir en Unicaja. Es posible que los jugadores cambien los motivos por los que hacer las cosas bien. Pero de lo que se trata es de que hagan las cosas bien. Las motivaciones que tenga cada uno pueden cambiar porque habrán pasado 3-4 años desde cuando llegaron aquí y no son las mismas personas y no tienen por qué tener las mismas inquietudes. Nuestro trabajo es que, tengan las inquietudes que tengan, que el resultado sea el de que hagan todo lo posible para ayudar al equipo a ganar.
P.–Habla mucho de que es un caladero para equipos de Euroliga ideal por cómo juega el equipo, por la cuota de minutos... ¿Ve algún caso que pueda tener esa ambición?
R.–Es posible, es posible que por edad pues seguramente Djedo ya ni siquiera creo que él quisiera irse a un equipo de Euroliga. No sé, Melvin... pero el resto con el impacto que tienen en tan pocos minutos, de sexto jugador en cualquier equipo de Euroliga, yo los ficharía con los ojos cerrados. Tyler, Kameron, David, Kendrick... Todos. Y el que diga que les falta físico es que no ve mucho a la Euroliga. No ve mucho a la Euroliga.
P.-¿Y el entrenador? ¿Puede llegar esa llamada?
R.-No es una cosa que me preocupe. Un entrenador nunca puede tener como condicionante de sus decisiones o el valor al que se agarra la comodidad, digamos, o la estabilidad. Un entrenador cuando se estanca en un sitio, vamos a decir, y entra en una zona de confort, es peligroso. Pero es que yo creo que aquí no hay zona de confort, porque fíjate que nadie hace lo que estamos haciendo nosotros de repetir con tantos jugadores. El año que viene, que todo el mundo puede pensar que mantenemos el mismo bloque, no tiene nada que ver. El equipo no tendrá nada que ver porque los jugadores son distintos y las personas ya son distintas. Entonces eso, el reto de volver a hacer al equipo jugar bien, volver a hacer que el equipo funcione, que el grupo esté igual, pareciendo que son las mismas personas, con lo cual dices, esto lo hace cualquiera, pero no siendo verdad porque las personas han cambiado y que tú tengas que reinventarte para llegar a los jugadores porque ya no te escuchan... Porque yo entré muchas veces en el vestuario, les miro a las caras y digo, es que ya saben lo que les voy a decir. O sea, saben lo que voy a poner en la pizarra, saben lo que les voy a decir. O sea, es que lo saben. Entonces te tienes que reinventar para que no estén ahí pensando lo que digo yo, Homer con los platillos, y no te hacen ni caso porque ya saben lo que les vas a decir. Eso precisamente la zona de confort no es. La zona de confort puede ser querer repetir el modelo en otro sitio, pero repetirlo aquí es muy difícil. Entonces ese es ahora mismo el reto que yo tengo en la cabeza. Si me llega uno... pero yo ahora mismo creo que no hay uno más motivante para mí, atractivo que este.
P.–Hablábamos antes de la Copa con Scariolo y me decía que el entrenador siempre intenta adivinar por dónde va la tendencia del juego y adelantarse un poco. ¿Siente que va en el vagón bueno?
R.-Bueno, yo creo que ahora es evidente que todavía quedan equipos como Gran Canaria, como Tenerife, que de una manera muy inteligente deciden jugar de otra forma para sacar el máximo rendimiento a sus equipos. Aunque Gran Canaria copie su planteamiento contra Valencia en nuestro partido de Liga, lo copia. Pero ahora mismo está claro que el baloncesto está en una tendencia de darle mucho valor al juego entre fases, es decir, lo que pasa entre que hay un tiro y el siguiente tiro. Lo que pasa después de un tiro es que hay una acción de rebote. Para todos.
P.–Gente del baloncesto nos decía que Bonn cambió un poco el paradigma.
R.–Tomas Iisalo lleva una forma de trabajar el rebote de ataque que realmente no inventa él, eso estaba ahí. Lo que pasa es que eso está en Australia hace años y en equipos de cantera ni te cuento, pero sí que con un grupo muy concreto de jugadores lo lleva a alto nivel. Y el de poner a jugadores muy grandes a defender bloqueos directos, aunque sean marcajes antinaturales, eso también lo ha hecho él. ¿Por qué? Porque para su forma de defender el bloqueo directo era muy adecuada. ¿Qué hacía a cambio? Pues muchas veces tenía que poner a TJ Shorts con un tres grande que no juega pick and roll. Entonces preparaba el equipo siempre muy bien para esas cosas. Ahora mismo, pues es que claro, el juego a campo abierto, las situaciones de rebote son muy importantes. ¿Qué es lo siguiente? Pues ver seguramente a 4 y a 5 jugando bloqueo directo. Derrick Alston Jr. ¿Por qué es Derrick Alston Jr. un jugador tan impactante en la liga? Porque Diego Ocampo lo pone a hacer cosas que todavía nadie hace. Sam Dekker lo quiere hacer. ¿Quién? Dylan. ¿Dylan podría hacerlo? Dylan, que lo hacemos alguna cosa. Y él trabaja mucho a nivel individual con Alberto Miranda para poder llegar a hacer cosas de estas. ¿Pero quién lo hace de manera consistente en el juego porque lo tienen metido? Lo hace Derrick Alston Jr. en el Manresa. Porque utilizan ese jugador tan raro a nivel de posición, que no sabes si es un 3 o un 4, pero que pone el balón en el suelo, que es capaz de pasar el balón. Entonces es un jugador... Wembanyama. Un mayor ejemplo que ese... Yo creo que eso es a lo que va lo siguiente. Antes decías, va a dejar de haber bases, doses, treses, cuatros y cincos y va a haber generadores, rematadores y lo que llaman spacers, jugadores que simplemente están abiertos extendiendo el campo. ¿Qué va a ser lo siguiente? Pues lo que va a haber es que cualquiera va a ser un generador. Es que ahora mismo, en el campo, cuantos más generadores tengas, es más difícil para el rival. Porque es muy difícil tener buenos defensores de generadores. Te supone tener jugadores con una capacidad física, pero sobre todo con una capacidad de entender el juego muy alta, para poder defender tres generadores al mismo tiempo.
P.–¿Y ese es un punto de no retorno?
R.–El baloncesto siempre está evolucionando. Siempre evoluciona. Entonces se llegará ahí y de repente llegará algún entrenador vintage que tirará para atrás y volveremos a empezar. Y dirá uno dentro de 15 años, pues ahora estamos jugando balón en el poste bajo y todo el mundo se mueve. Esto lo he inventado. No, esto se hacía hace 15 años y el Unicaja ganó una copa del rey haciendo esto. Porque esto siempre son ciclos en el juego. Pero sí creo que eso que os decía Sergio es verdad. Ahora mismo el baloncesto tiende a la inespecialización del jugador. Todo el mundo es capaz de hacer cualquier cosa. Los 5 tiran, los pequeños bloquean, los grandes juegan pick and roll, cualquiera puede jugar en el poste bajo. La inespecialización del jugador. Yo creo que vamos a eso. Cada vez hay unos jugadores en la NBA más grandes, capaces de hacer más cosas. Y es posible que ese sea el siguiente paso.

P.-Sobre la estructura del club. Oíamos al presidente esta semana hablar de que un paso importante es mejorar la estructura de la dirección deportiva, el scouting. ¿Ve esos pasos en el club de crecimiento, de voluntad de no quedarse, de mejorar?
R.–Yo creo que hemos dado muchos pasos adelante a nivel de cuerpo técnico. El que entendamos que la labor de Marcos es clave, al menos con nuestra forma de trabajar y que él no puede abarcar tantísimo trabajo con tantos jugadores. Y gracias a Dios que tampoco tenemos muchos lesionados. Y que hay que ponerle a alguien al lado que a su vez también sea alguien que el día de mañana, cuando Marcos no esté o no esté yo, sea capaz de, digamos, de consolidar y alargar esta fórmula de trabajo en el Unicaja, que tiene que ser ya la forma de trabajar del club.
P.–¿Ve que presidente y director deportivo han entendido que es el camino?
R.–Yo creo que han entendido que no sólo estamos ganando; estamos generando una forma de funcionar, una filosofía de club. Cuando aquí llega un jugador, tú lo metes en la sala y le dices, mira, aquí las cosas son así, así, así, aquí, y funcionamos así, y lo tienes que hacer así, porque nosotros funcionamos así. Eso no es tan evidente. En esa reunión le explican cómo está, dónde queremos ir, a este nivel, a este nivel, a este nivel y a este nivel. Es una cosa en la que nosotros creemos mucho, el hecho de que se crezca en ese aspecto hace que, si un día Marcos no está, un día no estoy yo, esto sea como una herencia, que perdure. Que luego puede llegar otro entrenador y decir, oye, a mí esto no me gusta, pero ya lo tienes que quitar, esto ya está aquí. Si lo quitas, lo quitas, pero ya está aquí. Entonces yo creo que ahí hemos crecido, pero yo creo que en un club tan importante como es el nuestro y como queremos que sea el nuestro, yo sí que creo que Juanma está muy solo a la hora de abarcar tanto trabajo, tanto mercado, tantas decisiones, porque si Juanma quiere hablar... Yo siempre le digo a Antonio, si Juanma quiere hablar de un jugador con alguien, habla conmigo, pero ¿con quién habla Juanma si quiere hablar del entrenador? Con el entrenador no. A mí no me puede decir, esto es una mierda, a mí no me lo puede decir. Necesita tener a alguien a su lado y decir, esto no sé si está bien, vamos a hablar con el entrenador, necesita a alguien. En un club de baloncesto, ¿cómo es posible que solamente haya una persona del club, del club, de baloncesto? No tiene sentido que haya sólo. Y ojo, todo es importante y más a día de hoy: prensa, marketing, ticketing... Todo eso es súper importante, pero no parece muy normal que haya más gente de no baloncesto que de baloncesto en sí, cuando el club es un club de baloncesto. Entonces, yo sí que creo que es muy positivo que haya alguien más de baloncesto en el club que esté con Juanma, creo que es básico, básico.
P.–Pensando en el medio plazo. ¿Cómo está viendo la evolución de Yannick Nzosa y Mario Saint-Supéry? ¿Les va viendo con nivel?
R.–Yo creo que no es una cuestión de nivel. Creo que Yannick tiene nivel, ahora lo estamos viendo. Está recuperando la confianza, está teniendo más continuidad en el juego, tiene nivel. Ya no te hablo del nivel que tiene Mario, no es una cuestión de nivel, es una cuestión de encaje, porque porque los roles están muy definidos en el equipo. Si tú cambias tanto un jugador por otro, tú no puedes pretender que un jugador tenga un rol...
P.-No puede pretender que Mario sea Djedovic.
R.-Exacto, yo no entro a decir si Mario es mejor o no que Djedovic, lo que sí que tengo claro es que, si Mario entra por Djedo, yo a Mario no le puedo pedir que haga las cosas que hace Djedo, entonces ¿a quién le pido, a quién le doy lo que hace Djedo? ¿y a quién le quito lo de Mario? Entonces, no es una cuestión ni de capacidades, ni de potencial, ni de calidad, es una cuestión de roles. Eso desde el punto de vista del equipo, pero luego está el punto de vista del jugador, dos jugadores que necesitan tener su espacio. Si yo traigo aquí a Yannick, después de lo bien que lo está haciendo en Fuenlabrada, con confianza, con minutos, y lo meto en un rol en el que va a jugar 9, 10, 11 minutos, igual me lo estoy cargando. Lo mismo con Mario, si yo lo pongo aquí y dices ‘no, vamos a ponerlo como Tyson Carter’ ¿Es capaz Mario de soportar el peso que puede tener Tyson Carter a sus hombros del equipo? Vamos a acordarnos de los partidos que ha ganado Tyson Carter, el solo. ¿Es una cuestión de capacidad? No es una cuestión de capacidad, Mario dentro de unos años va a ser tan bueno como Tyson Carter, o mejor. Es una cuestión de ¿puede hacerlo con 18 años? Si no lo hace, lo estamos matando, con lo cual, está por un lado el equipo y por otro lado, que esto es un patrimonio del club, tenemos que cuidarlo, no podemos precipitarnos, porque igual no le estamos haciendo ningún favor, ni al equipo ni al jugador.
P.–¿Tiene algún plan para junio?
R.–En junio hay unos play off de la Liga Endesa. Vamos a ver hasta dónde llegamos, a ver...
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