La incomprensión del MVP Tyson Carter

La gasolina del escolta, que no tiene fuera el reconocimiento de los que le ven en el día a día

La versión de "El último mohicano"

Carter saluda a los jóvenes aficionados.
Carter saluda a los jóvenes aficionados. / Javier Albiñana

En Atenas se coronó como MVP aTyson Carter. Seguramente el mejor jugador, por impacto y regularidad, fuera otro Tyson, Pérez, que rubricó un doble doble en la final y que también contra el AEK fue determinante. Quizá como desagravio por su ausencia en los dos primeros quintetos de la competición fue coronado como mejor jugador. Tuvo un primer tiempo excelso para poner el tren en las vías, sin tanto nivel en el segundo. Pero fue el máximo anotador y acabó pesando en la elección. Los propios compañeros alucinaban con esa ausencia, hasta Osetkowski y Perry se pronunciaban públicamente con lo que consideraban una injusticia. Realmente los jugadores comprendieron que los premios individuales no tienen demasiado valor y también tuvieron la certeza de que Carter iba a hacer un gran partido en la final, fue la mejor manera de estimularle. Ibon admitió que lo colocó titular para aprovechar esa adrenalina y motivación.

De alguna manera, parecen existir con Carter los mismos prejuicios que, por fortuna, permitieron que acabara en Málaga y que continúe aquí desplegando su baloncesto. Y que no se le valora tanto fuera, de ahí que ningún club de Euroliga apostara firme con él. Verle defensivamente ante el AEK o en la final denota su crecimiento en esta faceta, habitual caballo de batalla. Su conocimiento del juego es alto, con sus momentos de desconexión o de riesgo. Pero ese es su juego. Y su talento no abunda. Tiene contrato hasta 2026 con el Unicaja, con una salida de 50.000 euros. El año pasado se le mejoró el contrato cuando permaneció. En el club no se da por descartada su continuidad, pero ahora son semanas de otra historia.

“El primero fue bueno porque se sintió como una redención del primer año. Fue realmente bueno. Pero este, defendiendo el título, ya lo ganamos, y estamos aquí en este momento”, decía Carter en las entrañas del Sunel Arena sobre qué título sabía mejor: “El coach Navarro significa mucho para mí. Cuando llegué aquí, no era un jugador tan maduro. Él me ha ayudado a madurar y crecer de muchas maneras, tanto ofensiva como defensivamente. No tengo palabras para describirlo: controlar el ritmo del juego y mejorar tanto como base como escolta”.

También se refería a Kendrick Perry y su influencia. “Es mi hermano. Hemos desarrollado una muy buena relación a lo largo de estos tres años. Desde el primer día, cuando llegamos, nos entusiasmó jugar juntos. Tenemos una amistad especial. Me dijo eso en Twitter [dijo que había otro exterior del Unicaja que había jugado mejor que él] y me animó a jugar con todas mis fuerzas. No buscaba ser el MVP. Tenemos un equipo muy bueno; podría ser cualquiera, pero quería darlo todo para que el equipo ganara, igual que él”, cerraba el tímido chico de Mississippi, que ganó el primer MVP en Badalona y ahora sumó el de Atenas a la colección.

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