Mario Saint-Supéry, la madurez precoz del niño

Bajo la atención máxima del Carpena, el malagueño dejó unas impresiones muy positivas en su regreso, picos de calma e inteligencia altísimos para un jugador de 18 años; hizo 14 de valoración sin lujos

El aplauso mayúsculo del Carpena

Saint-Supéry, durante el partido. / Carlos Guerrero

Poco después de amanecer, Mario Saint-Supéry ya sonreía con los aficionados más madrugadores del Carpena. Autógrafos, fotografías (su planta invita a ello), un chico de 18 años que no solo engancha dentro de la pista. Lo supo llevar durante toda la jornada el prodigio malagueño. Después de una ovación generalizada y cariñosa del Carpena, un jugador que es un patrimonio actual del Unicaja, Saint-Supéry convertiría su pabellón por momentos en su recreo. Sin lujos y adornos (solo tiró cuatro veces a canasta), pero sí con una madurez aplastante. Su partido es de veterano, ante el campeón de Copa, bajo un ambiente de tensión y unos máximos competitivos. No solo no le pesó el escenario, ese cosquilleo travieso de jugar en tu casa, sino que pudo disfrutar, con alguna sonrisa ante una buena decisión, la mayoría, y hasta alguna secuencia de dominio. El refrendo a que es el camino, que su cesión en Manresa es lo mejor que ha podido deparar el destino. Y dentro del Unicaja, una grata impresión, por soportar todo lo que tenía el chico encima.

7 puntos. Una bomba con rectificado que caería con nieve, su primera acción del partido, y un triple, con gesto muy elocuente de darse un golpe en el pecho. El lenguaje corporal de un chico con carácter, pero no sobrepasado, lo más difícil de calibrar a esa edad. 3 asistencias, exquisito un mísil teledirigido a las manos de Steinbergs, que se relamía en la esquina pero pisó línea lateral. Gestos de un jugador diferente, no solo existe esa atención en Málaga. Además, 4 recuperaciones, de intuir la primera línea de pase, aprovechando algún momento de caos que tuvo el partido. Paradójicamente, uno de los jugadores que le puso orden fue Saint-Supéry, que terminaría el partido con 14 de valoración en más de catorce minutos, con un tapón y dos faltas recibidas en su tarjeta. Pilló a Djedovic en alguna situación de picardía, se cambiaron por algún momento los papeles. El malagueño se dejó llevar por el momento y lanzaba un triple en una transición clara de Manresa. Ocampo amagaba con compartir una sonrisa. Se sumó esa gran noticia, además del tremendo triunfo del Unicaja y la fiesta de la Copa, ver que el Unicaja tiene un producto de un valor que no deja de crecer. Para el futuro, Ibon Navarro ya comentaba en Málaga Hoy que no es una cuestión de nivel, seguro que reforzada esa visión tras este Unicaja-Manresa, sino de encaje.

Está en las mejores manos, las de Diego Ocampo. Nunca alimenta esas expectativas que hay alrededor, al contrario, la echa al suelo. Pero le cambiaba el rostro cuando se le preguntaba por Saint-Supéry y su partido. Si esta actuación es un paso más en ese desarrollo tremendo que se le vislumbra. “Sí ha dado un paso a nivel mental, porque era una situación difícil para él, muy característica porque es la primera vez que viene a Málaga. Fue a Burgos y fue toda una aventura, y ahora lo es venir a jugar ante el Unicaja, toda una aventura. Estoy contento. Primero estoy contento por su lenguaje no verbal, que ha mejorado mucho, y hoy era muy difícil mantenerlo. Y después, la solidez con la que ha jugado, tanto en ataque como en defensa. Esto sigue. El problema es que vienen los altos y bajos de las personas cuando empiezas en algo, en el trabajo por ejemplo. Necesitamos trabajar ahora para tener estabilidad. Ahora hay que entrenar a ese nivel al que ha demostrado, además que puede hacerlo. Ha hecho una muy buena gestión de los acontecimientos hoy, pero yo no puedo bajar el pistón. Tengo que tenerlo alto, pero a la vez ayudarle. Esta es la línea Va bien, pero él y Manresa queremos más”, reflexionaba Diego Ocampo.

También tuvo buenas palabras Ibon Navarro a la actuación del malagueño. Se daban un fuerte abrazo al acabar el partido, hablan con frecuencia. Ibon sabe que maneja, o manejará, un jugador muy importante en el futuro. “No me ha sorprendido el partido de Mario. Ha estado muy bien, muy tranquilo, maduro. Ha estado acertado, ha ido al tiro libre y ha estado bien, ha apretado atrás. Creo que ha hecho un muy buen partido. No es noticia que lo haga, pero sí con la situación mental y emocional que tenía, no era fácil. Ha hecho un partido extraordinario para un chico de su edad”, cariñoso el vitoriano.

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