La pequeña aldea malagueña en el AEK de Atenas-Unicaja
Los más de 150 aficionados malagueños se hicieron notar en las ruidodísimas gradas del Sunel Arena, un cubil vertical y con encanto al lado de un barrio desfavorecido, casi en la nada
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“El peor lugar de Atenas”. Así define un veterano compañero griego a sus colegas españoles la ubicación del Sunel Arena, en el Ano Liosia. En los Juegos de 2004 fue sede olímpica de lucha y otros deportes, fue un intento de revitalizar la zona, pero no ha resultado. En medio de una cápsula en una zona bastante desfavorecida se levanta la sede de esta Final Four. Una vez dentro, otro mundo. Buen mantenimiento, algunos lógicos aprietos de arreglos de última hora y unas gradas muy verticales que aumentan la sensación de presión. La primera semifinal comienza con apenas 500 personas en las gradas. Pero ya mediado el segundo tiempo hay miles de griegos que sueñan. Casi una decena de miles al final.
El aficionado cajista llegó de varios maneras, con combinaciones. Residentes en Polonia, Serbia, Madrid o Valencia. La mayoría, obviamente, desde Málaga. Desde el jueves algo más y varios grupos el viernes, esparcidos por distintos lugares céntricos y más alejados. Unos 150, que se hicieron notar también en la caldera helénica. Las tres aficiones distintas al AEK no llegaban al 5% del pabellón. Las entradas no eran baratas para sueldos griegos, pero la amplia base social de un club con sede a unos 15 kilómetros, en Nea Filadelfia, hizo un esfuerzo.
Impacta cómo aprietan y cómo llevan en volandas a su equipo, algo que motiva también a jugadores rivales para dar su mejor versión. No falta precisamente personalidad en un equipo que ha ganado cinco títulos en cinco ciudades distintas en dos años, ninguna en Málaga. Sufrió, pero hizo ruido, se escuchaba el himno en el tramo final en el Carpena. Este domingo, a por el sexto. Una brutalidad.
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