Unicaja, después de los papelillos
El Unicaja afrontará un curso en el que deberá reconstruir y en el que las expectativas por lo conseguido puede convertirse en un peso
Webb y su mejor baloncesto

El paseo por las nubes del Unicaja, con tres años seguidos ganando títulos culminados con cuatro en el ejercicio recién terminado, puede tener una toma de tierra en la próxima temporada. Se van jugadores esenciales en este ciclo, los rivales se refuerzan, se prevé una subida de nivel en la clase media alta con una BCL bastante enriquecida y es bastante complicado mantener ese ritmo de casi 75% de victorias que se acumula en este tiempo. No es cuestión de vender alarmismo ni pregonar el apocalipsis, pero sí de avisar sobre la realidad. No hay una inteción, como expresó el presidente el pasado viernes, de seguir creciendo en el sentido de aumentar la apuesta económica a corto plazo (ha progresado cinco millones de euros, hasta los 16 actuales, desde 2021) y ya se conoce sobradamente su postura acerca de la Euroliga, que podría ser la locomotora de un cambio. No obsta para que permanezca la ambición y el deseo de “seguir molestando” a los grandes. Pero la dimensión actual del equipo satisface.
El cambio del club en el manejo de los tiempos en el mercado ha sido uno de los virajes sustanciales en esta etapa de López Nieto y Juanma Rodríguez al mando. Se trabaja con independencia y anticipación y, asumidas las marchas de Carter y Osetkowski desde tiempo atrás, estaban pactadas las llegada de Webb y Castañeda, especialmente desde tiempo atrás la del primero. Hay dos hombres con proposiciones para salir rumbo a Euroliga, Kameron Taylor y Tyson Pérez. Hay más optimismo con la continuidad del segundo que la del primero, que tiene hasta el jueves para abonar 800.000 euros y salir. A partir de ese día, casi se dobla hasta 1.5 millones. Valencia y Mónaco son sus posibles destinos. Los inputs que recibe el club no son los más tranquilizadores, sí lo son con Tyson Pérez. Hay soluciones preparadas en caso de salidas, aunque evidentemente implicaría una reestructuración mayor y se perdería cierta solidez construida con hombres que han sido importantes.
El Unicaja vive un momento social tremendo, uno de sus tres picos históricos. Se ha construido mucho, pero también en base a ganar y volver a ganar. Esa cultura de club y de equipo, muy reconocible e identificable, es un suelo que debe ser importante en este periodo de cambio. Se quedarán jugadores carismáticos y se quiere hambre, tanto en los que aún deben crecer desde dentro como los que lleguen, porque Málaga se ve ahora mismo como quizá el destino más apetecible en el continente fuera de Euroliga, como un trampolín también para relanzar carreras. Se paga bien, el jugador se siente querido y cuidado, hay un grupo humano de calidad y un staff muy bien valorado. Conquistar títulos es muy difícil, esta borrachera de seis en tres años quizá lo ha distorsionado. Disfrutar del equipo y ver a jugadores que honran el escudo debe ser la base de expectativas. Lo otro ya dirá la pista hasta dónde llega.
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