Unicaja y La Laguna Tenerife, una cuestión de ritmo

Una nueva partida de ajedrez entre ambos en la semifinal de Copa del Rey

"Hemos jugado 150 veces"

Taylor y Marcelinho.
Taylor y Marcelinho. / ACB PHOTO

Málaga/Unicaja y La Laguna Tenerife, la némesis de uno y otro, vuelven a cruzarse en una de las últimas pantallas por un título. Los dos clubes que mejor homenajean al término proyecto, quizá sea lo primero que aparece en el imaginario al pensar en cajistas y canarios. El Unicaja miró en su momento a Tenerife como espejo, una inspiración para construir en aquel verano de 2022, crear y dar continuidad a una filosofía con la determinación de mantener un grupo de jugadores lo máximo posible. Arrancó esa rivalidad en Badalona y continúa dos años después en Gran Canaria, protagonistas de una Copa del Rey que refuerza la condición de ambos, no de alternativas, de candidatos muy serios a tocar pelo, así lo decía Miret del Unicaja y también aplicable a los aurinegros. Las hechuras de equipo grande de Tenerife ante el Barça, zarandeándolo a su antojo, el cómo el Unicaja sacó el rodillo con un Joventut apenado, sin plan de contención ante un tsunami de baloncesto. El qué y el cómo, cada uno llevando su estilo a niveles altísimos.

Es bonito cómo el baloncesto ofrece vertientes para llevar el juego a máximos de eficacia. Gustos y estética al margen, Unicaja y La Laguna Tenerife son los equipos mejor trabajados del la ACB, es una visión generalizada dentro de la competición, según jugadores y entrenadores, quizá con permiso del Valencia Basket, quien parece haber dado un giro de tuerca a eso del ritmo, jugar más rápido que nadie, el baloncesto moderno sigue galopando hacia esa dirección. Tan elogiado el conjunto canario por ser una excepción extraordinaria a esa tendencia. Ver jugar a los de Vidorreta "es la excelencia", como decía Ibon en la previa de la semifinal de Copa, por llevar los sistemas a la perfección, la precisión en el cinco contra cinco, ese baloncesto robótico y con esa capacidad de anestesiar los partidos. Mientras, el Unicaja es la antítesis: la velocidad tiene más protagonismo que los aros, como que una cosa llevará a la otra. La segunda parte de rock and roll ante el Joventut permite definir el estilo del equipo malagueño. Será muy complicado, ante el sobreconocimiento, de repetir ese frenesí con Tenerife, experto en contrarrestar.

A veces el baloncesto no conjuga sensaciones y datos. Según el big data, el Tenerife alcanza las 69.7 posesiones de ataque por 40 minutos, el Ritmo según la estadística avanzada, un término muy repetido en la previa. El Unicaja llega a las 76.1, casi siete posesiones más por partido que los canarios, distancia considerable para los guarismos que se manejan en el baloncesto actual. Tenerife ataca más lento, pero saca un gran rédito a sus posesiones: 1.25 de Rating Ofensivo (puntos anotados por cada posesión), el Unicaja tiene un 1.16, ha superado Valencia a los canarios recientemente (1.26), hasta hace unas semanas el equipo más eficiente en ataque de la ACB. La victoria ante el Barça ejemplifica la capacidad de control del conjunto canario. Tenerife encajó 33 puntos en el primer cuarto, con un Barcelona desatado, pero poco a poco crecieron esas dosis de cloroformo hasta recibir solo 32 en la segunda parte, además de esa exhibición celestial de Marcelinho Huertas. "Dije a los jugadores en el descanso que teníamos que encajar menos de 20 puntos en cada uno de los dos últimos cuartos, estos chicos cuando algo se les mete en la cabeza...", exultante Vidorreta tras ese plan exitoso. Realmente es el estado natural del Tenerife.

"Somos un equipo que ataca muy bien los primeros ocho segundos, ellos atacan muy bien, excelentemente diría, los últimos siete. Está claro que el que consiga llevar el partido a su terreno, a su ritmo, tiene mucho ganado. Tienen la capacidad de adaptarse a cualquier cosa. Cada año dan un paso adelante en muchas cosas. Todo el mundo habla de su pick and roll, pero cuando lo paras en los primeros 20 segundos luego aparece otra cosa. El año pasado era Kyle Guy, ahora han encontrado otras soluciones en esos momentos", decía Ibon Navarro antes de la semifinal. La batalla del ritmo en un partido gigantesco en el Gran Canaria Arena.

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