Vivir

Cuando leer es toda una aventura

  • La lectura en familia, dibujar sus capítulos favoritos o buscar libros que capten su interés, claves para aprovechar las vacaciones para acercar el mundo de los libros a los niños

Todos los años, cuando llegan las vacaciones, la misma buena intención: que los niños lean. Las librerías se llenan de ediciones infantiles o más o menos juveniles, los padres se empeñan en comprarlas, esperando que abandonen por un rato el Fornite y el FIFA o las últimas ocurrencias con el slime de los youtubers de turno y se abandonen a la lectura.

Difícil tarea en una etapa de la vida donde se aprende, principalmente por imitación. Por eso, uno de los primeros pasos es que vean la lectura como una actividad cotidiana que pueden compartir con los adultos. Leer en voz alta algunos capítulos de sus historias favoritas o hacer que ellos pongan las voces de los protagonistas de las historias es uno de los trucos que sirven para que no se convierta en un recuerdo de las tareas escolares.

Y es que lograr que los niños no pierdan el gusto por la lectura o que en algunos casos lo adquieran, es importante para el adecuado desarrollo del hemisferio izquierdo delcerebro, donde se estimula la lógica, la creatividad, la imaginación e intuición.

No abrir un libro durante estos tres meses de vacaciones puede traer consigo un retraso significativo en faltas ortográficas o en la capacidad de comprensión, expresión oral, o la creatividad entre otras habilidades adquiridas durante la infancia, elementos que se verán reflejados al inicio del nuevo curso académico.

Desde la Fundación Jaime Alonso Abruña y la Academia Jaime Alonso ofrecen una serie de consejos útiles para que esta actividad se realice de la manera más natural y divertida posible. Al convertir la lectura en una actividad familiar más, se une la importancia de hablar sobre lo leído, conocer sus opiniones y crear un vínculo importante entre los padres y los niños.

Y para que no tener un libro a mano no sea una excusa, lo mejor es que la lectura forme también parte del equipaje. Como el verano tiene momentos sin mucho que hacer, siempre hay un rato perdido para leer: antes de que duerman la siesta- o durante ella si es que los niños no son partidarios del descanso de sobremesa -o después de ver su programa favorito en la televisión.

Si los más pequeños de la casa no tienen una lectura favorita, un modo de hacer que se interesen por el mundo de las letras es llevar libros que tengan que ver con las vacaciones. De este modo, si la familia está de acampada, es una buena idea una guía sobre montañas, ríos, historias de bosques y junglas. Si leen lo que viven, es más fácil que lo entiendan.

Sea el cuento que sea, el complemento ideal para un libro son los lápices de colores y un papel. Animar a los niños a que dibujen su parte favorita de la historia, además de estimular la imaginación, les ayuda a la capacidad de comprensión de la lectura.

A la aventura de conocer historias y lugares nuevos se suma el aprendizaje de palabras que todos los libros llevan implícito. La mejora del léxico y la ortografía, en este caso, no sólo es para los más pequeños, sino también es útil a los adultos. No está mal recordar el correcto uso de las palabras y la riqueza del vocabulario. Y para conseguirlo no hay mejor modo que leer.

El libro, además, es un objeto tan multifuncional como los smartphone. Sirve para desarrollar la creatividad, la comprensión lectora, una correcta ortografía, aumentar el vocabulario y mejorar al expresión oral y la capacidad de hablar en público. Dejar que los pequeños lean en voz alta, le dará la posibilidad de mejorar, no solo sus destrezas lectoras, sino también que pierdan la vergüenza de expresarse delante de los demás, aprendiendo a entonar correctamente. No tienen que ser necesariamente libros enteros, pueden ser secciones de algún periódico, una revista o una carta. Esto mejorará su atención, su pensamiento crítico, creativo y aumentará su curiosidad.

Pero, sobre todo, los niños son exploradores deseosos de descubrir el mundo y los libros forman parte de él. Es necesario dejarles que sigan su ritmo, que inventen historias con las ilustraciones, o que se salten páginas, incluso que cada uno vaya a su ritmo hasta que el hábito de la lectura se convierta en rutina, no sólo en los días de verano ni durante los años de la infancia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios