Los secretos del 4-3

"Mi obligación era caerme al suelo", le respondió Higuaín a los malaguistas que le recriminaron su caída ante Calleja · Fueron los asistentes quienes señalaron los dos penaltis en contra

Heinze y Eliseu discuten tras el pisotón de Sergio Ramos al luso.
Heinze y Eliseu discuten tras el pisotón de Sergio Ramos al luso.

Los 90 minutos del Real Madrid-Málaga parecieron bastantes más. Y es que pasaron muchas cosas. Muchas más que los siete tantos. Algunas ya están más que vistas en las fotografías e imágenes mostradas ayer. Bastantes pasaron desapercibidas. Algunas de ellas, que no tienen desperdicio por su incidencia en el curso del choque, se desgranan en las siguientes líneas.

LA PICARDÍA DE HIGUAÍN

Gonzalo Higuaín fue protagonista ayer en medio mundo futbolístico. Su póker goleador (luego igualado por Eto'o en el Camp Nou) le hizo acreedor a ello. Sin embargo, en el Málaga no gustó nada su actitud en el supuesto penalti que le hizo Calleja y que, a la postre, decidió el 4-3. Al término del choque, al ser recriminado por los malaguistas, el argentino le respondió de forma poco elegante: "Mi obligación era caerme al suelo".

ASISTENTES SOPLONES

Iturralde González dejó a todos descontentos, pero hizo más sangre entre las camisetas moradas que en las blancas. Sin embargo, en las determinaciones más comprometidas, los dos penaltis en contra, el peso de las mismas cayó en los asistentes, Díaz Pérez del Palomar y Núñez Fernández. El trencilla vasco confesó tras el partido que vio la mano de Weligton, pero que tuvo que mirar al asistente de su derecha para confirmar si había sido o no dentro del área. En el último, la rapidez del contragolpe lo dejó casi en el centro del campo y sin buen ángulo de visión para valorar la caída de Higuaín. A instancias de su auxiliar, señaló los once metros. "Te ha visto mi asistente", espetó Iturralde a Calleja. Éste, a su vez, dejó más perplejo aún al madrileño: "Le habéis hecho penalti tú y Weligton".

EL ENFADO DE ELISEU

Eliseu marcó un magnífico gol y ya se sabe que el efecto amplificador de estadios como Chamartín lo hizo más glorioso aún. El luso, muy motivado por estrenarse en un campo tan histórico, sembró el pánico con su tanto y luego le supo buscar las cosquillas a Sergio Ramos, que lo pisó y dejó a los suyos con diez. Pero, contra pronóstico, sin lesión de por medio, Tapia decretó su sustitución en el minuto 57. Cuando miró a Nacho en la banda y el cartelón del cuarto árbitro, no se lo creyó. Reaccionó a los varios segundos porque no se lo explicaba. Sabía que podía hacer daño con todos los huecos que generaba el Real Madrid y el partido al contragolpe que se pintaba, su especialidad. O si no, buscar otra expulsión, la de Michel Salgado, que salió con exceso revoluciones en la reanudación. "Más vale que pidas la sustitución porque si no te voy a partir la pierna", manifestó al luso para intentar arredrarle. En el AVE de vuelta, era el más enfadado de toda la expedición. No dudó en enseñar a todo el que se lo solicitó la marca que le dejó un taco de la bota de Sergio Ramos.

ARNAU ESTUDIÓ BIEN

Tampoco se marchó contento Francesc Arnau, pese a que todo lo que había preparado le salió bien. Siguiendo los consejos del cuerpo técnico, el cancerbero catalán adivinó los dos lanzamientos de penalti de Higuaín. "Abajo y a tu derecha", era la consigna. Así lo hizo, si bien la potencia del primero sólo le permitió tocar el esférico, no lo suficiente para desviarlo. El segundo lo paró, pero la mala suerte se cebó con él, ya que el rechace le cayó manso al ex de River para hacer el 4-3. Además, pese a que fue criticado por muchos por despejar tiros lejanos en lugar de blocarlos, todo respondía un guión. Los fuertes disparos de Snejder y Van der Vaart se sabían como uno de los puntos fuertes del equipo de Bernd Schuster. Más allá de los muchos goles que han conseguidos los holandeses, en alguna ocasión a los porteros que se habían enfrentado a los blancos se les había escapado balones que intentaron atajar por los raros efectos que derivan de sus fuertes disparos. Ninguno de ellos pudo perforar su portería.

GUTI, EL CAÍDO

Una de las anécdotas más graciosas tuvo lugar cuando Guti quedó tumbado en el suelo y los jugadores del Real Madrid pidieron al Málaga, que iba abajo en el marcador, que echara el balón fuera. No lo hicieron los de Tapia, algo que provocó la ira de Schuster. El alemán, primero a los que estaban en el campo, después a los que se hallaban en el banquillo, se indignó: "¡Echadla fuera, que Guti está en el suelo!". "Pues que no se hubiera acostado a las cuatro de la mañana", le replicaron con bastante guasa desde el banquillo malaguista.

LOS SANZ, SEÑALADOS

Ramón Calderón, non grato para Lorenzo Sanz, compartió palco con Fernando Sanz, todo un morbo en Chamartín, donde nunca un ex futbolista blanco había sido presidente. Fiel a su línea, el dirigente malaguista no pudo contener la tensión del partido. "En varias veces tuve que pedirle perdón", reconoció tras el choque. Más complicado fue para su hermano Lorenzo, que desde otra ubicación cantó el 1-2 y varios seguidores madridistas se lo recriminaron. Al término del encuentro hubo momentos de tensión cuando algunos de ellos se encararon con él, que, cuestión de familia, iba con el Málaga.

APOÑO TOMA EL MANDO

El gol de Apoño acabó con un debate que aún no se había abierto: ¿quién tira los penaltis? En las quinielas, tanto él como Duda figuraban en posición privilegiada. Fue el canterano quien determinó el orden, puesto que mientras el luso aún estaba en el suelo, en cuanto vio a Iturralde señalar los once metros se fue a por el balón y nadie pudo quitárselo.

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