El Guadalhorce y el arroyo de las Cañas, los puntos de más riesgo
Otros 16 cauces de Málaga tienen un peligro medio en el caso de fuertes tormentas o lluvia torrencial


Dos puntos concentran el mayor riesgo de inundación de la capital malagueña frente a un probable episodio de fuertes tormentas o lluvias torrenciales. El río Guadalhorce, a lo largo del tramo que discurre por tramo urbano, y el arroyo de las Cañas son los más peligrosos, según el plan municipal ante riesgo de inundaciones elaborado por el servicio de Protección Civil de Málaga, por su situación y los efectos que podrían derivarse de una catástrofe de esas características. Otros 16 cauces tienen un riesgo medio.
El documento alerta que este arroyo desemboca junto al delta del río Guadalhorce donde está ubicado el polígono industrial que lleva el mismo nombre y que basta con una subida del nivel del río a esa altitud para que "rechace las aguas provenientes del Cañas y las desvíen a la zona de expansión oeste de la ciudad, donde sus aguas se juntan a su vez con las que provienen del arroyo Teatinos".
En realidad, son otros dos pequeños arroyos los que vienen a ampliar los efectos devastadores de las crecidas del Guadalhorce y que son el arroyo del Cuarto y el de Teatinos, éste último muy modificado por la expansión urbanística de la zona por la que discurre. El problema es que estos arroyos abarcan, no solo amplios espacios de los polígonos industriales de la ciudad, sino buena parte de su expansión oeste a ambos lados de la Carretera de Cádiz.
El plan municipal de inundaciones mantiene que el mayor riesgo de estos arroyos es que llegan a la llanura, que constituye su desagüe natural, encajados en pequeños cauces que desaparecen cuando sus aguas se desparraman en conos en el momento de las grandes crecidas. Y por si fuera poco sobre el desagüe natural de estos arroyos se edificó el ensanche oeste de la capital "sin previsión de frenar las aguas en la parte superior media".
Según el propio documento, en la expansión de la ciudad desde finales de los sesenta y en los planes de ordenación urbana posteriores, se deberían haber previsto desagües para estos arroyos, semejantes a los que se han llevado a cabo en las calles Hilera-Aurora para el arroyo del Cuarto. Sin embargo, alerta que "no se hizo nada e incluso se cerró su cauce con edificios como se hizo con el de Teatinos poco después de atravesar la carretera del Puerto de la Torre.
La situación de riesgo disminuye en la cuenca del río Guadalmedina, ya que su regulación por medio del pantano del Limonero eliminó el riesgo de las grandes inundaciones históricas que sufrió el centro de la ciudad. Pero entre el pantano y el mar afluyen al río pequeños arroyos causantes de riadas en algunas ocasiones. El riesgo se concentra en los barrancos de sus afluentes aguas abajo de la presa. En la margen derecha, los arroyos más peligrosos son La Palma, Palmilla y los Ángeles, mientras que en la izquierda se centra en los arroyos Molinos, Quintana, Granados y Aceitero.
Los arroyos de la Palma, Sastre y Quintana, no regulados y de carácter torrencial, aportan una carga sólida "apreciable" en el caso de fuertes lluvias y que "pueden llegar a cegar, al menos parcialmente, los puentes y contribuir al desbordamiento", según el plan de Protección Civil.
La Palma es el más importante en cuando al riesgo de inundación de los que vierten al río Guadalmedina. El problema principal radica en que su confluencia con el río su defensa de encauzamiento se interrumpe "con lo que si el río crece desborda sobre el cauce del arroyo y, si la crecida de éste es simultánea, el desagüe es imposible".
En el caso del arroyo de Los Ángeles, Protección Civil alerta de que el colector en el que va entubado resulta "insuficiente" para evacuar los arrastres sólidos y el caudal líquido", lo que aumenta el riesgo de desbordamiento con llueve de forma torrencial.
También en la cuenca del Guadalmedina, el colector del arroyo de El Calvario puede no ser suficiente para grandes tormentas y es "muy probable que si se producen lluvias torrenciales no puedan ser evacuadas por aquel".
El sector oriental de la ciudad tiene otra problemática y es que por él discurren numerosos arroyos de carácter torrencial, es decir, con una enorme pendiente y una escasa distancia entre la cabecera y la desembocadura de apenas cuatro o cinco kilómetros. Los que más veces han protagonizado una inundación son el Caleta, Araña, Pilones, El Palo, Jaboneros y Gálica.
Tanto los de la zona central como oriental de la capital ofrecen una dinámica diferente a los del Guadalhorce, según el plan municipal de inundaciones, ya que "no se trata de grandes espacios inundados sino de sectores pequeños, limitados a las márgenes de los arroyos que se desbordan en momentos de crecida".
El documento advierte de que se trata de "imprevisión por edificar junto a sus orillas, sin protección suficiente en unos casos o porque los desagües estén obstruidos".
En los últimos cien años, se han producido 22 inundaciones que han afectado a la capital total o parcialmente como consecuencia de trombas de agua, fuertes tormentas o intensas lluvias. El plan municipal señala que estas inundaciones suponen una media de 0,22 casos por año, lo que significa una inundación cada cinco años equivalente a la media nacional.
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