Málaga

El Ayuntamiento pide ayuda a la UMA para su plan frente a seísmos

  • Protección Civil quiere estudiar el peligro de derrumbe de las estructuras de los edificios

El Ayuntamiento de la capital quiere estar preparado para saber cómo actuar ante un posible terremoto y ha pedido a la Universidad de Málaga (UMA) ayuda en esta tarea para que sean los alumnos de algunas titulaciones los encargados de estudiar in situ el grado de peligrosidad de la ciudad y los edificios que se asientan sobre ella.

De momento, la Escuela de Arquitectura de Málaga ya ha mostrado su disposición a colaborar con el servicio municipal de Protección Civil que se propuso hace algo más de un año desarrollar en profundidad un plan sísmico, que estaría incluido dentro del plan de emergencias municipal, y en el que se diseñaría también el operativo que tendría que actuar en una situación de esa envergadura.

Pero antes de definir el protocolo de actuación previsto para cada uno de los efectivos que tendrían que intervenir, el jefe de Protección Civil en el Ayuntamiento de Málaga, Juan Antonio Benítez, señaló que la tarea más complicada será la de recopilar toda la documentación que permita identificar todos los elementos vulnerables ante los efectos de un seísmo.

Es en esta labor es en la que se pretende que contribuya la UMA con trabajos de campo realizados por los propios alumnos como beca de investigación o proyecto fin de carrera o máster. La forma en la que se articularía esa colaboración, según Benítez, "está por definir, ya que señaló que "lo importante ahora es determinar el grado de peligrosidad de las estructuras de los edificios y del terreno sobre el que se asientan". Para esta tarea también se prevé pedir ayuda a profesores de la UMA expertos en materia de Geología.

Y es que el plan que pretende elaborar Protección Civil se centrará en determinar qué peligro de derrumbe tienen, entre otras, las infraestructuras y edificios claves para atender las consecuencias de una situación de emergencia de esas características. Puentes, túneles, carreteras, estaciones eléctricas, redes de abastecimiento de agua y telefonía, hospitales, comisarías y parques de bomberos, entre otros. Todos ellos se quiere que sean inspeccionados y analizados concienzudamente para que, en caso de un terremoto, se tengan preparados planes alternativos de evacuación de la población y atención a las víctimas. La idea es comprobar si esas instalaciones e infraestructuras, cruciales para dar respuesta ante cualquier tipo de catástrofe, serían capaces de resistir la sacudida de un fuerte terremoto.

En caso de que la respuesta sea negativa, el Ayuntamiento tiene intención incluso de tratar de corregir en la medida de lo posible las deficiencias hasta donde sea posible dada la antigüedad de muchas de ellas, que fueron construidas antes de que entrara en vigor la norma sismorresistente que obliga a aplicar criterios constructivos frente a los terremotos en los edificios.

Pero para la elaboración de este plan, se necesitará también la colaboración de las administraciones, organismos y empresas que puedan tener alguna implicación para recopilar toda la información que sea posible.

Por ejemplo, el estudio realizado en 2006 por el extinto Laboratorio del Instituto de Investigación Desarrollo y Control de Calidad de la Edificación (Lidycce) determinó que, por su antigüedad o simplemente por un mal diseño o inadecuada ubicación, la capital malagueña cuenta con alrededor de 40.000 edificios con un riesgo alto de sufrir daños e incluso el derrumbe en el caso de que se registre un terremoto de cierta magnitud. Es decir, aproximadamente la mitad de los inmuebles de la ciudad son vulnerables ante un movimiento sísmico, especialmente por el terreno sobre el que fueron construidos.

Los de mayor riesgo son aquellos que se encuentran en zonas de relleno y de sedimentos recientes o de influencia costera como los alrededores del puerto, el litoral oeste y Guadalmar donde los daños se multiplicarían en caso de un terremoto. Si están sobre roca, el riesgo de que sufran daños es bajo o muy bajo. Será moderado, en cambio, si se trata de un terreno arcilloso.

Otro problema es que la norma que obliga desde 2002 a aumentar la resistencia de los edificios frente a estos fenómenos no se está cumpliendo en muchos casos.

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