28.000 malagueños en el mundo
El último censo dice que hay 28.730 malagueños residentes en el extranjero que pueden votar · No son los únicos, ya que otros muchos miles viven temporalmente fuera del país



Estefanía vive en Estados Unidos. Lleva dos años en el estado de Illinois y le quedan, como poco, otros dos. Mercedes y Guillermo residen desde hace un año en el Distrito Federal de México. Ángel está más al sur, en Chiapas, adonde llegó en verano de 2007. Y Patricia se encuentra cerca de España, en Escocia, desde diciembre de 2006. Cada uno está muy lejos de lo único que les une: Málaga. Pero no son los únicos. Fuera de España hay censados más de 28.000 personas procedentes de los cien municipios malagueños. Aunque también hay otros muchos miles que siguen empadronados en la provincia pero que residen temporalmente en el extranjero.
Estefanía es de Benajarafe y se fue para cursar un máster centrado en la ilustración y la animación, algo que ahora compagina impartiendo clases de programas de diseño como profesora adjunta en la universidad. De su experiencia se pueden extraer varias conclusiones. Pero hay dos especiales. Una, lo que se aprende viviendo fuera. Ella reside en el Medio Oeste, rodeada "de conservadores y ultracatólicos, con un importante porcentaje de población negra y con estudiantes de todo sitios, así que aprendes a ser muy tolerante", explica. Y, otra, que la vida está llena de casualidades: "me vine a Illinois porque me gustaba mucho un disco de Sufjan Stivens del mismo título y porque la capital es Springfield, la ciudad de los Simpsons". También porque en California no la eligieron tras un examen de inglés. En Estados Unidos, en la ciudad de Herndon, en el estado de Virgina y a media hora de Washington, vive también Patricia Medina. Ella lleva sólo un mes y medio trabajando para AT4 Wireless, ubicada en el PTA. "Me ofrecieron el traslado y sabía que era una oportunidad irrechazable", asegura. Y en el poco tiempo que lleva está "encantada".
Como ella, casi la mitad de los residentes malagueños que viven fuera de España son de la capital (más de 13.000). Y muchos salen buscando oportunidades que aquí no encuentran. Patricia Díaz, de 31 años, se fue a Aberdeen porque allí estaba el "mejor grupo en Inmunología en especies piscícolas", donde quería seguir investigando tras su doctorado en el Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias de la UMA. Allí lleva 26 meses. Piensa volver, pero no se cierra puertas: "no me niego a buscar financiación aquí o en cualquier sitio de Europa. Quiero seguir investigando e iré donde pueda conseguir trabajo. Eso sí, me gustaría volver a Málaga", dice.
También de la capital son Mercedes y Guillermo, que se fueron a la capital mexicana por motivos laborales, "pero también por la experiencia". ¿Y como les va? "El cambio fue rápido. Nos adaptamos con gran velocidad porque la cultura, el idioma y los hábitos son muy parecidos", explica ella, que tiene claro que vivir en el DF durante cuatro años "es toda una experiencia". "Es una ciudad a la que hay que tenerle respeto", subraya. Por eso echa de menos algo que puede sorprender: "la tranquilidad de pasear sin necesidad de tomar medidas para ello".
A 750 kilómetros en línea recta, pero muchas horas en autobús, vive otro malagueño, que se fue "cansado de los medios de comunicaciones y sus intereses". Así que tomó rumbo al sureste mexicano, donde da talleres de cámara y edición de vídeo a organizaciones campesinas. Ahora ha montado el colectivo Koman Ilel, una productora y agencia de información alternativa. "Llegar a México fue algo tan intenso que hasta el segundo mes no dejé un estado de shock constante", asegura este joven de 28 años, que dice estar encantado con la experiencia, pero que sabía que cuando tomó su avión "tenía claro que iba a volver". "Salir no implicaba otra cosa que poder desarrollar una experiencia y un conocimiento que en Málaga era imposible obtener", añade, al tiempo que recuerda los molletes con aceite que cada mañana tomaba aquí o los espetos y las cañas del mediodía en la playa, pero también el acento: "cuando estás lejos mucho tiempo y de repente escuchas a alguien con ese tono y esas palabras tipo canijo o tó perita... una inmensa ola de recuerdos te inunda", cuenta a través de un correo electrónico, porque aún le quedan meses para volver a Málaga y pasear por la playa, algo que también une a estos malagueños: todos la echan de menos.
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