Creo que fue Clemenceau quien dijo, al ser preguntado sobre su opinión sobre la causa del inicio de la 1º Guerra Mundial, que lo que nunca se podría decir es que Bélgica invadió Alemania. Se equivocaba, se puede. En tiempos de posverdad y de realidades alternativa, no sólo se reescribe la historia, sino que se reconfigura el presente. Para Putin y también, al parecer, para la mayoría de los rusos es Ucrania la que ha agredido a Rusia. Sin importarle que, menos los ciudadanos de su país, el resto del mundo esté contemplando en vivo y en directo la masacre que ha perpetrado contra los ucranianos.

Trump llamaba realidad alternativa a, por ejemplo, su absurdo intento de establecer como una verdad que el número de asistentes a su toma de posesión fuese muy superior al que realmente fue, a pesar de que todas las imágenes y los datos de los distintos sistemas de conteo afirmasen lo contrario. Desde luego no es lo mismo que lo de Putin, pero por algo se empieza.

También hay formas de banalizar la posverdad y de hacer un ridículo revisionismo histórico. Se discute en el Parlamento de Andalucía sobre la colocación de un busto de Manuel Clavero. Como saben, el pasado Día de Andalucía los señores Moreno y Bendodo informaron a los andaluces, tras la correspondiente prueba de paternidad, que el que hasta ahora había sido considerado Padre de la Patria andaluza, no lo era, anunciando la buena nueva de que nuestro verdadero padre es Clavero Arévalo. No le faltan méritos, como ministro de la UCD defendió su conocida propuesta de "café para todos" intentando, de una forma tan coloquial, resolver los antagonismos territoriales de España. Sabemos que no lo consiguió, aunque contribuyó a la consolidación de la menor asimetría del actual modelo autonómico. Y también que abandonó la UCD por no estar de acuerdo con la posición de su partido en el referéndum andaluz. Lo que también contribuyó al hundimiento de su organización. Y que después fundó Unidad Andaluza, pero no pudo presentarse a las elecciones andaluzas por falta de financiación. A pesar de sus méritos, puestos a merecer bustos, cosa que no tengo claro, más lo merecerán los que movilizaron a los andaluces para forzar al gobierno de la UCD a algo que entonces parecía imposible: la convocatoria y el éxito del referéndum. De cualquier forma, mejor no tener padre de la patria y considerar tan compatriota a los de Huelva, como a los de Toledo, Cáceres o Teruel.

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