El tatuaje que resta

La Aldaba

Prefiero el presidente que lidera con fuerza y criterio el debate de política fiscal al que banaliza una actividad ayuna de seriedad

El tatuaje
El tatuaje

El cambio está logrado. Andalucía ya no sale en los telediarios por la corrupción, sino porque su presidente se hace un tatuaje cual legionario orgulloso. De los ERE al tatu de Juanma. En realidad ha sido una maniobra certera para dejar de hablar de la colocación de Marín, pues incluso el XX Congreso del Partido Comunista de China ha debido deliberar sobre el fichaje del nuevo presidente del Consejo Económico y Social, organismo perfectamente prescindible y con la única utilidad de servir para que este buen hombre de Sanlúcar de Barrameda tenga sueldo, coche y despacho. Alguno trata de justificar lo injustificable y dice que es normal que sea difícil volver al currelo después de estar en política. Cáspita. Rajoy se fue a su registro, Gerardo Iglesias a picar a la mina y Rubalcaba a sus clases de la facultad, por poner solo tres ejemplos. Pero aquí somos güena gente y recogemos a los dóciles... con pólvora del rey.

El tatu ha estado muy bien para despistarnos. Muchos hemos sentido un profundo orgullo de nuestra tierra (tararí) cuando han aparecido las imágenes del dibujito en el antebrazo del presidente. Lo mejor es la corte de pelotas elevando a categoría de información política una mera anécdota que banaliza la actividad... política. La cantidad de estupideces que nos cuentan los políticos sobre sus vidas se ha disparado de tal forma que lo secundario ha pasado a ser directamente contenido principal. El narcisismo afecta por completo a una política absolutamente trivializada. Siempre se ha tolerado algún detalle personal, alguna confesión el día de la jornada de reflexión, algún reportaje sobre los destinos estivales, pero es que ahora lo de torturarnos con naderías nos tiene como las procesiones extraordinarias de las cofradías:saturados. Prefiero mil veces el presidente que es capaz de reabrir en tiempo récord el Hospital Militar de Sevilla o de liderar el debate político sobre política fiscal, tras tomar medidas que han copiado hasta barones socialistas en sus regiones, que el que habla con una vaca o difunde a mansalva que se ha hecho un tatuaje por una promesa. Necesitamos políticos que ejecuten unos presupuestos que mejoren nuestras condiciones de vida, no que nos retransmitan sus vidas, los buenos padres que son o el deporte que hacen por las mañanas.

Es muy probable que mucha gente seria se aleje de la política al sufrir contenidos de tanta estulticia. ¡Así no se encontraban consejeros! Hay que preguntarle al rondeño Carlos Telmo por el tatuaje de Juanma, porque su selecta clientela le suele pedir para los actos sociales que contrate camareros sin tatuajes y con pelo. Guerra contra los calvos. Todos a Turquía. Pero la frivolidad, ¿dónde se cura?

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