Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
LAS tomas de posesión están siendo también de posición. Junto al relevo en las instituciones y la ocupación de despachos estamos asistiendo a los discursos de intenciones de los ex candidatos. Y permítanme cierta alegría que espero que no acabe en tragedia: en la mayoría de ellos se nota el impacto del 15-M. Quizás piensen que se han subido al carro de los jóvenes para aplacar ánimos. No lo sé.
Oportunismo. Quizás. Lo cierto es que algunas de las reivindicaciones han sido recogidas, más en el espíritu que en la letra, y entre ellas llama la atención la reforma electoral para que las listas sean abiertas. Pero créanme que no es oro todo lo que reluce.
En el actual sistema de elección de listas cerradas, los ciudadanos no elegimos a un representante, sino a un conjunto de preseleccionado por un partido. Esto permite el control de estos sobre los candidatos incluyendo, como hemos visto, algunos no del agrado de los electores. También deja fuera a quien sí lo sería y obliga a comulgar a muchos con ruedas de molino. Frente a esta situación, y desde hace años, se vienen pidiendo las listas abiertas que en principio favorecen al ciudadano mediante la selección individual de quien nos representa.
También personaliza la política, que se acerca al elector, y desoligarquiza los partidos. Sería, al contrario de lo que decía irónicamente Valéry, "acercar al hombre a lo que realmente le concierne".
Aparentemente, el sistema de listas abiertas ya lo tenemos en el Senado, pero no es real en tanto en cuanto la decisión se limita, en algunos casos, a tres de cuatro candidatos propuestos. Además, y de ahí la resistencia a la reforma, la apertura de listas perjudica a las formaciones mayoritarias pues aumenta el voto localista y genera cierta atomización de los grupos. Pero, por el contrario, permite un sistema de gobierno más cercano al ciudadano y basado en decisiones de consenso.
Me refería al impacto del 15-M y a cómo recogieron en sus primeras propuestas la necesidad de reforma del sistema electoral. Era éste uno de los principales bastiones del movimiento Democracia Real.
Antes de ayer se hablaba de desbloquear las listas electorales en la Comunidad de Madrid. No está claro que hablaran de listas abiertas en sentido estricto, pues parece que la clave está en el concepto "desbloqueo". Y para entender la medida conviene recordar que ya en 2009 el Consejo de Estado, a propuesta del Gobierno, realizó una serie de sugerencias ante la reforma del régimen electoral general.
Entre ellas no estaba la posibilidad de abrir las listas, pero sí de que fueran cerradas y desbloqueadas. Esto significa poder elegir, de entre los candidatos que presenta el partido, a los que más nos interesan y dejar a otros fuera, al margen del orden en que los partidos los distribuyan.
Quizás es sólo esto lo que se pretende, pero como primer paso no es poco.
Mientras tanto, ustedes y yo disfrutemos del buen tiempo malagueño con el anhelo de que la cosa mejore a la vuelta del verano. Un verano al que desde hoy se marcha este carpe diem.
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