Las especies más amenazadas en Málaga: de los escarabajos peloteros a las abejas silvestres

La pérdida de hábitat y la intensificación de modelos agrarios, las causas

Detectadas hormigas de fuego en Málaga: esta especie invasora puede producir ceguera y es difícil de eliminar

Sapo partero bético (Alytes dickhilleni)
Sapo partero bético (Alytes dickhilleni) / M.H.

La pérdida del hábitat, influida por el desarrollo de infraestructuras, la intensificacion de la agricultura o la explotación de recursos se han convertido en las principales causas de amenaza para las especies de Málaga. Que, además, asumen "el reto del cambio climático" como añadido. Así lo explican a este periódico expertos en la materia, que han analizado cuáles son las más perjudicadas y a qué se debe.

Una de ellas es Catherine Numa, coordinadora del Programa de Estándares e Indicadores de Biodiversidad de la oficina del Mediterráneo ubicada en Málaga, de la Unión Internacional para la Conservacion de la Naturaleza (UICN), quien incide en como "la crisis de la biodiversidad que se ve en todo el mundo, también afecta a Málaga, donde muchas especies están sufriendo declives".

Entre los más amenazados de la provincia están sus propios endemismos, como Micrommata aljibica, una araña descrita en La Sauceda (Málaga) y ligada a bosques húmedos de Quercus canariensis; o Aphaenops cerberus, una especie de insecto exclusiva de la Cueva del Cerro de la Pileta, en Benaoján—. Asimismo, destaca la vegetación ubicada sobre suelos serpentípicos —compuestos por rocas peridotitas que proceden del manto de la Tierra, que han aflorado a la corteza terrestre dejando un tono rojizo y terrenos ricos en metales, con pocos nutrientes y con una delgada capa de suelo fértil—, presentes en la Sierra Bermeja, Carratraca o Alpujata.

Entre estas especies se encuentra: la Centaurea carratracensis, que crece como matorral sobre suelos pedregosos; la planta Alyssum serpyllifolium con flores amarillas; la subespecie malacitanum, que sólo puede vivir en este tipo de suelos; o el pinsapo (Abies pinsapo), especie protegida, catálogada en peligro por la UICN y muy afectada por el cambio climático.

Romero rastrero (Salvia rosmarinus 'Prostratus')
Romero rastrero (Salvia rosmarinus 'Prostratus') / M.H.

También cabe reseñar, en este contexto, a los insectos como los escarabajos saproxílicos, las abejas silvestres polinizadoras o los anfibios. Especialmente el sapo partero bético (Alytes dickhilleni), de la Sierra Tejeda y Almijara, al este de la provincia; o, entre las especies marinas, la lapa ferrugínea (Patella ferruginea), que habita los tramos rocosos bien conservados del litoral —con registros en zonas del litoral oriental de Málaga y en áreas protegidas como Maro-Cerro Gordo—.

Principales retos para la biodiversidad

Estas especies se ven influidas, en gran parte, por la "sobreexplotación de los recursos hídricos o el cambio de los cauces de agua". Sumados a factores como "la contaminación" o la "intensificación de la agricultura": "Estamos dejando de lado los sistemas agrícolas en mosaico que combinan distintos tipos de cultivo con zonas naturales, en sí también la forma como se cultiva. No se deja descansar el terreno y falta conectividad entre las áreas naturales", apunta la investigadora.

De este modo, con estas causas, interviene el cambio climático que supone "una vuelta de tuerca más a las presiones" que tiene que enfrentar la biodiversidad con las consecuentes sequías, incendios, lluvias extremas y el aumento de las temperaturas que afectan, entre otros, a aves como la collalba gris (Oenanthe oenanthe), a la vegetación de alta montaña y a los insectos amenazados de la provincia.

Así, Numa añade que estos cambios en general "alteran la floración y hace que los recursos alimenticios para estas especies salgan en tiempos distintos a los que a los insectos están acostumbrados, lo que influye en los tiempos de actividad y que genera reducciones poblacionales importantes".

Catherine Numa, Coordinadora de Biodiversidad de la UICN en el Mediterráneo
Catherine Numa, Coordinadora de Biodiversidad de la UICN en el Mediterráneo / M.H.

"No hay manera de separar lo que es consecuencia del cambio climático de lo que es por la pérdida de hábitat. Las especies están adaptadas a sobrevivir, son el ejemplo de la evolución pero lo que tenemos es un reflejo de la supervivencia de esas especies ahora. No están acostumbradas a que los cambios sean tan rápidos. El problema ahora es de tiempo. Aunque probablemente el cambio climático no sería algo tan grave para las especies, si la biodiversidad estuviera en una condición buena", advierte.

El agua, el recurso más demandado

Por su parte, el zoólogo y profesor de la Universidad de Málaga (UMA) Raimundo Real corrobora su visión y pone ejemplos de algunas de las especies animales más amenzadas y sus hábitats en relación. Principalmente, los anfibios como los sapos, ranas, salamandras o tritones, afectados por la explotación del agua, necesaria para su reproducción y cada vez más escasa por el consumo humano, así como por enfermedades, principalmente provenientes de hongos, propagadas por especies invasoras.

Ejemplos son el sapo partero bético (Alytes dickhilleni), de la Sierra Tejeda y Almijara; la salamandra penibética (logisrostris), distribuida en la Sierra de Ronda y la Sierra de Mijas; el sapo de espuelas (Pelobates cultripes), que se entierra y se encuentra en pocos núcleos como el campo de golf de Guadalmar; y el tritón pigmeo (Triturus pygmaeus), con cada población genéticamente distinta siendo de por sí "una unidad única de conservación". "Han pasado a depender de puntos de agua artificiales que también se están modificando. Antiguamente había más pilones, fuentes, albercas, Pero ahora se ha tecnificado todo", reconoce el zoólogo.

Tritón pigmeo (Triturus pygmaeus)
Tritón pigmeo (Triturus pygmaeus) / M.H.

Por otro lado, Real recalca "cuatro aves acuáticas amenazadas y en peligro de extinción": el porrón pardo (Aythya nyroca), la focha cornuda (Fulica cristata), la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) y la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), afincadas en humedales como los de Fuente Piedra, y perjudicadas por la desparición de estos en la provincia y en Marruecos, donde migran.

Junto a ellas, también las libélulas, dependientes del agua y con acceso cada vez a menos charcas como la macromia splendens, dependientes de charcas o arroyos, ya "muy modificados, alterados o directamente sin suficiente agua"; y los peces de agua dulce, de los que los autóctonos se encuentran "todos amenazados" por la regulación del curso del agua (presas y obstáculos) y la presencia de especies invasoras "introducidas para la pesca", que invaden su hábitat, al igual que al cangrejo de río autóctono de Málaga, también amenazado.

Entre estas especies, el zoólogo ha querido hacer especial hincapié en los escarabajos peloteros que "son ya muy escasos" por el exceso de uso de antiparasitarios provocando un efecto "bastante grave" en el ecosistema. "Ellos retiran las heces permitiendo que el suelo respira, que crezca hierba, las entierran y lo fertilizan aumentando la biodiversidad", incide.

Perspectivas de futuro

Ambos expertos coinciden en la importancia y necesidad de cuidar toda la biodiversidad ya que en su ecosistema "también estamos nosotros". Lo que implica, entre otras medidas, "buscar sistemas de vida que no necesiten tanta agua" y ser conscientes de que "es el espacio y los recursos son compartidos, pues nunca podemos perder de vista que o nos salvamos todos o nos hundimos todos y la causa principal es el propio comportamiento humano", indica Real.

Sumado a ello, según concluye Numa, se debe tener en cuenta que la biodiversidad "no es no es un lujo y cada especie tiene una fórmula y un código para sobrevivir y en el momento en que las perdemos, nosotros también perdemos una fórmula. Es importante favorecer la conectividad, mejorar la calidad de los hábitats y, sobre todo, el conocimiento sobre la situación de las especies".

stats