Arte

Flores para Sorolla

El busto que recuerda al pintor en el museo de Madrid se llenó de flores.

El busto que recuerda al pintor en el museo de Madrid se llenó de flores. / Gabriel Luengas / EP

Una ofrenda floral y música de chelo ante la tumba donde descansan los restos de Joaquín Sorolla en el Cementerio General de Valencia acompañaron este jueves el homenaje realizado al considerado artista valenciano más universal justo el día en el que se cumplía el centenario de su fallecimiento.

En un breve acto por las altas temperaturas que se registraban en Valencia, el bisnieto del pintor Antonio Mollà Lorente y su tataranieta Ana Richi Pons-Sorolla depositaron un conjunto floral formado por rosas, astromelias y hortensias en el que predominaban los colores azules, amarillos, blancos y verdosos, los que Sorolla plasmó en sus lienzos. Posteriormente, el violonchelista Félix Romero interpretó el Cant dels Ocells (El canto de los pájaros), una canción popular catalana.

Los restos de Sorolla se trasladaron a Valencia pocos días después de fallecer en Cercedilla (Madrid) el 10 de agosto de 1923, tres años después de sufrir un ataque de hemiplejia, y aunque en un principio fue enterrado en un panteón de Antonio García, su familia política, posteriormente su nieto y arquitecto Francisco Pons Sorolla construyó un mausoleo propio en el mismo Cementerio General de Valencia.

En su sepulcro, de líneas sencillas y que contiene el escudo de la ciudad y una corona de laurel en cuyo centro pone la palabra SOROLLA, reposan tanto los restos del pintor como de su mujer, Clotilde García, y sus tres hijos, así como otros miembros de la familia.

También bisnietos y tataranietos del maestro valenciano conmemoraron el centenario del día de su muerte con otra ofrenda floral en los jardines de la casa museo del artista en Madrid. Un breve acto "muy sencillo" y "evocador" con el que se rindió homenaje a un "maestro del arte español y de la pintura internacional", según señaló el director del Museo Sorolla, Enrique Varela Agüí.

Flores en su tumba en el cementerio de Valencia. Flores en su tumba en el cementerio de Valencia.

Flores en su tumba en el cementerio de Valencia. / EP

El centenario de la muerte del artista coincide con un proceso de revalorización de su legado. A comienzos del siglo XX Sorolla era el pintor español más reconocido internacionalmente, pero tras su muerte en 1923 su figura se fue olvidando fuera de España, algo que en los últimos años ha empezado a cambiar, con importantes exposiciones en Madrid, París Londres, Milán, Dallas o Nueva York.

"Lógicamente, España es el país que más valoró a Sorolla, también a veces a fuerza de comprobar cómo en el extranjero se le coronaba como uno de los mayores artistas de su tiempo", resalta el director del Museo Sorolla de Madrid, Enrique Varela.París le rindió todos los honores de premios y medallas. Y Estados Unidos la gloria de la fama, de las exposiciones, de las ventas, los encargos, los clientes y el público. "Verdaderamente el éxito de Sorolla en Estados Unidos fue memorable y supuso la confirmación y culminación de la dimensión internacional de su arte", agrega Varela.

Hace 10 años, uno de los mayores expertos en el pintor valenciano, el historiador de Arte Tomás Llorens, aseguraba que Sorolla no estaba "en el sitio" que debería ocupar en la historia del arte debido al "rechazo que sufrió a partir de los años 20 por la actitud antinaturalista y un poco tristona de la intelectualidad española".

Para Varela, "tras la magnífica generación de sus seguidores y discípulos que mantuvieron viva la llama, llegó un momento en que puede decirse que había que matar al padre, y hubo una generación posterior a él que acabó renegando del sorollismo". Y "con las corrientes internacionales, las vanguardias, sobre Sorolla se posó el silencio, no el olvido, pues su obra estaba en los museos".

En las últimas décadas del siglo XX hubo un despertar del interés por la pintura del maestro, que se ha consolidado en el XXI, que "ha supuesto la recuperación total en la valoración de su figura, su obra y su enorme calidad y trascendencia como artista", afirma Varela.

El punto de inflexión definitivo lo marcaron las exposiciones Sorolla-Sargent en el Museo Thyssen de Madrid y en el Petit Palais de París en 2006-2007 y Joaquín Sorolla, en el Prado en 2009. Luego se unió Sorolla, maestro español de la luz que le dedicó la National Gallery de Londres en 2019. Fue la primera retrospectiva del artista en la capital británica desde 1908, cuando la Grafton Gallery le presentó como el "mejor pintor vivo del mundo".

El director de la National Gallery, Gabriele Finaldi, afirmó que es difícil no apreciar en la obra de Sorolla "la belleza de los paisajes" y la "energía" de sus pinturas.

Otra muestra destacada fue la organizada en 2013 por el Museo Meadows de Dallas, titulada Sorolla y América. En ella se recuperaron las pinturas que el valenciano expuso en Nueva York, Boston y Búfalo y piezas de colecciones particulares. Para hacernos una idea de la importancia de Sorolla en aquellas primeras exposiciones en Estados Unidos, la de 1909 en la Hispanic Society de Nueva York la vieron 160.000 personas, en una época en la que su Valencia natal tenía 200.000 habitantes.

Por ello, la muestra de Dallas supuso una importante reivindicación de la figura del pintor valenciano, que continuó con la retrospectiva que en 2016 le dedicó la Kunsthalle de Múnich, en el mismo año en el que sus obras colgaros del Museo de los Impresionistas de Giverny (Francia). Tierra adentro fue la muestra que le dedicó el Museo Nacional del Arte Antiguo de Lisboa en 2018 y Joaquín Sorolla. Pittore di luce la del Palacio Real de Milán de 2022, con la que un artista que vivió cuatro años entre Roma y Asís volvía a un país que le inspiró.

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