De libros

Talento enorme en dosis cortas

  • Una aventura editorial. Páginas de Espuma inicia su segunda década convertida en el sello de referencia para el género del cuento y con un catálogo rico en autores ligados a Andalucía, como Andrés Neuman, Hipólito G. Navarro, Ana Rossetti o Fernando Iwasaki

Páginas de Espuma irrumpió en el panorama editorial español en febrero del año 2000 con Escritos de Luis Buñuel, un libro que recogía la herencia textual del cineasta: cuentos, cartas y reseñas cinematográficas, el guión de Un perro andaluz y hasta una versión especial de Hamlet. "Aquel primer título nos dio alegrías de todo tipo", explica Juan Casamayor, el alma de Páginas de Espuma junto a Encarnación Molina. "Yo también soy aragonés y, claro está, había una implicación afectiva. Pero además era el año del centenario del autor de Tristana y la familia quería publicar algunos inéditos. Les pareció que a Buñuel le habría divertido que vieran la luz en una editorial desconocida. Trabajamos 10 meses en la preparación de este primer título, que contó incluso con un prólogo de Jean-Claude Carrière".

Aunque desde el principio Casamayor y Molina acordaron dedicar su proyecto al cuento, fueron dos títulos los que acabaron de trazar el rumbo de la editorial: la antología Por favor, sea breve, de Clara Obligado -"un clásico del microrrelato que lleva muchísimas reimpresiones-" y los Cuentos completos de Ana Rossetti, "la primera autora importante que apostó por nosotros". La gaditana fue además "la puerta de entrada a muchos otros autores de Andalucía que, simplificando mucho, es, junto con Aragón y la ciudad de Bilbao, la zona de España de donde han salido más y mejores cuentistas", detalla Casamayor, satisfecho de contar con nombres tan relevantes como el onubense Hipólito G. Navarro, el peruano-sevillano Fernando Iwasaki, el gaditano Félix J. Palma y el argentino-granadino Andrés Neuman, entre otras primeras firmas.

A finales de 2010, la editorial presentó el quinto volumen de Pequeñas resistencias, una mirada a la narrativa breve que se ha hecho en España en la última década -la selección es de Andrés Neuman- que ha vuelto a reabrir el debate sobre el boom del cuento. "No creemos que haya un auge del relato breve en este momento. En 2004, cuando publicamos los Cuentos completos de Medardo Fraile, la prensa nacional dedicó monográficos y suplementos especiales avisando del fenómeno. Seis años después, volvemos a ver el mismo despliegue, es un plazo demasiado corto para que haya otro boom. Y lo que de verdad está ocurriendo es mucho más importante: que asistimos a un momento creativo excelente del cuento en autores de distintas generaciones, una realidad que coincide con el hecho de que cada vez se lee más en España, aunque los libros compitan con nuevos ocios tecnológicos", defiende Casamayor. "Así, vemos cómo conviven sin fisuras varias generaciones de cuentistas. La generación bisagra de Hipólito G. Navarro, Sáez de Ibarra y Gonzalo Calcedo mira a la anterior, la de José María Merino y Cristina Fernández Cubas. Y todos ellos, a su vez, vuelven los ojos a ese icono de los 50 que es Medardo Fraile. Esto vale también para la generación más joven, la de Neuman y los autores de Pequeñas resistencias 5 [como los sevillanos Javier Mije, Sara Mesa y Ortiz Poole; o la onubense Elvira Navarro]".

Estos días Páginas de Espuma inicia su segunda década pero, como ayer, hay un título que sobresale en sus fondos: Ajuar funerario, de Fernando Iwasaki. "Va camino de los 60.000 ejemplares vendidos y es nuestro gran best seller. Que un libro de microrrelatos supere los 50.000 es ya de por sí todo un éxito pero aquí, además, Fernando logra algo al alcance de muy pocos autores: que todos los textos brillen por igual. Te traslada tanto desasosiego, terror y ansiedad en tan pocas líneas que releerlo sigue siendo para mí una delicia".

Juan Casamayor es de los que suscribe que detrás de un editor hay siempre un gran lector. Él devoraba libros mientras preparaba su tesis doctoral en Filología y hacía distintos trabajos juveniles para la editorial Fundamentos, que era propiedad de unos tíos suyos. "Fue uno de los referentes españoles en los convulsos años 70, porque daba salida a ensayos políticos, de cine, crítica marxista... Publicaban desde libros de pedagogía de Piaget a entrevistas a John Ford", evocaba de un sello para el que realizaba sobre todo informes de lectura.

Tras su traslado a Madrid a mediados de los 90, Encarnación y Juan decidieron apostar por su género favorito vinculando a él su proyecto personal. "Siempre me apasionó la literatura hispanoamericana pero el cuento español no tiene que envidiar a nadie. Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite, y otros más desconocidos como Alonso Ibarrola, son algunos de mis autores favoritos. Y aún recuerdo la impresión que me causó ir a la presentación de Los males menores, de Luis Mateo Díez", dice el editor.

Hoy Páginas de Espuma cuenta con un fondo de catálogo muy vivo. "Movemos mucho a los autores. Esa es la gran diferencia de la edición independiente con respecto a la lectura del partido que han hecho los grandes grupos, cuya política comercial (sacar, por ejemplo, 12 novedades al mes) se fagocita a sí misma. Antes, los agentes recibían cartas de notificación de destrucción de un título a los dos años y, ahora, a los seis meses".

Como para tantos otros editores independientes, "resulta clave trabajar con la red de librerías, que son las que se hacen eco de nuestras políticas de fondo editorial y guardan los libros, pues saben que se venderán meses después". Por ello, Casamayor traza un mapa de fidelidad que recorre toda España e incluye muchos hitos, caso de las librerías Cálamo y Portadores de sueños de su ciudad, Zaragoza. "Pero si tuviera que quedarme con una sola, apuesto por la militancia de Sintagma en El Ejido (Almería), es un prodigio de resistencia y compromiso en un contexto difícil".

En 2011, varios lanzamientos seducen a este equipo. "Estamos muy ilusionados con Jorge Volpi, del que publicaremos Días de ira, tres relatos entre el cuento largo y la novela corta. También con el debut editorial de la violinista chilena afincada en Granada Isabel Mellado. Se titula El perro que comía en silencio y, según Andrés Neuman, resulta inaudito que alguien inmerso en una disciplina tan exigente como la música clásica haya logrado una voz tan potente, tan distinta".

Otros dos títulos que engrosarán su catálogo son los Cuentos Completos de Miguel de Unamuno, "que nunca antes han estado recogidos en un libro", y el volumen ganador de la segunda edición del certamen Ribera del Duero, que se fallará el 31 de marzo y para el que han recibido 660 manuscritos. Y aunque no les gusta hablar de asignaturas pendientes, si la hubiera, sería "no haber publicado Velocidad de los jardines, de Eloy Tizón. Pero claro, en 1992 aún no habíamos nacido", apostilla Casamayor.

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