El ASISA es equipo de Primera

Como si fuese una película de Hollywood. Como si el tiro en el último segundo hubiese entrado. Así se siente el ASISA Málaga tras conseguir ascender a División de Honor. Costó sangre, sudor y muchas lágrimas, pero el equipo malagueño vuelve a la máxima categoría 13 años después de tener que dejarla por problemas económicos. Las de Diego Carrasco asaltaron el Pumarín para vencer a las anfitrionas por 29-30 en un partido que no estuvo exento de emoción. Tocó esperar hasta los últimos segundos para certificar un triunfo que se complicó por momentos.

Las de Carrasco salieron más enchufadas al Pumarín. Allí había ganado antes el Granollers, al que se enfrentará esta mañana en la gran final, una fiesta en toda regla pues los dos conjuntos ya son sabedores de que el año que viene competirán contra las mejores de España. "Los dos equipos estamos en el mismo hotel. A ver quién es el que duerme hoy [por ayer]", bromeaba feliz Diego Carrasco.

Las primeras ventajas llegarían pasados los cinco primeros minutos. Los nervios locales provocaron que las malagueñas alcanzasen los cuatro de ventaja (1-6) pasados los primeros compases del encuentro. Sin embargo, los altibajos de ambos equipos hicieron que el marcador de nuevo se estrechase, marcando la pauta general de las semifinales. Se jugaban mucho las jugadoras como para dejar escapar a su rival con vida en la primera parte.

Las visitantes llevaron el manejo del partido, pero fueron incapaces de irse en el marcador. Cuando más cerca parecía el triunfo, más rápido remontaba el Oviedo, que no quería perder ante un público entregado que llenó el Pumarín.

Las andaluzas consiguieron cuatro goles de ventaja pocos segundos antes del descanso, pero un nuevo impás dejó el marcador en dos goles de diferencia. Un pasito atrás de las de Carrasco, que veían cómo se tenía que sufrir para conseguir el ansiado ascenso.

Han pasado 13 años de lucha, de lágrimas, de dolor, pero el objetivo ya está conseguido. "Hay tres o cuatro jugadoras que han vivido todas las fases de ascenso. Hoy [por ayer] era el momento de poner la guinda", expresaba desde Oviedo un exultante Diego Carrasco, que ponía fin a la maldición que pesaba sobre el equipo malagueño. "Siempre duele ver al otro equipo celebrarlo. Es una espina quitada. Lo único que queríamos era que Málaga tuviese un equipo en la élite", confiesa el preparador malagueño, que desde el banquillo sufrió lo indecible hasta el pitido final.

Las malagueñas pudieron sentenciar a 20 segundos del final, con uno arriba y siete metros, sin embargo el poste fue el destino. Finalmente, tras dos grandes defensas, se llegó con la ventaja. Pesaron los nervios locales. Málaga vuelve a tener un equipo de Primera.