Aroma europeo toda la Liga

málaga cf | deportivo

A excepción de la segunda jornada, en la que acabó octavo, el Málaga pasó toda la temporada en puestos europeos 18 veces tuvo plaza Champions, otras tantas en la Europa League

Manuel Pellegrini y Rubén Cousillas, distendidos en el banquillo antes del inicio del encuentro.
José L. Malo Málaga

27 de mayo 2013 - 05:02

Únicamente falta saber si el Málaga será sexto o séptimo y que hable la justicia administrativa. Porque la deportiva lo ha hecho de sobra este año. Repasar la trayectoria blanquiazul esta temporada conduce a una única conclusión: la clasificación europea ayer certificada fue más que merecida. A excepción de la segunda jornada, tras un empate contra el Mallorca con más de medio equipo titular reservado para abrochar el pase a la Champions tres días después, los pupilos de Pellegrini siempre ocuparon una plaza de privilegio. Entonces, cerraron la jornada en la octava posición, la peor de todo el curso. A partir de ahí, la vida siempre fue mejor. De notable alto.

La única duda con respecto al buen hacer es si debió dar como premio la Liga de Campeones o la Europa League. Porque, hasta ayer, en 18 ocasiones el equipo hizo la goma entre la tercera y la cuarta plaza y en otras tantas entre la quinta y la sexta. El empate se deshará el próximo fin de semana, en el que el Málaga sumará su decimonovena semana en puesto de Europa League.

Una trayectoria más que meritoria habida cuenta de que hubo que compaginar la participación en Champions y Copa del Rey con la Liga. Todo ello a través de una plantilla corta y que tuvo que sobreponerse a bajas señaladas a lo largo de la competición. De hecho, durante gran parte de la competición las miras se focalizaron en la Champions. El conjunto de Pellegrini, a pesar de empezar la competición con la plantilla aún en configuración y el joven Fabrice y sus 16 años como delantero en la Liga y en Europa, alcanzó pronto la velocidad de crucero. Más que pasar factura, la aventura continental dio alas al equipo, que tan pronto arrasaba al Betis (4-0) como al Anderlecht en su casa (0-3).

Y no sólo eso. El equipo lo hacía jugando a las mil maravillas. El inmaculado devenir sufrió su primer revolcón en el momento menos esperado, en las visitas consecutivas de Rayo y Real Sociedad. Los vallecanos dieron la sorpresa (1-2) pero de manera justa. Acto seguido olía a rehabilitación porque Montanier llegaba en descenso y con un ultimátum en la cabeza. La rehabilitación fue presta. Un 4-0 al Valencia, un balsámico 0-2 en Sevilla y el histórico 3-2 al Real Madrid antes de finalizar el año devolvieron al equipo por su buena senda, vertebrada en las grandes paradas de Caballero, el buen sentido defensivo y el duende de Isco y Joaquín para inspirar los festivales ofensivos.

A pesar de los refuerzos invernales y de las espectaculares noches en Champions, el equipo perdió su regularidad para alternar tropiezos con los equipos de abajo (Deportivo, Celta, Zaragoza y Espanyol) y tardes de inspiración de algunos de sus mejores jugadores (1-2 al Levante, 1-0 al Athletic, 1-3 al Rayo). El colectivo perdió su magia. A excepción de Caballero, siempre en un nivel mayúsculo, la falta de frescura fue dejándose vez cada vez más. Resultó ya inevitable en el tramo final de competición, justo desde la triste eliminatoria contra el Borussia Dortmund en cuartos de final de la Champions, que se cobró su peaje. Rompió dos buenas dinámicas: la clasificación como cuarto y la seguridad defensiva. Goleadas como las del Betis (3-0), la Real Sociedad (4-2), el Valencia (5-1) o el Madrid (6-2) dejaron el contador de gasolina bajo mínimos y superpusieron la indefinición del proyecto a la motivación deportiva. Los buenos resultados en casa y la poca pujanza de los perseguidores terminó de hacer el resto.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último