Brasil, un rival muy especial para Maradona
El encuentro contra Brasil representa un desafío especial para Argentina y todavía más para su técnico, Diego Armando Maradona, quien no sólo pone en juego la posibilidad de clasificar a su selección para el Mundial de Suráfrica, sino también una rivalidad histórica con la verdeamarela.
"Daría cualquier cosa por tener 20 años menos y poder jugar", admitió Maradona, quien no oculta su desesperación por ponerse la camiseta albiceleste para pelear cuerpo a cuerpo contra los brasileños en Rosario. Desde su debut mundialista, Maradona no pasó inadvertido para Brasil. Primero fue aquella dolorosa patada que le dio a Batista y que le valió la expulsión en el Mundial de España 1982, en el partido en el que Argentina cayó ante Brasil y fue eliminada. Ocho años más tarde, en el Mundial de Italia 1990, pudo redimirse y darle vuelta la historia. Un Maradona con un tobillo dolorido, inflamado e infiltrado, ejecutó aquella jugada magistral que dejó sin habla a los brasileños.
Partió con el balón desde el mediocampo, eludió a Alemao y a Dunga y cuando el dolor y la marcación de Ricardo Rocha no le permitió seguir habilitó un buen pase a Caniggia para que anotara. De aquella jugada quedó cierto encono entre Maradona y Dunga, que ahora se dirimirá desde otro lugar. "Dunga, cuando jugaba, quería ser el sheriff del terreno de juego. Y como uno no se le achicaba, él quería meter, quería hacerse el dueño del mediocampo. Por eso remarco el día del gol de Caniggia en Italia, porque él me tiró la patada para tirarme y me anticipé. No llegó a tocar ni a la pelota ni a mí", rememoró.
El próximo sábado, por primera vez, el astro del fútbol argentino jugará desde el banquillo, con Messi como su punta de lanza y un plantel de estrellas que todavía busca su identidad en la era maradoniana. Enfrente tendrá a Dunga, con Kaká y un equipo consolidado e invicto.
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