Churros, fútbol y una bestia

Málaga - Zaragoza · la previa

Julio Baptista vuelve a la convocatoria frente al Zaragoza dispuesto a reaparecer. El Málaga debuta en el horario matinal defendiendo plaza de Champions.

Churros, fútbol y una bestia

03 de febrero 2013 - 08:47

Ya no sólo se trata de comprobar si el bonito fútbol del Málaga también luce bajo la luz solar. Ayer regresó Julio Baptista a una lista de 19 jugadores. Si supera la última criba, casi habrá más fotos hacia el banquillo que hacia el campo. Que nadie espere al tipo de la chilena ante el Getafe. Como si hubieran pasado varios años, aquel frágil brasileño de imposible recuperación no existe. Resurgió otro de sus cenizas, de su sesamoideo y sus roturas fibrilares. Aparecerá más musculado, también más fuerte de cabeza. Y el terreno de juego dirá, si es que llega a jugar, qué tipo de rendimiento puede dar. Pero llega él con más marchamo de fichaje que Antunes y Pedro Morales. Todo en una matinal de estreno, de churros en lugar de pipas y café por refresco.

Demasiados elementos de distracción para que el Málaga defienda puesto de Champions o más motivaciones para reafirmar el escaño, ese es el reto por descubrir. En casa todo parece más fácil, aunque la secuencia de resultados se ha estropeado con respecto al fortín del año anterior. Y van dos semanas seguidas sin triunfo ante la parroquia. El Zaragoza de los contrastes parece una víctima propicia para una mañana feliz.

Sin duda, se acumulan los nombres propios en la jornada. Lugano sigue al pie del cañón. Sin Demichelis, de duelo en Argentina, va por él la conjura de los tres puntos, seguirá encajado en el eje. Aún sin la placa de sheriff, que obra en poder de Weligton, siempre el puntal de la zaga. La plaza del lateral derecho apunta de nuevo a Jesús Gámez. No es que rote Pellegrini por el gran nivel de antes, sino que les hace jugar a la ruleta rusa ante el nivel que están mostrando este año. Lucas Piazon, eclipsado por el 2-4 del Barcelona en Copa y frenado por la expulsión de Demichelis en Mallorca, al fin tendrá minutos para demostrar. Hay ganas de ver a ese proyecto de buen futbolista.

Enfrente habrá dos clásicos. Uno incombustible, otro más joven. Movilla y Apoño, más de uno los hubiera firmado como medios centro blanquiazules. Uno será aplaudido seguro, al otro se le presupone un recibimiento más crítico porque en su última etapa se le valoró más guerrillero que como futbolista. Movilla, con el Cautivo bajo el pecho y Apoño con la sangre hirviéndole por el Málaga. Pero rivales.

Si no se arruga el Zaragoza y el dispositivo en torno a Lugano funciona como en Palma, la amenaza visitante será latente. Si Isco y Joaquín agitan el ataque, la débil línea maña sufrirá. Arriba, el aficionado lo disfrutará. Y luego podrá irse a almorzar en familia. Y brindar por el triunfo, eso es lo deseable.

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