Obligado por la ausencia de Santa Cruz, un once rejuvenecido de Schuster, con Darder, Samu, Juanmi y Portillo, todos nacidos en la década de los 90 y formados en la cantera, como cuatro de los seis jugadores más adelantados. Lo que puede verse como un detalle positivo por la valentía de Schuster también puede ser negativo. Si la situación la tienen que arreglar ellos, mal asunto. Se aplaude la apuesta por los jóvenes, pero ello no debe ocultar una planificación de plantilla deficiente que habrá que remendar en diciembre.

Sin que fuera aquello un aluvión del Athletic, lo más preocupante es la laguna física que atraviesa un equipo que empezó la temporada como una moto y al que ahora se le hacen largos los partidos. Ante el Betis el gol milagroso de Samu disimuló el meneo verdiblanco en la segunda mitad. Pero en Granada y ayer, antes ante el Celta, se dibuja una línea de merma en la preparación física, acentuada con la expulsión final de Portillo, de la que no se escapa prácticamente nadie. La seguridad defensiva se fue resquebrajando. Samu fue el mejor partiendo desde la banda derecha, Juanmi tiene gol, Portillo magia y Darder mucho criterio. Pero el equipo es endeble y la zaga estuvo ayer por debajo de su nivel habitual. Defienden todos y atacan todos. También el entrenador.