Mayo, mes de play off. El Unicaja atraviesa su peor momento de la temporada, el más dubitativo. En seis meses y medio de temporada regular había encajado cuatro derrotas, las mismas que en ocho días de un fatídico final de abril y comienzo del mes de las flores. No se puede comprobar científicamente, pero hay una correlación entre el parón de 12 días sin competir por mor del calendario y el goteo de partidos perdidos justo cuando el frágil equilibrio físico, táctico y psicólogico en el que se sustenta un equipo de élite necesita más solidez. El CAI, siempre el CAI, conquistó el Carpena con una victoria por derecho, sin nada que objetarle (86-90). Las cuatro últimas veces que el club maño visitó el Carpena se marchó con un triunfo en el bote. Y siempre dejando situaciones tensas e incómodas.

Es difícil concretar qué ha perdido el Unicaja. Como en toda apreciación subjetiva, todo es rebatible. Es ese equilibrio, ahora inexistente, entre el juego interior y el exterior, ese balón dividido que se va para el otro lado, ese triple que no entra cuando antes sí, ese rebote en aro propio que no se cierra, esa mala ejecución de un pase claro, esa precipitación por no escoger bien cuándo correr. A veces se resume en la confianza, tan esencial en el deporte de élite. Jugadores de nivel superior, como ahora le ocurre a Vasileiadis, parecen mediocres. Y en absoluto lo son. En el camino hacia el play off, el objetivo ahora mismo es pensar en llegar bien a finales de mayo, en montar al máximo de jugadores en el autobús, pensar en el primer partido de una eliminatoria de cuartos de final que será durísima. Habrá tiempo de cábalas posteriores.

En la línea de los tres partidos tras el parón, el Unicaja perdió el primer período y siempre recibiendo más de 20 puntos en él. Una constante en los extraordinarios tres primeros cuartos de la temporada regular es que el equipo de Joan Plaza ha salido con el grado adecuado de concentración e intensidad, nunca sobreexcitado, a la pista para hacer partido desde el inicio. No está sucediendo ahora. Le cuesta al Unicaja coger las riendas de los partidos. El CAI, que se jugaba muchas opciones de seguir optando al play off, hizo un partido notable tras haber recibido sendas palizas en las últimas jornadas. Y le trasladó sus dudas al Unicaja, que tardó en carburar hasta que Kuzminskas salió a la pista. El rubio igualó fuerzas, como en aquel infausto partido de Copa, aunque el cuadro maño lucía músculo (6-11, 18-23). Y una racha de 10 puntos consecutivos de Thomas ofreció una primera ventaja interesante, a la postre la máxima (35-29, 40-34), que el Unicaja no supo gestionar. Es ése otro de los detalles que evidencian que los de Joan Plaza están lejos del tope. Ha sido habitual verle gestionar con inteligencia ventajas cortas. No fue el caso. Había equilibrio al descanso (42-42).

Con Toolson y Fran Vázquez muy disminuidos físicamente, algo que se paga, al Unicaja le faltan armas diferenciales. Al americano le cuesta crearse su tiro y el gallego no intimida como suele en defensa. No es normal ver al Unicaja perder el rebote (31-38 ayer) ni tampoco la sucesión de canastas fáciles del CAI, más allá de su mérito por mover la bola con velocidad y destreza. Son mecanismos que se han desajustado. Plaza insiste en que se ha introducido carga táctica en esas casi dos semanas de parón y que se ha llenado el depósito físico, ambas cosas con vista al play off. Igual se ha sembrado y ahora hay impaciencia por ver el fruto. Pero después de que el árbol creciera firme y robusto durante tantos meses desconciertan esas dudas.

El Unicaja encalló en el tercer cuarto y cuando quiso despetar se vio 14 puntos abajo tras un parcial de 4-18 (46-60). Granger tocó a rebato y se echó al lomo al equipo. Plaza promueve el reparto de roles, pero es evidente que si este equipo es de alguien es del uruguayo, rostro visible. Siete puntos consecutivos cambiaron el viento del partido y al final del tercer cuarto había menos hueco (59-66).

No era un Unicaja redondo, iba a impulsos. Elevó el nivel defensivo, con el peaje de muchos tiros libres para el rival (30, por 10 propios). Aunque Martín Bertrán pitó un par de faltas en ataque del CAI dudosillas. Con Granger en trance, apoyado por dos triples de Green, el Unicaja reabrió un partido que parecía perdido a falta de tres minutos (68-79). La garra charrúa rebajó la diferencia a sólo dos (81-83). Se optó a falta de 50 segundos por no defender, sino parar el reloj con faltas. Jelovac, que había fallado en plena remontada local, metió cuatro seguidos. Y el Unicaja se comió un balón en el ataque posterior, lo que simbolizó una nueva derrota. La tercera seguida. La de las dudas.

Ficha técnica:

86 - Unicaja (18+24+17+27): Granger (28), Toolson (4), Suárez (6), Green (9), Golubovic (5) -cinco inicial-, Markovic (-), Thomas (13), Kuzminskas (13), Vázquez (4), Vasileiadis (-) y Stefansson (4).

90 - CAI Zaragoza (21+21+24+24): Lisch (7), Goulding (16), Robinson (19), Norel (10), Jelovac (17) -cinco inicial-, Llompart (4), Katic (2), Sastre (8), Tomas (-), García (-) y Landry (7).

Árbitros: Martín Bertrán, Perea y Pérez Niz. Eliminaron por cinco faltas personales Fran Vázquez.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima primera jornada de la Liga Endesa disputado en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena de Málaga ante 6.500 espectadores. El secretario técnico del Unicaja, Carlos Jiménez, entregó una placa al entrenador Joan Plaza al cumplir 300 partidos en la ACB. Se guardó un minuto de silencio por la víctimas del terremoto de Nepal.