'Fuente de luz' para el malaguismo

Si Manuel Pellegrini tuvo la ocasión de ver el partido de ayer, seguramente le daría vueltas durante unos minutos a la hipotética oportunidad de haber gozado de los servicios de El Hamdaoui hace una temporada, cuando el Málaga derribaba puertas en Europa con la fiereza de un equipo hambriento de gloria. A ese plantel se le achacaba la falta de un nueve, uno como el holandés. Juega, hace jugar y además demuestra una capacidad especial para el gol. Su estreno concluyó con tres tantos y una asistencia.

La paciencia de Schuster en el mercado ha merecido la pena. Ayer el '7' del Málaga volvió a brillar. Fue un dejavú. Como si el tiempo no hubiera pasado durante estos meses de verano sin fútbol, pero la realidad mantiene a Joaquín en la Fiorentina y ahora es El Hamdaoui el que saca los mejores elogios de la grada de Martiricos, que le brindó una acalorada ovación en respuesta a su impactante puesta de largo.

Hace 29 años, una de las tantas familias marroquíes emigrantes en Holanda concibió a su primer hijo, no dudaron en cual debía ser el nombre. La cultura árabe mima mucho la elección en función del significado del mismo. Ellos, apostaron por Mounir, que viene a significar "iluminado, fuente de luz". Sin duda, la mejor definición para su actuación en el partido de ayer . Para un Málaga hastiado de sombras tras un verano desolador, el soberbio partido que cuajó el delantero holandés ante el Rayo Vallecano significa mucho.

Lideró la primera victoria en Liga, aportó todo lo que se había echado de menos en partidos anteriores y ayuda a encender la luz de sus compañeros cuando el horizonte ofensivo empieza a nublarse. Su trascendencia en la goleada de ayer va mucho más allá de los tres goles y la asistencia que le regaló a Portillo con un sutil toque de exterior. Fue la referencia ofensiva, desarboló la defensa rayista con su movilidad y generó unos espacios que fueron muy bien aprovechados por Eliseu, Morales y Portillo.

Además, sus tres goles sirvieron para demostrar las diversas cualidades que posee. El primero, para aprovechar un excelso centro de Antunes y amortiguar el balón para empujarlo a la red de primeras tras el fallo de Rubén. En el segundo, sacó a relucir el oportunismo de todo buen delantero. Estaba en el sitio exacto, en el momento preciso para empujar a la red el regalo de Jesús Gámez. Y en el tercero, que le terminó de coronar como nuevo ídolo del malaguismo, golpeo seco al palo corto para sorprender al portero que tapaba el intento por el lado contrario.

Finalizado el partido, ya resonaban por los vomitorios las primeras comparaciones con el mejor Van Nistelrooy o un tal Roy Makaay. La sensación es que hay nueve para rato. Y sólo por 2.5 kilos.