Ganar lo cura todo
Málaga - Getafe · la previa
Tras el bochorno copero, el Málaga se obliga a derrotar al Getafe, equipo peligroso que coquetea con Europa Con la vuelta de Husillos se recupera la cordura que hace falta ahora en el césped
El Málaga emite vibraciones negativas. A Schuster se le ha colocado en la diana antes de lo habitual y razonable, pero tampoco ha dado motivos para que se le dejen de tirar dardos. Se percibe un hartazgo peligroso en la afición, cuyos disparos se van extendiendo más allá del banquillo. Más arriba, a la dirección general. Incluso las apariciones del jeque en las redes sociales ya no son saludadas con euforia sino con reproches. También se duda de la plantilla, que tiene desequilibrios y carencias evidentes, pero de ella se espera más. Una salvación sin agobios que haga digerible esta transición del cielo a la tierra, donde se espera que esté el suelo.
Sucede que esto es un deporte llamado fútbol en el que existe una medicina infalible que transforma los dolores en sueños rápidamente. Se llama triunfo, victoria, ganar, vencer. Sea sustantivo o verbo, si el Málaga se impone hoy al Getafe el futuro se verá diferente. Las miserias seguirán existiendo, pero debe haber un punto de inflexión en este equipo, que sólo ha ganado uno de los 10 últimos partidos. Y lo hizo con un gol de Samu en el descuento ante el Betis. El de La Luz ha vuelto a entrenarse pero Schuster aún no lo vio óptimo, una lástima porque se consolidaba en el once cuando se rompió en El Madrigal.
Ahí en ese once donde tampoco aparece El Hamdaoui, "exageradamente gordo", según Schuster. Aquella celestial aparición del día del Rayo Vallecano se ha quedado en un espejismo lejano y fugaz. Igual hay que mandarlo de vuelta para Florencia en invierno. Aquel día del hattrick se hubieran pagado no tres, sino cinco millones de euros por él. Pero en diciembre empieza a explicarse por qué con ese talento no ha mantenido la constancia en el alto nivel. Tampoco se abonaría a día de hoy la opción de compra de Pawlowski, parece que caído en desgracia para Schuster, con una discontinuidad total.
En ese maremágnum aparece Mario Husillos como una vuelta a la cordura perdida. Se fue en junio y llega en diciembre Aseveró Pellegrini en su despedida que el argentino era pieza esencial en la reconstrucción. Poco después se marchó cuando le querían imponer la doctrina deportiva. Vuelve con poderes y un contrato largo aunque también con una patata caliente. Que regrese con ese aura de salvador es una carga. Arreglar una plantilla en enero es complicado. Husillos no ha dejado de ver fútbol en estos meses, al contrario. Champions o Segunda B, Torneo Clausura argentino o League One de Inglaterra, todo ha pasado bajo la lupa del hispanoargentino, ahora en su enésimo regreso a La Rosaleda. Su cuerdo criterio, probado el año pasado, es un clavo al que asirse.
Enfrente llega el Getafe, que en La Rosaleda ha dejado todo tipo de partidos. Rival despojado de presión que tiene talento arriba y pegada en el obús que es la pierna derecha de Pedro León. Si es cuestión de necesidad, el Málaga debería ganar. Pero no es una máxima que se cumpla.
La Rosaleda se marchó encorajinada el pasado domingo. Un sábado prenavideño a las 22:00 horas no parece la mejor hora para que la afición haga rebosar el estadio, pero hay un suelo de 20.000 espectadores que nunca falla. La escopeta está cargada, cierto es. La manera de encasquillar el gatillo es ganar. Eso lo cura todo en el fútbol.
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