Gerard Piqué, aún en su etapa de futbolista, recién acabada, ya invertía y era un empresario con visión para intentar cambiar cosas. Lo abordó con esta Copa Davis, que ha venido a Málaga para las ediciones de 2022 y 2023 con opción a algún año más. En 2018, liderando al Grupo Kosmos, llegó a un acuerdo con la ITF (International Tennis Federation), aprobado en Asamblea, para durante 25 años organizar la centenaria competición en una inversión prevista de 3.000 millones de dólares en ese periodo de tiempo. En 2019 y 2021, con el paréntesis de la pandemia, fue Madrid quien organizó el evento y ahora es Málaga, el Martín Carpena, quien lo acoge después de que se optara por una opción que ofreciera más seguridad antes que en Oriente Medio.

Piqué conoce bien el ecosistema de Málaga. Es frecuente compararla con Barcelona, antes con más admiración y ahora también por los problemas derivados del modelo de ciudad que ambas comparten. Málaga va dando pasos que antes dio Barcelona, pero también corre el riesgo de, en cierta forma, morir de éxito. El que fuera portentoso central, campeón de Europa y del mundo de clubes y selecciones, ha venido repetidamente a la capital costasoleña. De hecho, tiene inversiones inmobiliarias en la ciudad. En 2021 su familia adquirió en el zona céntrica los terrenos del antiguo Cine Andalucía, en la Calle Victoria, para la construcción de un hotel de cinco estrellas, ahora en espera tras la aparición de restos arqueológicos. Aseguran quienes le han tratado que sorprende el conocimiento que tiene de la ciudad. A principios de año, Kosmos y la ITF cerraron el acuerdo con la Junta de Andalucía, principal sostén de esta aventura, para que Málaga albergara esta Copa Davis.

La Davis de Piqué, se le puso un apellido en principio que ha ido cayéndose algo al normalizarse su presencia en el mundo del tenis. El catalán estuvo en Málaga desde el primer día de la competición, sentado en el palco que la organización tiene en uno de los fondos del Carpena. La orientación en el tenis lleva a que la posición privilegiada esté ahí, en lo que sería la toma televisiva. Acompañado de autoridades de Ayuntamiento, Junta y Diputación más parte del amplio equipo de Kosmos para la Copa Davis, con David Ferrer y su adjunto, Pato Clavet, directores técnicos de la competición.

La competición comenzó con algo más de media entrada, pero progresivamente se fue llenando el Palacio y conforme fue avanzando la jornada se fue rozando el lleno. Más de medio millar de aficionados holandeses (ellos siguen ganando Holland, Holland para animar aunque se nos haya incrustado el Países Bajos), debidamente uniformados de naranja, daban colorido y enriquecían el ambiente. Una de los motivos por los que la organización escogió Málaga fue por sus buenas comunicaciones e infraestructuras hoteleras. Holandeses e italianos eran los seguidores extranjeros que más entradas habían comprado de arranque. El Carpena, transformado en las dos últimas semanas en una instalación que parece distinta a la que habitualmente acoge los partidos del Unicaja, estaba impecable para la ocasión y allí estaba Gerard Piqué, el mecenas de la competición, para comprobarlo in situ.