...Y Jimenez, un grande que se va
El club le libera para que busque equipo ante la imposibilidad de asegurarle al 100% su permanencia por el exceso de jugadores en la plantilla
Carlos Jiménez Sánchez (Madrid, 1976) sigue siendo el fichaje más costoso de la historia del Unicaja. Se pagaron 1.800.000 euros al Estudiantes hace cinco años. No es el más caro, ni mucho menos. Ha habido otras inversiones ruinosas que han hecho mucho daño al club. No Jiménez, que ha amortizado el coste. Nunca fue un jugador determinante, sí fue indispensable. Lo ha sido hasta ahora, cuando el Unicaja le da libertad para que decida hacer lo que crea conveniente. Al club le gustaría retenerle, pero cánones económicos mandan. “Hemos dejado la puerta abierta, pero sin cerrarla. Hay un montón de jugadores, en las posiciones exteriores: Blanco, Peric, Berni, Sául, Tripkovc... Uno más era un problema”, decía el director deportivo, Manolo Rubia, en EsRadio.
En una nota pública, el club agadecía los servicios prestados y liberaba al jugador. En otras condiciones, Jiménez hubiera sido retenido, sometido al tanteo, para cotejar el mercado y estudiar con tranquilidad las opciones, pero en deferencia a su trayectoria se consideraba poco elegante tenerle pendiente varias semanas más. Jiménez es un jugador válido aún. Hace dos meses puso en conocimiento del club su intención de seguir una temporada más en activo. Chus Mateo recomendaba su continuidad. “El problema es que hay 16 jugadores con contrato y hay que liberarlos antes de acometer un fichaje”, justifica Rubia: “Fue una decisión dolorosa por lo que Carlos representa. Fue una reunión modélica, antes de yo decir nada él me mostró su total comprensión y la relación sigue siendo excelente”.
¿Y qué piensa Jiménez? Le gustaría seguir un año más jugando, pero sólo manejaba dos opciones, Málaga o volver a casa, al Estudiantes. Ha confesado repetidamente que quiere hacer vida aquí, que su familia está plenamente adaptada. “La etapa deportiva sí se cierra, pero se abre la vida aquí”, decía ayer Carlos Jiménez: “No me pilla por sorpresa, soy consciente de la situación del club y de que había exceso de jugadores, era complicado que tuviera cabida. En su situación habría tomado la misma decisión. No es un tema deportivo ni de no haber llegado a un acuerdo. El club necesita un proyecto ilusionante y competitivo para adaptarse a la situación”. Elegancia suprema en el adiós de Jiménez. O en el hasta luego. Aparte de la vertiente deportiva, esa rendija de la que hablaba Rubia, está abierta la vía instituciones o directiva. Jiménez, hombre sensato y mesurado, es visto como un hombre de baloncesto, tiene estudios y preparación. Sería una buena imagen para la entidad, una persona más que válida. Más de uno en el club ha pensado en esa posibilidad. Pero primero se le dejará libertad para que solvente su futuro sobre la cancha, en un sentido u otro. “La verdad es que me apetece tanto dejarlo como seguir jugando, disfrutaré de cualquiera de las dos formas. No me veo como entrenador, la verdad. Ahora me apetece descansar. Si no sale nada que me atraiga, pues perfecto, tranquilidad”, reflexionaba Jiménez, que tildó de “fabulosos” sus cinco años en el Unicaja. Recuerda la Final Four como el momento culmen de su estancia en Málaga y sólo tiene buenas palabras para la afición y para el club.
Es el elegante adiós, quizá un hasta luego, de un señor del baloncesto, el eterno capitán de la mejor selección española de la historia.
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