Kameni lanza al Málaga (0-1)
Deportivo - Málaga · la crónica
Estupenda actuación del camerunés, con penalti parado incluido, que permite quebrar el histórico gafe de Riazor y devolver al equipo a posición europea. Darder marcó con parte y pillería.
Carlos Kameni. Los titulares habían olvidado su nombre; ahora llevan dos semanas destacándolo con luces intensas. Hacer dos paradas a bocajarro a Cristiano Ronaldo dan una dimensión planetaria a tu rendimiento. Pero la faena que cuajó en Riazor es de esas en las que a cada parada va minando al contrario y reforzando el trabajo del grupo. Fundamental para el triunfo. Carlos Kameni. Un agujero negro parecía habérselo tragado en los últimos dos años y medio. El camerunés está demostrando que no fue así, que sólo un tipo con gran entereza para no tirar la toalla puede responder como lo está haciendo ahora que es el actor principal de la portería. Él lanzó al Málaga, su recital de paradas ante el Deportivo hizo bueno el grandioso trabajo coral. Que perdió el brillo en las botas para ganarlo en los guantes. Pero para ganar. El día perfecto para un portero.
El Málaga nunca había ganado en Riazor. Cambió los intentos en blanco y negro por el dorado amarillo con que firmó su primera conquista gallega. Así está el Málaga ahora, brillante, intenso. Vuelve a ser sexto en la tabla. Con el mensaje del partido a partido y la coartada que dan los 24 puntos para seguir hablando de permanencia. Pero este equipo no puede engañar a sus aficionados, no está para firmar una temporada de aliño y acabar en media tabla sin pena ni gloria. Está para pedirle algo más porque su capacidad para trabajar y soñar a la vez es lo que le está catapultando a la zona noble de la clasificación. Los equipos sólidos se ven en las victorias sin brillo, como la de anoche, en los partidos en que se sufre más de lo que se ataca pero que acaban con resultado triunfal. Hasta hace muy poco el Málaga era el Dépor, ese equipo que lo intenta de todos modos y no puede. De víctima a verdugo. El cuajo del Málaga va en aumento, ya hasta ha conseguido que las bajas no sean tan decisivas porque entre quien entre se impregna de ese aura que ha desarrollado Javi Gracia, el Panoramix de este generoso grupo. Superadas las turbulencias de los partidos contra Atlético y Real Madrid, de nuevo ante un rival de su liga, el equipo blanquiazul regresó al triunfo. Ya son seis en los últimos ocho partidos, números que asustan. Y que gustan.
Llegados a este punto, en uno de esos partidos que hay que despachar como el atraco a una joyería, rápido y sin dejar huellas, el Málaga interpretó a la perfección ese rol. Como ya lo hizo en Córdoba o Anoeta, supo sufrir cuando arreciaba la tormenta y supo colarse por el respiradero que le ofrecía el partido. Kameni lo vio antes que nadie. El camerunés, que en el Espanyol dejó un buen puñado de penaltis parados, atajó el segundo de la temporada. El de Parejo acabó en gol, ante Cavaleiro se jugó el tipo para evitar el 1-0. En sólo diez minutos recogía el listón de Ochoa en ese mismo campo 72 horas antes y lo subió. En A Coruña lloraron el fallo de Cavaleiro, en México lamentaron la parada del camerunés. Kameni, Ochoa; Ochoa, Kameni. Lo realmente bueno es que no se hable de Willy Caballero.
Paró Kameni el penalti y su rechazo, jugándose el pecho ante la guadaña de Cavaleiro, y minutos después volvió a abortar el 1-0 de Helder Postiga con sus leoninos reflejos. El fútbol de élite es así. Porque la primera ocasión que llevó el foco hacia Fabricio le sacó las vergüenzas. Despejó mal, al centro, invitando a Darder a superarle en vaselina. El balear fue más listo y, tras un sobresaliente control orientado, pareció un jugador de tenis, buscó el contrapié del meta blanquiazul para dejarlo clavado. Golazo en el primer tiro a puerta. El estajanovismo también está en el abecé de Javi Gracia.
A pesar de haber muchos nombres diferentes en ambos bandos, el partido se empezó a parecer mucho al que se jugó allí mismo 72 horas antes. El Deportivo se lo creyó y fue a por todas. Pero siempre se topaba con Kameni. El Málaga demostró algo más de despliegue que en la Copa, Samu la tuvo en un buen movimiento desbaratado por Fabricio, pero flotaba la convicción de que hacía falta la sentencia del 0-2 para salir victoriosos de Riazor. Ni Duda ni Camacho lo encontraron. Por suerte, Kameni seguía sin dar una concesión. Lo que parecía una mala salida ante Toché se convirtió en un gran tapón que abortó su remate. Y luego, el piso estaba rápido, se le resbaló un disparo de Juan Domínguez pero estiró su envergadura ante Toché para convertirle la portería en una de waterpolo. La temporada está tomando muy buen color.
También te puede interesar